El presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, durante la reunión con el candidato socialista, Luis Tudanca, este lunes en las Cortes.

El presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, durante la reunión con el candidato socialista, Luis Tudanca, este lunes en las Cortes.

Región Elecciones Castilla y León 13F 2022

El dilema de Mañueco: la abstención del PSOE se aleja tras la primera reunión y Vox no cede

La situación de bloqueo se agrava y la sombra de la repetición de elecciones acecha cada vez más

22 febrero, 2022 07:00

Noticias relacionadas

La sombra de la repetición de elecciones acecha cada vez más en Castilla y León. El presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, se encuentra ante la disyuntiva crucial de decidir si da luz verde a la que parece su única posibilidad de continuar cuatro años más en la presidencia de la Junta y evitar esa nueva convocatoria electoral: dar entrada a Vox en el nuevo Ejecutivo. La posibilidad de una abstención del PSOE –la otra alternativa de Mañueco para continuar en el poder– se ha difuminado casi por completo tras la infructuosa reunión del candidato popular con el líder del PSOE en la región, Luis Tudanca, celebrada este lunes en las Cortes.

En este encuentro, el candidato socialista puso como condición sine qua non para permitir gobernar a Mañueco la creación de un cordón sanitario que aísle a Vox, tanto a nivel autonómico como en las alcaldías en los que los populares tienen pactos con Vox, algo a lo que se negó el candidato del PP, que se muestra abierto al diálogo con todas las fuerzas políticas. Además, esta reunión acabó de forma abrupta después de que Tudanca asegurase que “lo que diferencia” al PSOE del PP “es la corrupción” y, acto seguido, Mañueco se levantara de la mesa y decidiera marcharse. “Te dije que en cuanto utilizaras la palabra corrupción me levantaba y me iba”, aseguró Tudanca que le espetó Mañueco, algo que el candidato popular ha negado posteriormente.

Una reunión infructuosa

El distanciamiento entre PP y PSOE –muy visible en la región desde la moción de censura fallida de marzo de 2021 y tras una campaña electoral con duros ataques cruzados– parece tornarse irreversible por momentos. Mientras Tudanca denunciaba la ruptura unilateral de la reunión por parte del presidente en funciones, Mañueco aseguraba que el candidato socialista no había puesto ninguna facilidad para el diálogo y que no había querido recoger el guante de la “política de mano tendida” que le había ofrecido.

El candidato popular enumeró una serie de cuestiones sobre las que, según él, había propuesto a Tudanca crear un grupo de trabajo, algo a lo que se habría negado en rotundo. Mañueco definió a Tudanca como “una marioneta de las instrucciones de Sánchez” y criticó su insistencia en la petición de ese cordón sanitario a Vox, compartida con la dirección nacional del PSOE y expresada en varias ocasiones por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en vez de “hablar del futuro de Castilla y León”. Esta reunión no será la última entre Mañueco y Tudanca, pero el estrepitoso fracaso de la misma y que ambas partes la hayan calificado como “decepcionante” no augura que las conversaciones entre populares y socialistas vayan a llegar a buen puerto. Una vez descartada la posibilidad de la abstención del PSOE la única opción de Mañueco es Vox.

Vox sigue exigiendo entrar en el Gobierno

La formación de Juan García-Gallardo continúa insistiendo en la petición de entrar en el nuevo Gobierno autonómico, en la línea ya anunciada durante la campaña, y por ahora continúa sin ceder a las pretensiones de Mañueco, que ha insistido en múltiples ocasiones en su preferencia por un “Gobierno en solitario”, aunque si que se muestra dispuesto a un pacto programático con Vox que le garantizase su apoyo de forma externa. “O entramos en el Gobierno para dar un cambio de rumbo a Castilla y León, planteando alternativa, aplicando políticas de Vox, o votaremos en contra”, insistía García-Gallardo este lunes, aunque se mostraba abierto a “ceder” en cuestiones programáticas, en base a la representación que les han otorgado las urnas, 13 procuradores.

Con todo, el candidato de Vox incidía en una idea ya deslizada por el líder nacional de su partido, Santiago Abascal, durante los últimos días. “Vamos a pedir el mismo respeto que se tuvo con los votantes de Ciudadanos”, aseguraba García-Gallardo, haciendo referencia a que Mañueco otorgó cuatro consejerías, la vicepresidencia y la presidencia de las Cortes a la formación liberal tras el pacto alcanzado después de las elecciones autonómicas de 2019, cuando Ciudadanos sacó 12 escaños, mientras que ahora se niega a dar entrada a Vox en el Ejecutivo contando con uno más.

La guerra interna del PP: una ventana de oportunidad para Mañueco

Vox no parece dispuesto a ceder en sus pretensiones y la opción de una abstención del PSOE parece cada vez más alejada, con lo que terminar dando entrada a los de Abascal en el nuevo Ejecutivo parece la única opción posible de evitar la repetición de elecciones. Mañueco se encuentra en una complicada disyuntiva en un momento en el que la situación del PP a nivel nacional es crítica y esto podría condicionar de forma evidente el devenir de los acontecimientos en Castilla y León. La dirección nacional encabezada por Pablo Casado marcó al presidente en funciones la línea a seguir solo 24 horas después de conocerse el resultado electoral: el líder popular apostó por un Gobierno en solitario del PP e hizo un duro discurso contra Vox a los que tildó de “populistas y radicales”. Mañueco suscribió la postura oficial marcada desde Génova y lo mismo hicieron otros destacados dirigentes del partido. Todos menos una: Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta madrileña se abrió desde un primer momento a un pacto con la formación de García-Gallardo y aseguró que el PP no debería preocuparse sobre lo que opinen otros partidos sobre sus acuerdos. “Que no nos importe lo que piense la izquierda sobre nuestros pactos”, afirmó con rotundidad, contradiciendo –y no era la primera vez– la línea oficial marcada por Casado. La guerra interna abierta de forma descarada desde el pasado jueves, cuando se filtró a los medios el supuesto espionaje de Génova a la presidenta madrileña por un contrato adjudicado a su hermano, ha generado un movimiento de defensa de Ayuso que desembocó en la manifestación de más de 3.000 personas en torno a la sede del PP este domingo. El liderazgo de Casado es cada vez más tambaleante y varios importantes dirigentes del partido, como el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, se han mostrado partidarios de un Congreso extraordinario que ponga fin a la crisis, y al liderazgo de Casado.

La debilidad del todavía líder popular ha provocado que la línea oficial marcada para los pactos en Castilla y León tenga cada vez unos cimientos más endebles y Mañueco está iniciando un discreto acercamiento a Ayuso, el valor en alza del partido en este momento, a quien ya definió como “el mejor ejemplo de éxito del PP” en campaña. Este martes se reunirán en Madrid Ayuso, Mañueco, Feijóo y el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que podrían conformar un tándem de cara a ese futuro Congreso y que coinciden en que la salida de Casado es la única opción para la supervivencia del PP. Los movimientos en la dirección nacional han dado alas al presidente en funciones para reforzar su autonomía –hoy remarcó que el destino de Castilla y León se decidiría en la región– y la opción de echarse en brazos de Vox, que cuenta con el beneplácito de la líder de la rebelión interna contra un Casado en retirada, no parece ya tan imposible.