Helena Rodero.
Rodero (49), farmacéutica, sobre el 50-70% de tratamientos "innecesarios" con omeprazol: "De protector no tiene nada"
El uso y abuso de la prescripción y consumo de omeprazol sigue generando polémica hoy en día.
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En España y otros países occidentales, el uso del omeprazol, más conocido como "protector" de estómago, ha dado pie a un exceso de prescripción por un lado, y un abuso sin indicación médica por otro, a raíz de este error conceptual.
De hecho, se trata de uno de los fármacos más prescritos en Europa, a pesar de que existe evidencia de que el 50-70% de los tratamientos con omeprazol o derivados serían innecesarios o se estarían prolongando más allá de lo recomendable.
Y todo ello tiene consecuencias, como ha explicado la farmacéutica Helena Rodero en una entrevista en Upeka: desde malas digestiones hasta aumento del riesgo de sufrir SIBO, a pesar de que teóricamente esta familia de fármacos debería "proteger" nuestro tracto gastrointestinal, como comenta la misma experta.
Como explica Rodero: "Se utiliza mucho en España el omeprazol, que es un medicamento. Dicen que es un 'protector estomacal', que de protector no tiene nada, porque lo que hace es disminuir la secreción de ácidos estomacales y lo que hace es que perjudica la digestión".
El omeprazol y derivados pertenecen a la familia de los inhibidores de la bomba de protones o IBP, es decir, bloquean la secreción de ácido clorhídrico en las células estomacales.
Este ácido gástrico es necesario para desnaturalizar proteínas y activar la pepsina, una enzima clave en la digestión. También favorece la absorción de minerales como hierro, calcio, magnesio y zinc, además de actuar como barrera antimicrobiana frente a microorganismos potencialmente perjudiciales y colaborar en la motilidad y el vaciado gástrico.
Sin embargo, cuando se bloquea la secreción de este ácido gástrico, se llega a producir un estado de hipoclorhidria secundaria al omeprazol. En este escenario se puede producir una digestión incompleta de proteínas, con su posterior fermentación intestinal, hinchazón abdominal y dispepsia o ardor asociados, además de una alteración del tránsito y el pH gástrico.
Todo ello puede dar lugar a un sobrecrecimiento bacteriano tanto a nivel estomacal como intestinal, además de una mala absorción de micronutrientes.
Por su parte, centrándonos en el mencionado sobrecrecimiento bacteriano, diversos estudios ya han sugerido que el uso constante de omeprazol y derivados puede colaborar en un tipo de sobrecrecimiento muy conocido: el SIBO.
"Cuando nosotros hablamos del SIBO, el SIBO es que tenemos una serie de bacterias que se han ido a vivir a una zona en la que no les tocaría, es decir, al intestino delgado, porque las bacterias deberían vivir en mayor concentración en el intestino grueso, que es su casa.
Y cuando se van a vivir al intestino delgado es porque la parte de arriba, que es el estómago, no produce los ácidos necesarios para mantenerlas a raya. Y adivina quién quita los ácidos necesarios: el omeprazol".
La reducción de estos ácidos gástricos permite que tanto bacterias orales como bacterias procedentes del intestino grueso o colon acaben colonizando el intestino delgado. Y los estudios disponibles lo han confirmado: tomar omeprazol y derivados a largo plazo, especialmente más allá de los 6 meses, aumentaría el riesgo de sufrir SIBO.
Si bien es cierto que tomar omeprazol no es la causa de este sobrecrecimiento, sí colaboraría en crear un entorno predisponente al mismo al alterar las defensas gástricas naturales frente al exceso de bacterias.
Por otro lado, también existe evidencia de que el uso prolongado de estos fármacos también aumentaría el riesgo de infecciones digestivas más graves, como salmonelosis o infección por Clostridium o Campylobacter, además de colaborar en un mayor riesgo de osteoporosis por reducir la absorción de calcio, entre otros potenciales déficits nutricionales.
En conclusión, como se aplica a cualquier tipo de fármaco, el omeprazol debe usarse cuando se debe y en el rango temporal adecuado: úlceras gástricas, esofagitis erosiva, junto al tratamiento erradicador de Helicobacter pylori, en casos de hemorragias digestivas, y ejemplos similares, siendo el rango temporal medio de 4 a 8 semanas de forma habitual, pudiéndose prolongar si es necesario bajo supervisión médica. Pero no de forma cronificada.