El presidente de Aragón, Jorge Azcón, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, la presidenta de Extremadura, María Guardiola, y el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, el pasado mes de mayo
El gran objetivo de Guardiola que Mañueco querría para sí: forzar la abstención de PSOE o Vox y gobernar en solitario
El PP de Castilla y León saldría reforzado, y podría presentarse como voto útil de la derecha en las elecciones de marzo, si los socialistas o los de Abascal facilitan la investidura de la presidenta de Extremadura.
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El resultado de las elecciones autonómicas de Extremadura ha abierto una ventana de oportunidad para el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. La presidenta extremeña y candidata del PP en los comicios de este domingo, María Guardiola, que se impuso en las urnas, aunque no alcanzó la tan ansiada mayoría absoluta, ha mostrado su clara intención de gobernar en solitario con la abstención de Vox o el PSOE, un objetivo que Mañueco querría para sí tras las elecciones autonómicas de marzo en Castilla y León.
El PP obtuvo 29 diputados en la Asamblea de Extremadura, sumando uno en relación a sus resultados de 2023, frente a los 18 del PSOE −que se desplomó y perdió 10−, los 11 de Vox −que sumó seis a los cinco con los que contaba− y los 7 de Unidas por Extremadura, la coalición entre Izquierda Unida, Podemos y Alianza Verde, que consiguió tres representantes más que en los anteriores comicios. Guardiola logró el objetivo de sumar más diputados que toda la izquierda junta pero se quedó a cuatro de la mayoría absoluta.
La presidenta de Extremadura ha insistido desde que se conocieron los resultados en su propósito de gobernar en solitario, el mismo objetivo de Mañueco tras los comicios de marzo en Castilla y León. "Lo que los extremeños piden es que tengamos un gobierno en solitario y que podamos llegar a acuerdos, que podamos seguir impulsando esas políticas que han conseguido las mejores cotas de progreso de Extremadura", señalaba este mismo martes Guardiola.
Una propuesta de abstención para dejar gobernar al PP que ya ha deslizado el histórico dirigente socialista extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que presidió esa comunidad entre 1983 y 2007, y que, de producirse, permitiría a los populares presentarse como el voto útil de la derecha en Castilla y León. La propia Guardiola ha asegurado que la propuesta de Ibarra tiene "mucho sentido" y ha instado a Vox a plantearse también la abstención para después "llegar a acuerdos" en materias clave como los presupuestos autonómicos.
Una abstención clave en Extremadura
La posibilidad de que PSOE o Vox se abstuvieran en la investidura para permitir gobernar a la lista más votada, que en el caso de Extremadura fue el PP, abriría un tiempo nuevo que podría tener continuidad en Castilla y León. Mañueco aspira a conseguir la mayoría absoluta en las elecciones de marzo para poder gobernar con mayor comodidad y libertad que en la XI Legislatura, cuando compartió gobierno con Vox durante dos años, entre 2022 y 2024, y ahora lleva año y medio en minoría con serias dificultades para aprobar leyes en las Cortes.
Su objetivo, pues, es poder llevar a cabo su gestión, que califica como "útil y eficaz" para los ciudadanos, con las manos libres y zafarse de la dependencia del partido de Santiago Abascal. El mismo objetivo que tenía Guardiola en Extremadura, aunque finalmente no consiguió su propósito de alcanzar los 33 diputados en la Asamblea ante el fuerte ascenso de Vox.
Con todo, en Extremadura ya se suceden los movimientos por parte de los populares para forzar a PSOE o Vox a esa abstención y Mañueco observa con atención, ya que, en el caso de que no logre su objetivo de llegar a la mayoría absoluta en las Cortes, podría tratar de lograr ese mismo propósito dentro de cuatro meses en la Comunidad.
Guardiola cuenta con varios ases en la manga que podría replicar el presidente de la Junta en Castilla y León. Los dos dirigentes populares son conscientes de que el PSOE basa gran parte de su estrategia en alentar el miedo a Vox y presentarse como el voto útil contra la "ultraderecha" y sería difícilmente justificable un bloqueo por parte de los socialistas que obligase al PP a pactar con los de Abascal.
Se trataría de un movimiento que dejaría bien a las claras que el objetivo real del PSOE no es que Vox no toque poder sino que los populares se vean obligados a pactar con ellos para que se retraten y poder seguir contando con artillería electoral para acusar a los de Feijóo de ir de la mano de la "ultraderecha".
Por su parte, Vox tampoco puede permitirse instalarse en el bloqueo permanente, o exigir condiciones inasumibles, ya que un amplio porcentaje de sus votantes provienen del PP y penalizarían a buen seguro esa actitud por parte de los de Abascal si se repitiesen elecciones en Extremadura, sobre todo tras la amplia victoria del bloque de derechas en los comicios del pasado domingo, que permitiría a PP y Vox legislar con comodidad con pactos puntuales en la Asamblea regional.
Guardiola ha insistido este mismo martes en que los ciudadanos han sido "muy contundentes" y en que "más de un 60%" de los electores quieren que gobierne el centroderecha en Extremadura". "Vox si quiere llegar a acuerdos, puede llegar a acuerdos", ha asegurado la presidenta de Extremadura, que ha afeado a los de Abascal que pretendan negociar con "imposiciones, amenazas, ataques e insultos".
Por ahora, tanto PSOE como Vox se mantienen en sus trece. Abascal ha insistido en que los votos de Vox no serán "invisibilizados" y que la pelota está "en el tejado" de los populares y los socialistas extremeños, por ahora, han rechazado la propuesta de Ibarra. Pero quedan semanas de negociaciones y la posibilidad de que se permita gobernar a la lista más votada en la región extremeña se ha abierto como una posibilidad nada desdeñable que templaría el ambiente político en un contexto de creciente polarización.
El objetivo de Mañueco
El principal objetivo de Mañueco en las elecciones de marzo es alcanzar los 42 escaños que le permitirían −una vez el número total de representantes en las Cortes ascenderá en la próxima legislatura de 81 a 82− gobernar con mayoría absoluta o, en su lugar, quedar lo suficientemente cerca de esa cifra para poder gobernar con el apoyo de los partidos provinciales: la Unión del Pueblo Leonés (UPL), Soria ¡Ya! y Por Ávila, que, entre los tres, sumarán, a buen seguro, más de cinco representantes.
Con todo, existe la posibilidad de que el crecimiento del PP en los comicios, al igual que en el caso de Extremadura, no sea suficiente y que Mañueco obtenga pocos escaños más que los 31 con los que cuenta en la actualidad, con lo que se activaría la posibilidad de que los populares tratasen de forzar la abstención del PSOE de Carlos Martínez o de Vox, que aún no cuenta con candidato, para tratar de gobernar en solitario en la Comunidad y acordar después pactos puntuales en las Cortes.
En el caso de los socialistas, Martínez ha ofrecido en más de una ocasión al presidente de la Junta que gobierne la lista más votada y desde que llegó a la Secretaría General del PSOE de Castilla y León, en enero de este año, optó por una política de mano tendida al presidente de la Junta, ofreciéndose a negociar cuestiones como los presupuestos o la Ley de Violencia de Género e insistiendo en la necesidad de impulsar un "cordón sanitario" que impida que Vox regrese al poder en la Comunidad.
Si el dirigente socialista es coherente y mantiene la misma línea tras las elecciones, en contraposición a la apuesta por la confrontación que caracterizó a su predecesor, Luis Tudanca, podría abrirse a la posibilidad de abstenerse para permitir que gobernasen los populares, si estos se mantienen, como vaticinan todas las encuestas, como primera fuerza en las Cortes en las elecciones de marzo. Un bloqueo por parte de los de Martínez dejaría en entredicho su insistencia en el citado cordón sanitario a Vox.
Se trata de una posibilidad, además, deslizada ya por el alcalde de León, el socialista José Antonio Diez. "Antes de evitar igual la entrada de un gobierno de Vox o de unas nuevas elecciones, no sé si se planteará alguna abstención en la investidura o alguna cuestión de este tipo, algo que también se ha barajado hace muchísimo tiempo en otros comicios y a lo que yo también he sido bastante favorable aquí en Castilla y León", afirmaba este martes en una entrevista.
Por su parte, los de Abascal han mantenido un constante enfrentamiento con los populares en las Cortes desde que salieron del Gobierno autonómico, en julio de 2024, pero es previsible que las aguas se templen si el candidato escogido para los comicios de marzo es el presidente de la Cámara, Carlos Pollán, frente al combativo portavoz David Hierro. Además, el PP lleva meses insistiendo en una supuesta "pinza" de Vox con el PSOE que no deja en buen lugar al partido frente a sus votantes, mayoritariamente conservadores.
La formación de Abascal ha insistido en que, a la hora de negociar, echará mano del "gurruño" −las propuestas que presentó para negociar los presupuestos del año pasado y que Mañueco arrugó y tiró al suelo en las Cortes− pero insistir en condiciones inasumibles, o que excedan las competencias autonómicas, podría provocar un bloqueo que condujese a un adelanto electoral que penalizaría a Vox. Una situación que no convendría a la formación en un momento de auge nacional.
El presidente de la Junta observa con atención los movimientos en Extremadura, consciente de que si finalmente PSOE o Vox se abstienen para permitir gobernar a Guardiola eso sería favorable para sus intereses. Mañueco aspira a presentarse como el voto útil de la derecha en la Comunidad y, a su vez, le convendría que el bipartidismo saliese reforzado, con el objetivo de gobernar con comodidad tras las elecciones de marzo y dejar atrás cuatro años de dificultades parlamentarias en la Comunidad.