Vuelta Ciclista
El día que el deporte perdió su voz
La ausencia de la ministra Pilar Alegría y del secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, en un momento clave para el deporte español, no es un detalle menor. Es un vacío que duele, porque esta semana era la oportunidad de demostrar al mundo que España tiene gestores capaces de defender a sus deportistas y los valores que representan.
No se trataba de hacerse fotos, ni de sumar millas en viajes oficiales. Se trataba de estar presentes, de dar la cara, de liderar. Y no lo hicieron.
La consecuencia ha sido devastadora: los ciclistas, verdaderos trabajadores del deporte, tuvieron que abandonar su labor. Dejaron atrás no solo un día de competición, sino meses, incluso años, de preparación, de sacrificio y de sueños. Se les privó de lo más sagrado: la libertad de demostrar su esfuerzo sobre la bicicleta.
Porque el deporte es mucho más que resultados. El deporte son valores. Es esfuerzo, respeto, juego limpio, superación. Es la libertad de poder competir y luchar por lo que uno ha trabajado con disciplina y sacrificio. Y este domingo, esa libertad les fue arrebatada.
La imagen que queda es injusta y amarga: mientras los deportistas sufren las consecuencias, quienes debían defenderlos se esconden tras el silencio. España no puede permitirse que el deporte se reduzca a escaparates vacíos y fotos para la galería.
Nuestros ciclistas merecen dirigentes a su altura. Merecen gestores que entiendan que el deporte no es un adorno político, sino una escuela de valores y un derecho de quienes dedican su vida a él.
Este domingo el deporte perdió su voz institucional. Y con ello, se debilitó la confianza en quienes deberían ser sus guardianes.