El componente responsable de sus propiedades funcionales es el glucomanano.

El componente responsable de sus propiedades funcionales es el glucomanano. Pexels

Ciencia

La innovadora pasta saludable que arrasa en España: ayuda a adelgazar, baja el colesterol y mejora la salud intestinal

La textura y características únicas de este producto natural lo convierten en el sustituto perfecto para reducir calorías y carbohidratos en tu dieta.

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Promocionado como un apoyo natural para adelgazar, el konjac ha ganado espacio en el mercado europeo en forma de cápsulas, suplementos saciantes y fideos bajos en calorías.

Esta planta originaria de Asia —conocida también como Amorphophallus konjac o "lengua del diablo"— es rica en glucomanano, una fibra soluble con efectos saciantes y reguladores del colesterol, muy valorada por sus aplicaciones en el control de peso.

Durante siglos, el konjac ha formado parte de la cocina y la medicina tradicional en países como Japón, China o Indonesia. De su bulbo subterráneo se obtiene una harina que puede transformarse en gelatina, gominolas, cápsulas o los conocidos fideos shirataki, prácticamente sin calorías.

El componente responsable de sus propiedades funcionales es el glucomanano, un polisacárido de alto peso molecular cuya eficacia ha sido reconocida por organismos como la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y la AESAN.

Aunque sus efectos sobre la saciedad, el colesterol y el tránsito intestinal están respaldados por estudios científicos, los beneficios de su consumo han generado también debates y posicionamientos encontrados entre defensores y detractores.

Lo cierto es que, como ocurre con cualquier alimento funcional, su efectividad depende tanto de la dosis como del contexto en el que se consuma.

El control del colesterol

El glucomanano puede absorber hasta 50 veces su peso en agua. Al expandirse en el estómago, forma una barrera que ralentiza la digestión y prolonga la sensación de plenitud.

Este efecto saciante reduce la ingesta calórica posterior, motivo por el que se utiliza con frecuencia en estrategias de pérdida de peso.

Además, disminuye la velocidad de absorción de azúcares y grasas, lo que favorece un mejor control glucémico y lipídico.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoce que el glucomanano ayuda a mantener niveles normales de colesterol si se consumen 4 gramos al día.

También tiene un efecto prebiótico beneficioso para la microbiota intestinal y mejora el tránsito en personas con estreñimiento leve. En el contexto del control de peso, la dosis eficaz establecida por la EFSA es de 3 gramos diarios, repartidos en tres tomas antes de las comidas principales.

Este efecto saciante, unido a su textura gelatinosa similar a la de la chía, ha convertido al konjac en un sustituto de la pasta, el arroz o incluso la harina, especialmente entre quienes buscan reducir la cantidad de carbohidratos y calorías sin renunciar al volumen en el plato.

Sin embargo, los expertos recuerdan que no debe desplazar a alimentos reales como frutas, verduras, legumbres o cereales integrales.

Algunos nutricionistas se muestran críticos con el konjac. “No tiene calorías, ni grasas, ni proteínas, ni apenas hidratos. Es como si me dices que quieres adelgazar comiendo poliespán”, señalaba en este artículo de EL ESPAÑOL el dietista-nutricionista Daniel Ursúa.

Según él, este tipo de pasta “no nutre” y puede generar una falsa sensación de seguridad, sobre todo cuando se acompaña de salsas ultraprocesadas que comprometen los objetivos de salud.

Como complemento, el glucomanano exige precauciones. Cada toma debe ir acompañada de uno o dos vasos de agua.

Si no se hidrata adecuadamente, puede expandirse antes de llegar al estómago y provocar obstrucciones, sobre todo en personas con dificultades para tragar o problemas esofágicos.

También está desaconsejado justo antes de acostarse y debe tomarse separado de los medicamentos, ya que puede interferir en su absorción.

Pasta con pocos carbohidratos

Más allá de los suplementos, el konjac se consume también como alimento en forma de fideos shirataki, originarios de Japón. Elaborados con su harina, apenas aportan calorías —alrededor de 7 kcal por cada 100 gramos— y contienen muy pocos carbohidratos netos. Son populares entre quienes siguen dietas cetogénicas o buscan reducir su ingesta calórica sin renunciar a la textura de la pasta.

Los fideos shirataki se venden envasados en líquido y están precocinados. Antes de usarlos, conviene enjuagarlos bien bajo el grifo para eliminar su olor característico que puede recordar al del pescado, resultado del proceso de conservación. Una vez aclarados, se pueden escurrir y cocinar como si fueran cualquier otro fideo.

La forma más habitual de prepararlos es salteados en sartén durante unos minutos, lo que mejora su textura. También pueden añadirse directamente a sopas, caldos o woks, o utilizarse como base para platos con salsa, como sustituto de la pasta convencional. No requieren cocción prolongada y combinan bien con ingredientes vegetales, proteínas magras y aliños suaves.