Engraciano González y el doctor Manuel de la Peña.

Engraciano González y el doctor Manuel de la Peña.

Ciencia

Engraciano González, 110 años, récord de longevidad en España, sobre su secreto: "No hay que enfadarse nunca"

El supercentenario español también confiesa que desde joven ha evitado tanto el tabaco como las bebidas alcohólicas.

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J. Rodríguez
Publicada

Las claves

Engraciano González celebró 110 años, convirtiéndose en uno de los supercentenarios españoles y récord de longevidad masculina en el país.

Solo el 20% de los centenarios en España son hombres; Engraciano ha superado un infarto, un cáncer y una operación de cadera.

Atribuye su longevidad a mantenerse activo, no fumar ni beber alcohol, tener buenos amigos y evitar los enfados.

Destaca la importancia de una actitud positiva, la vida social y la fe como claves para su bienestar y larga vida.

Junto a su familia y a sus compañeros de residencia, Engraciano González sopló el pasado mes de julio las 110 velas de cumpleaños. Se convirtió aquel día en supercentenario, un grupo muy selecto de la población, pero que cada vez en España cuenta con más personas.

Según el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en 2024 España alcanzó un nuevo récord de centenarios. Se calcularon un total de 16.000 españoles con más de un siglo de vida. Ahora bien, superar los 110 sigue siendo una hazaña compleja.

Y el caso de Engraciano no sólo tiene mérito por ello. Hay que tener en cuenta que sólo el 20% de los centenarios en España son hombres y, además, este anciano ha superado retos de salud muy complejos en las últimas décadas de su vida.

Tal y como explica el médico Manuel de la Peña, Engraciano tuvo un infarto a los 80 años, superó un cáncer a los 90 años y a los 100 le operaron de la cadera. Lejos de encontrarse delicado de salud, Engraciano pasea con andador por los jardines de su residencia.

Pero, ¿qué ha hecho este zamorano nacido en 1915 para llegar a esta edad tan avanzada? Él no lo sabe, dice que es el destino que le ha reservado Dios y que no puede hacer otra cosa que recibirlo, pero sí que apunta a algunas pistas que explican su estado de salud.

Engraciano explica que durante toda su vida se ha mantenido muy activo. Cuando era joven quería ser fraile, pero acabó casándose con una mujer y formando una familia. Ella ya ha fallecido, pero alcanzó los 101 años. Engraciano recuerda que era "una gloria de mujer".

Trabajó durante años en Iberia, volando incluso en los años de la Segunda Guerra Mundial. Ahora que está jubilado, camina, juega a crucigramas, al dominó y al bingo, y mantiene viva su fe rezando. El día de su cumpleaños le preguntaron por sus costumbres.

Vida en movimiento

"Ha habido hace unos días una fiesta aquí y yo estaba delante para tocar las castañuelas", asegura. "Las que trabajan aquí nos sacaron a bailar y estuve bailando el chotis, el tango y de todo". Engraciano conserva la vitalidad de un hombre mucho más joven.

Admite que nunca ha fumado, ni bebido alcohol. "Es una tontería el cigarro", afirma. "Iba algunas veces con los amigos y me daban un cigarro, pero yo lo tiraba". En cuanto al alcohol, recuerda que su padre tenía un bar y "una tienda de bebidas".

Pero, a pesar de ello, nunca le llamó la atención el consumo de alcohol. Afirma que su salud está bien y que sus niveles de colesterol están controlados y en gran parte se puede deber a esa falta de tóxicos en su día a día que ha debido juntarse con una buena genética.

Por supuesto, este supercentenario también declara que su carácter ha sido fundamental para llegar a vivir tanto. "En esta vida no hay nada más bonito que llevarse bien", explica Engraciano. "Nunca tuve un enemigo, ayudé todo lo que pude".

De hecho, cuando de la Peña le pide un consejo para que los más jóvenes lleguen a vivir 110 años como él, dice que hay que "ser amigos y salir juntos a dar el paseo y llevarse bien. No enfadarse nunca con nadie", explica este supercentenario.

Recuerda que cuando era más joven y encontraba conflictos a su alrededor solía decir: "Somos todos hermanos, tenemos que defendernos y querernos. No he hecho más que trabajar, andar, ir con mis amigos y muchas cosas en mi vida". 

De la Peña le pregunta finalmente si tiene miedo a morir, pero Engraciano asegura que no. "Creo en Dios, aquí estoy bien, pero cuando me vaya, me voy con él", explica este zamorano que quiso de joven ser sacerdote o fraile.