Brad Pitt en el Grand Prix de Abu Dhabi. Beata Zawrzel / ZUMA Press Wire

Brad Pitt en el Grand Prix de Abu Dhabi. Beata Zawrzel / ZUMA Press Wire

Ciencia

Brad Pitt, 61 años, alto y claro sobre el único alimento que toma a diario para cenar: "Sólo comida real, nada más"

El astro del cine bromea con que es "aburrido" al comer, ya que rompe el ayuno todos los días con el mismo plato.

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P. Fava
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Brad Pitt es uno de los actores y productores más reconocidos de Hollywood, con una carrera que abarca más de 35 años y numerosos éxitos tanto en taquilla como en crítica. Nacido el 18 de diciembre de 1963 en Shawnee, Oklahoma, el intérprete también se ha consolidado como un ejemplo de envejecimiento biológico saludable, con un estado de forma a los 61 años propio de una edad cronológica más joven.

Su primer papel de fama fue en Thelma & Louise (1991), y se consolidó como gran estrella en los noventa: Entrevista con el vampiro (1994), Leyendas de pasión (1994), Se7en (1995). Su regreso ha sido en la segunda década del siglo XXI, ganando el Óscar a Mejor Actor de Reparto por Once Upon a Time in Hollywood (2019) de Quentin Tarantino y protagonizando F1 en 2025, su mayor éxito de taquilla.

En lo personal, sin embargo, no es ningún secreto que Pitt ha tenido que luchar contra el alcoholismo y la depresión que sufrió en el contexto de su separación de la también actriz Angelina Jolie. Esto resalta más aún su recuperación física a los sesenta, que ha logrado con disciplina en el ejercicio físico y la alimentación.

Pitt sigue una dieta sencilla y siempre basada en los mismos alimentos clave. Según sus propias declaraciones y las de su entrenador personal, el alimento que desayuna para mantener su bajo peso y su masa muscular es una combinación de pollo (proteína magra), brócoli (vegetal fresco), y arroz integral (carbohidrato complejo).

Según bromea el propio astro, es "aburrido" porque "come lo mismo todos los días". No obstante, esa regularidad le permite mantener su energía estable, controlar su peso y sentirse ligero. Evita alimentos ultraprocesados, azúcares y refrescos, priorizando los productos frescos y naturales. Acompaña este tipo de dieta con ejercicio y hábitos saludables como la hidratación y la creatividad en su rutina.

"Sólo necesito comida real, nada más", subraya. En ese sentido, el consumo de proteína magra que acompaña al pollo es muy importante a partir de la mediana edad, cuando comenzamos a perder masa muscular y ósea. Se trata además de una carne blanca que se puede consumir con regularidad, al contrario que las carnes rojas.

El pollo tiene proteínas con alto valor biológico y es bajo en calorías, sobre todo cuando se consume sin piel, que es donde se aloja la mayoría de su grasa, mayoritariamente monoinsaturada. Tiene 167 calorías por cada 100 gramos, pero hay partes del ave que son más calóricos que otras. Precisamente, la pechuga que nos sugieren usar desde Harvard es una de las partes más ligeras

El brócoli, como la abrumadora mayoría de las verduras, tiene un contenido calórico muy bajo debido a que el 90% de su composición es agua y apenas contiene grasa. En concreto, una ración de 100 gramos aporta unas 38 kilocalorías a nuestro organismo en su versión cruda.

La Fundación Española del Corazón destaca además su contenido en ácido fólico, zinc, hierro, calcio, vitamina k y antioxidantes, por lo que se trata de un alimento que ayuda a reducir el riesgo de accidentes vasculares.

En el brócoli también podemos encontrar una importante cantidad de potasio, que contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos. Es una buena fuente de vitamina C (de hecho, tiene más vitamina C que la naranja) y folatos.

Finalmente, el arroz integral, al contrario que el blanco, contiene carbohidratos complejos. Estos no se metabolizan tan fácilmente como los que contienen los alimentos refinados, y la fibra alimentaria que los acompaña ralentizará todavía más el proceso, evitando los picos de glucemia (azúcar en sangre.

Basta añadir que los picos glucémicos también están relacionados con la ganancia de peso y la obesidad para concluir que la transición del arroz blanco al integral es interesante por múltiples motivos.