Carmen Maura en 'El Hormiguero'.

Carmen Maura en 'El Hormiguero'.

Ciencia

Carmen Maura, sobre cómo se mantiene en forma con 80 años: "Hago este ejercicio a diario durante 45 minutos"

Realizar ejercicios físicos de fuerza, junto con una alimentación que aporte las cantidades necesarias para cuidar los músculos, es prioritario para disfrutar de una buena salud en la vejez.

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Es una de las caras más queridas del cine español y protagonista de películas icónicas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, ¡Ay, Carmela! o Mujeres al borde de un ataque de nervios. Su trayectoria profesional es envidiable, pero no es lo único que la convierte en referente. También lo es la forma en que se cuida y afronta la vida con el paso de los años.

Y ese cuidado no se basa en cremas milagrosas ni en dietas imposibles. A sus 80 años, Maura ha confesado públicamente que lo que considera su “seguro de vida” es una rigurosa rutina de fuerza. Lo curioso es que lo hace a regañadientes. “Odio las pesas”, admitía entre risas en El Hormiguero, aunque con la misma convicción añadía que son “fundamentales para los músculos”.

Esa contradicción —detestar el ejercicio, pero hacerlo de forma disciplinada— es lo que la convierte en ejemplo involuntario de salud pública. Porque su testimonio conecta con una de las grandes batallas médicas del envejecimiento: la sarcopenia.

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) advierte que la sarcopenia —la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular— es hoy uno de los principales factores de riesgo de fragilidad, caídas y dependencia en personas mayores. Afecta a la capacidad de realizar gestos cotidianos como levantarse de una silla o caminar.

La fórmula de Carmen Maura contra la sarcopenia

En este contexto, la rutina de Maura es una respuesta directa al problema. La actriz no lo llama por su nombre médico, pero entiende su lógica en términos prácticos: “Coges mucha fuerza y caminas mejor. Encima, si te caes, estás mejor preparada. Así no te caes y no se te rompe nada”.

La experiencia de Maura coincide con lo demostrado en el ensayo multicéntrico SPRINTT. Este estudio europeo, con más de 1.500 personas mayores de 70 años con fragilidad y sarcopenia, demostró que quienes siguieron un programa de actividad física multicomponente (como la combinación de pesas y aquagym que hace Maura), con asesoramiento nutricional, redujeron significativamente el riesgo de desarrollar discapacidad motora.

La actriz ha explicado que su rutina incluye ejercicios de resistencia con pesas de hasta 20 kilos y sesiones de aquagym. Esta combinación encaja con lo que los expertos llaman intervención multicomponente, que no solo mejora la fuerza muscular, sino también la movilidad, el equilibrio y la velocidad de la marcha. El entrenamiento en el agua, además, protege las articulaciones.

Además del ejercicio, la SEGG recomienda un consumo suficiente de proteína de calidad, distribuida a lo largo del día, para favorecer la síntesis muscular. Esto es fundamental porque, a partir de los 60 años, aparece la resistencia anabólica, que supone que el músculo responde peor al ejercicio y a la proteína. La única forma de contrarrestarlo es combinar el entrenamiento de fuerza con un aporte proteico adecuado.

La cara más humana de la disciplina

Si algo diferencia a Carmen Maura es que no vende su rutina como algo idílico. Al contrario, confiesa abiertamente que detesta el entrenamiento. Y, sin embargo, no falta a su cita porque sabe que es la base de su vitalidad.

Ese pragmatismo se combina con un rasgo que ella reivindica como ventaja de la edad: la libertad. “La ventaja es que puedo hacer lo que me dé la gana y decir lo que me dé la gana. Es que me da igual”, afirma entre risas.

El relato de la actriz conecta con un mensaje de salud pública muy potente: la disciplina en el presente es la que permite disfrutar de esa libertad e independencia en el futuro. El caso de Carmen Maura resume la paradoja del envejecimiento saludable: el esfuerzo diario —aunque no resulte agradable— es lo que garantiza la autonomía.

De ese modo, aquello que hoy Carmen Maura odia —esas pesas que se obliga a levantar con disciplina— es, precisamente, lo que le da la energía para seguir haciendo lo que más quiere: trabajar, disfrutar y decir lo que le dé la gana.