Fernando Sinovas Mozo (Valladolid, 1996) y Hugo García Fuente (Valladolid, 1990) son dos jóvenes pucelanos que el pasado 24 de agosto del año 2023 abrieron ‘La Barra del Hidalgo’, un local con mucho encanto que se ubica en la calle Ferrari, número 8, que también conserva una gran historia detrás, justo en el corazón de la ciudad pucelana, en la Plaza Mayor.

Y es que, este local fue, desde el año 1969 y hasta el 2012, la conocida como ‘Taberna del Hidalgo’. Ahora, vuelve a la vida de la mano de estos dos jóvenes que quieren rendir un gran homenaje, a base de esfuerzo, sacrificio y buenos platos, en una profesión tan sufrida como la hostelera, a los abuelos y también al padre de Fernando.

“Comenzamos en el mundo hostelero hace dos años y medio. Abrimos La Divina Comedia. Un bar de copas que se sitúa en la Plaza de Cantarranas. Un año más tarde, abrimos La Taberna Mianka, un restaurante ubicado en el Paseo del Renacimiento número 4 y ahora nos lanzamos a la aventura con ‘La Barra del Hidalgo’”, como explica Hugo.

Ganas, trabajo e ilusión no les falta a estos dos amigos que quieren triunfar en su nuevo y especial proyecto dando el mejor de los tratos a sus clientes en pleno centro de Pucela.

Un precioso homenaje

“La idea de abrir ‘La Barra del Hidalgo’ surge con el fin de homenajear a mis abuelos y también a mi padre: Javier Sinovas, que dieron vida a la famosa Taberna del Hidalgo que acabó cerrando sus puertas tras 43 años de vida. Buscábamos continuar dando vida a la historia de este gran local”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Fernando.

Una taberna que dio de comer a miles y miles de vallisoletanos entre los años 1969 y 2012, pero que tuvo que cerrar sus puertas a consecuencia de la crisis económica que azotaba a nuestro país por esa época. También ofreció los mejores productos a los forasteros. Muchos de ellos conocían el lugar y, tras visitar la ciudad, se deleitaban con los mejores platos del establecimiento hostelero.

Ahora, con la puesta en marcha de La Barra del Hidalgo se cumple un sueño y se da un homenaje a la Taberna del Hidalgo.

La Barra del Hidalgo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Clásicos y una barra llena de pinchos

En ‘La Barra del Hidalgo’ ofrecen clásicos de los de toda la vida de la antigua taberna como pueden ser sus torreznos, mollejas, oreja y, como no, el famoso “Hidalguito”, a base de solomillo con queso y pimientos. Elaboraciones tradicionales que quitan el sentido y que, además, hacen que el cliente se vaya con la mejor de las sonrisas del local.

“Queremos destacar que ofrecemos también platos que están elaborados por nuestro chef ejecutivo que es Diego Bernier. Están teniendo mucho éxito entre nuestros clientes. Entre ellos destaca el falso risotto carbonara, la hamburguesa de entraña, la minihamburguesa de steak tartar o las carrilleras PX. Todo está buenísimo”, nos confiesa Fernando.

Además de todas estas delicitas, ‘La Barra del Hidalgo’ también cuenta con muchos pinchos, ubicados precisamente y valga la redundancia, en la barra, para poder picar y todos los días cuentan con una tapa de consumición, ya sea un guiso elaborado en el día o unos huevos fritos.

Los pinchos de La Barra del Hidalgo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Hosteleros por vocación

“En todos nuestros proyectos hemos puesto muchísimas ganas e ilusión. Trabajamos en nuestros negocios con el fin de que todo salga bien. Estamos muy pendientes de ellos. Nos encanta lo que hacemos y, lo más bonito, es que somos hosteleros y nos dedicamos a la hostelería por vocación”, añade Hugo.

La idea de los dos amigos pasa por continuar trabajando juntos en todos los proyectos que tienen ya en marcha y, si surge alguna nueva oportunidad, lanzarse a la aventura. A una más.

“Después de la Navidad haremos, a diario, un menú del día y volveremos a retomar el famoso cocido. Lo haremos exactamente igual que hace años se hacía en la taberna. Con la misma receta y para chuparse los dedos”, finaliza Fernando.

La Taberna del Hidalgo, un local de referencia en Valladolid, resucita años después para honrar la memoria de un establecimiento hostelero único.