Opinión

Mala educación

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Abundando en lo que ya he comentado en alguna ocasión.

Camino asiduamente por las calles del centro de Madrid, compruebo lamentablemente que la perdida de las mas elementales prácticas corteses es una realidad creciente.

La deambulación errática y bizarra se impone a los usos corteses que dan prioridad a la derecha cediendo el paso con gesto amable y a veces elegante. Achacaba yo, erróneamente, a los jóvenes estas practicas descorteses, pero no: cada día puedo comprobar que el daño colateral se extiende a todas las edades hasta los mas de cincuenta, convirtiendo la deambulación en una "jincama interruptus", muy interruptus.

Hay que caminar alerta, muy alerta porque no se sabe por que lado puede aparecer un bizarro/a portador/a de un pesado trolley que te adelanta y sin ninguna consideración te pone el siniestro arrastre entre los pies mientras miras descuidadamente un escaparate, poniéndote en el brete de tropezar y caerte.

También y esto podía rayar en la categoría penal, se empeñan en cruzar por delante cuando estas pasando una cebra o un semáforo, retrasando el tiempo del cruce y exponiéndote a un atropello de consecuencias imprevisibles.

A veces hacen una carrerita para adelantarte, cruzarse por delante interceptándote para continuar por el lado que haría innecesaria tan diestra maniobra.

Los muy inconscientes no suponen la ira que pueden provocar y acumular con semejantes maniobras ni las consecuencias que podrían recibir de tales torpezas. Ignoran la ira de los justos,de la que hay que librarse a ser posible.

Todo esto va a peor.

Desde aquí, una vez mas proclamo la necesidad de recuperar los buenos usos corteses y amables en los actuales modelos educativos y a la vez campañas de rehabilitación de los damnificados en edad adulta no susceptibles de recibir esos beneficios mediante enseñanzas regladas..

Reclamo la cortesía absoluta en la deambulación.

Y a los educadores, programadores, modificadores de conducta y autoridades competentes las decisiones pertinentes y eficaces para recuperar los usos verdaderamente adaptativos que tienen en cuenta al prójimo y sobre todo si es ya un poco entrado en años.

Es mucho mas grato encontrar personas corteses que personas absolutamente ingratas susceptibles por su ignorancia de los usos urbanos de ser catalogadas en baremos absolutamente peyorativos