
David Pérez y Ahimsa Campos-Arceiz valoran positivamente su experiencia, de unos cinco años, como investigadores en China.
La 'huida' de David, Ahimsa y otros científicos españoles a China: "Ofrecían condiciones inalcanzables en España"
El país asiático trata de conseguir a los mejores investigadores, tanto nacionales como internacionales, con recursos que en otras zonas serían "inalcanzables".
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El ataque de Donald Trump al mundo académico afecta, entre otros, a estudiantes e investigadores extranjeros. Aunque hay países en los que el riesgo es mayor por la direccionalidad de estas decisiones. Es el caso de China.
A finales de mayo, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, anunció que comenzarían a revocar los visados de los estudiantes chinos y a revisar las solicitudes de visado procedentes de esta región.
No parece que vaya a ser una mala noticia del todo para China, que podría aprovechar para que más investigadores opten por regresar a su país de origen.
También es una oportunidad para captar talento extranjero, como ya ha tratado de hacer el gigante asiático en anteriores ocasiones. Aunque el resultado no siempre era exitoso.
Y es que a algunos países (entre ellos, Estados Unidos) les preocupaba que a través de los programas de captación, como el Plan de los Mil Talentos, China pudiera hacerse con información que iba más allá del ámbito científico.
No será por dinero
Lo que sí parece claro es que en esta ocasión no va a ser un problema de dinero para China, que es consciente de que los investigadores tienen en cuenta sus propias condiciones y las de quienes les rodean.
De ahí que no sólo les ofrezcan a ellos cantidades suculentas (algunas zonas del país proporcionarán más de 100.000 euros a estudiantes extranjeros de doctorado).
También tratan de atraer a las familias. Y no lo hacen únicamente con dinero, sino con otras facilidades como acceso a la vivienda, asistencia sanitaria o puestos de trabajo para los cónyuges.
Para David Pérez, estos "planes integrales" son uno de los principales motivos por los que "este país va a la velocidad que va": "Te ofrecen todas las condiciones para que hagas tu trabajo y para que tu entorno sea feliz".
Este físico español lo sabe de primera mano: lleva en China desde 2019 como investigador de la Universidad de Zhejiang, una de las más prestigiosas a nivel mundial.

El físico David Pérez de Lara trabajar en la Universidad de Zhejiang.
Su llegada fue fruto de "un momento de desencanto en España", adonde había vuelto tras 10 años en el extranjero. "En China me ofrecían puertas que eran inalcanzables allí", cuenta por videollamada a EL ESPAÑOL.
Una vez asentado, se dio cuenta de que no había punto de comparación "en ningún sentido": "A nivel de investigación, hay muchos fondos de financiación".
Ha conseguido incluso un plan nacional de talento, en el que se contempla la opción de dar dinero al investigador para que se compre una casa. Este tipo de subsidios "pueden llegar a equivaler a un salario español".
Aun así, le sorprende que la cantidad de extranjeros sea "muy reducida" para "un país que está en el top mundial". Y es que, según los últimos datos de Nature Index Research Leaders, hasta 8 de las 10 instituciones líderes en investigación del mundo provienen de China.
Ya no necesitan extranjeros
Este dominio tiene consecuencias negativas para los investigadores extranjeros. Así lo ha podido comprobar Ahimsa Campos-Arceiz, quien forma parte de los cerca de 100 científicos españoles que, según estiman desde la Red de Investigadores España-China (RICE), investigan en el país asiático.
En su caso, lo hace desde el Jardín Botánico Tropical de Xishuangbanna, que es parte de la Academia China de las Ciencias. Y también lleva unos cinco años en el país.
Nada más llegar le hicieron saber que no era estrictamente necesario: "Varios colegas me dijeron que al principio contrataban a extranjeros para aumentar el nivel.

Ahimsa Campos-Arceiz es investigador en el el Jardín Botánico Tropical de Xishuangbanna.
Ahora lo hacen por otros motivos que poco tienen que ver con el talento, pues "ya consideran que tienen suficientes investigadores que son mejores" que los de fuera.
"Atraemos mucho valor, pero no somos los buenos", sintetiza Campos-Arceiz, que es uno de los cuatro investigadores principales extranjeros que hay en su centro. Aunque ninguno de ellos son "los punteros".
Los propios investigadores del país corroboran que ha habido este cambio en los últimos años.
Según ha señalado el investigador de política científica de la Universidad de Hong Kong Wanbo Wang a Nature, "hace dos décadas, los talentos extranjeros habrían sido considerados la flor y nata. Pero hoy en día la reserva de talento dentro de China es bastante amplia".
La adaptación es compleja
Es cierto que también tratar de captar el mejor talento fuera de sus fronteras. Aunque, en realidad, terminan siendo investigadores chinos que regresan a su país tras haber estado en las mejores universidades del mundo, como apunta Pérez.
Pese a que la inversión de los últimos años ha sido "muy grande", ya está comenzando a haber cierta saturación, con una competitividad que "es ahora mucho más alta".
Aun así, la mayoría de los que llegan siguen siendo de China. El investigador de la Universidad de Zhejiang cree que esto puede deberse a varios motivos, entre los que se encuentra la "compleja adaptación" y la percepción que tienen los investigadores extranjeros del país.
En algunos casos puede ser acertada puesto que se dan escenas que serían difícilmente impensables en otras zonas. Por ejemplo, "la primera pregunta que te hacen en las reuniones es tantear cuál es tu opinión de la no democracia".
En estos encuentros hay políticos porque "el partido está en todo" y "aunque uno no quiera, todo está politizado", incluida la financiación.
"Los recursos económicos con los que cuento son todos públicos", dice Campos-Arceiz, que lleva investigando en el continente asiático desde 2002, pasando por Japón, Malasia y Singapur. Pero ahora, en China, ya ni siquiera se molesta en pedir dinero a inversores privados.

El presidente chino, Xi Jinping, conversa con investigadores en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Macao.
Aunque no todo es oro lo que reluce. Por un lado, el nivel de "secretismo" es tal que no es posible tener un documento con el que poder demostrar, por ejemplo, que se es beneficiario de un plan nacional.
Además, la mentalidad es "tan distinta" que si se firma un contrato, puede que en unos días ya no tenga ninguna validez porque lo hayan modificado ("a mejor o a peor").
"He estado en muchos sitios investigando", comenta Pérez, "y ninguno es comparable al desafío que representa hacerlo en China".
Es presente y futuro
Los dos investigadores entrevistados por este periódico consideran que China lleva ya tiempo aprovechándose de la situación en EEUU, aunque con las recientes medidas "le ha hecho un favor" al país asiático, que "está marcando el presente" y "también lo hará en el futuro".
No descartan que cada vez haya más científicos, tanto de España como de otros lugares, que como ellos miren hacia Oriente para afianzar su carrera.
El propio Campos-Arceiz se encontró ante esta tesitura al comienzo de su trayectoria y cree que "fue una de las mejores decisiones" que ha tomado en su vida.
Por eso cuando habla con estudiantes de EEUU lamenta que, aunque sean muy inteligentes, un alto porcentaje va a terminar trabajando en la famosa cadena de cafetería estadounidense.
Ambos regresarían a España por "motivos muy personales" (uno de ellos, de hecho, ya se lo está planteado). Cuando lo hacen, se dan cuenta de que en algunos casos no ha cambiado la imagen que se tiene de China.
"En Occidente no se han dado cuenta de lo que ha pasado aquí en los últimos 15 años", concluye Campos-Arceiz.