No sabemos qué pensar sobre si el tropiezo de la ley Montero ha servido para tapar temas como la sedición, la malversación, la valla de Melilla y la entrada en prisión o indulto del caso de los ERE. Sea lo que sea vamos viendo que quiénes nos gobiernan van encadenando supuestamente meteduras de pata una tras otra más grande que la anterior. El ciudadano de a pie cada día está más rayado y prefiere no pensar ante una inflación temerosa que empieza a devorarle por el tobillo. Hay un cierto clamor de parte de los que tienen tiempo de pensar contra la nueva selectividad ya que parece que quiere justificar que nuestros jóvenes no saben leer, ni entender, ni argumentar, ni pensar, ni analizar, ni siquiera escribir, y así incapacitarlos para la vida profesional. Los supuestos estudiantes cada vez son más los analfabetos funcionales al acabar la ESO. Se reducen considerablemente los contenidos de lengua y literatura que deben dominar.
Tampoco es motivo, que violadores, pederastas y demás adláteres vayan a salir de la cárcel o vean reducidas sus penas, para que toda la oposición proponga una moción de censura, ni sirva para que la ciudadanía proteste de alguna forma contra lo que se le está cayendo encima. Nos quieren hacer creer que los jueces no saben interpretar la ley, aunque al paso que van las cosas si el que hace las leyes no tiene ni idea el que las tiene que aplicar va camino de los mismos. La violencia y la delincuencia parece que está sirviendo para que perdamos más libertad cada día. De las chupipandis creadoras de los puntos violetas, llegan las puertas violetas una idea chulísima para que cuando quieran agredirte las atravieses y te sientas protegida, en esto se va gastando el dinero.
Para suprimir a la ciudadanía se empieza por privarlos de su historia, se destruyen los libros, la cultura y se les inventa otra cultura y otros libros; después los ciudadanos empiezan a olvidar lo que son y lo que fueron. Pasa lo mismo en las familias cuando los padres o los abuelos no transmiten su memoria. Al final no se es nada, pues olvidamos rápido.
En 1970 se afirmaba que sólo quedaban combustibles fósiles para diez años y que tendríamos que respirar con máscaras de gas en las ciudades por la contaminación. Los hippies que no eran tan veganos pero fumaban hierba no cesaban de lanzar soflamas de que se acaba el planeta. Por lo visto no hemos evolucionado aunque parece que somos más tontos pues ahora nos hemos empeñado en electrificarnos a costa del litio y de otros metales raros, que para obtenerlos se deja mayor huella de carbono en el planeta. Por otro lado, no tenemos cobertura eléctrica para recargar tanto vehículo ni capacidad para cambiarlos y menos capacidad para reciclar tantos metales contaminantes sin volver a aumentar la huella de carbono. Tampoco nadie sabe cuánto carbono hay en la atmósfera, ni siquiera el que hay en el mar, aunque si sabemos que beneficia a las plantas que respiran CO2 durante el día y les sienta muy bien para estar verdes y sanas. El mundo desde hace décadas anda como un palomo sin cabeza. Las energías renovables no van a poder suplantar el hueco que pretenden que dejen las energías fósiles. Algo se mueve cuando la presidenta de Italia le ha sacado los colores a los franceses.
El general invierno ha llegado a las estepas rusas convirtiéndose en un elemento más a tener en cuenta en la guerra de Ucrania. No va a ser un invierno fácil ya que apunta maneras de nieve abundante a pesar del supuesto calentamiento global. La red eléctrica ucraniana está colapsada, los tres millones de habitantes de kiev sin agua y sin luz a punto de ser evacuados, ni pensar cómo lo deben estar pasando en las pequeñas ciudades. En Jerson ni pensarlo. La UE deja de adquirir petróleo ruso por presión de los Estados Unidos mientras que éstos lo compran y funcionan con petróleo ruso. Así están las cosas y no tienen visos de mejorar.