El Gobierno se remite a las sesiones de control del Senado para el debate entre Sánchez y Feijóo

El Gobierno se remite a las sesiones de control del Senado para el debate entre Sánchez y Feijóo

Un error en la fórmula

D. R.
Publicada

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el veterano Justiniano Rodríguez habría de recordar la tarde en que el profesor Óscar Ariza le dio una lección de química inolvidable. Se encontraban en el laboratorio y el profesor Ariza preguntó a sus estudiantes: "Qué se arroja primero: ¿el agua al ácido o el ácido al agua?". Hizo una rápida encuesta en la que el 70% opinaba que el ácido al agua. El profesor Ariza se puso una bata adicional antiabrasiva, guantes y casco de soldador, los invitó a retirarse a 7 metros de la mesa principal y se dispuso a echar una cucharada de agua al ácido sulfúrico contenido en un vaso de Pyrex.

Se escuchó un estallido, salió vapor y salpicaron algunas gotas de ácido en el espacio. Acto seguido, el profesor Ariza se retiró la bata extra, los guantes, el casco y procedió a echar una cucharada de ácido en otro vaso con agua: "Si se hace lentamente es una operación segura, el ácido se ioniza e hidrata en el agua. ¿Y la conclusión es…?". La respuesta fue unánime: el ácido al agua.

Recordé esta historia con la pregunta que Pedro J. Ramírez se hacía en su Carta del Director de por qué no sale "fumata blanca" del Congreso. Creo que hay un error en la fórmula química del PP, no tiene claro si hay que echar el agua al ácido o viceversa, a pesar de que ya conocemos la experiencia de un experimento anterior de Ciudadanos con Sánchez, ese inolvidable momento en el que el topo Girauta sentenció a Rivera y por extensión a Cs: "Ni agua a Sánchez". Hoy Rivera lleva una vida de consultor con algo de nostalgia de la política mientras que Girauta ya desveló que es voxero.

¿Por qué el PP insiste en la misma fórmula? Cuando Feijóo llegó a Madrid dijo que empezaba la política para adultos, iba a negociar y pactar. Sin embargo lo que hemos visto es el mismo discurso de Casado y Girauta en otros labios: "A Sánchez ni agua". A veces Feijóo se muestra muy inconforme con esa camisa de fuerza y amaga con pactar. Pero parece que lo dejan hablar de pactos siempre y cuando termine en lo mismo: "Y a cambio convocas elecciones". Es decir, al agua al ácido: polarización y fumata negra.

Pero hay algo más en el a Sánchez ni agua, demostrarle que con la coalición que formó es imposible gobernar. Después de 7 años en el poder la conclusión es que es muy difícil, pero no imposible. Y sin duda se hace mucho más difícil con la oposición antisistémica del PP que se niega a participar en el juego democrático: no ha logrado el primer gran pacto con el gobierno.

Cs nació precisamente en una coyuntura similar: la polarización entre PP y PSOE hacía ingobernable España. Ese discurso en el que Rivera hizo de adulto en la habitación, en la que demostró que era necesario llegar a mínimos de entendimiento fue el momento en que el centro alcanzó la cúspide y las extremas izquierda y derecha perdieron peso. Con la absorción de Cs (más el trabajo de topos como Girauta) el sistema político español perdió ese puente de comunicación entre los dos partidos principales.

Ahora le queda al PP ese ejercicio de precisión química de bascular la fórmula hacia el centro pero no mucho para que no parezca entregado o incapaz de hacer oposición a Sánchez, o irse al otro extremo, mostrarse inflexible y hacer que los electores prefieran a Vox porque lo tiene más claro que el PP. El éxito en ese balance es el que determinará si el PP podrá ganar unas eventuales elecciones por mayoría absoluta o necesitará pactar con Vox.

Entre líneas leímos en esa misma Carta que si toca pactar con Vox, hay que tener en cuenta que no ha alcanzado el grado de radicalidad que la extrema derecha en Francia o Alemania. Es una alternativa experimental interesante, de pronto el ácido no es tan ácido, el mismo malabar con el que Sánchez juega con los separatistas: están jugando en el sistema, luego no son tan separatistas. ¿Pero no sería mejor cambiar de fórmula? ¿Es posible quedarse tanto tiempo con el a Sánchez ni agua como brújula?

La realidad le ha dado oportunidades a Feijóo para cambiar de curso: los aranceles de Trump, la presión por aumentar el gasto en defensa, la financiación irregular de Vox, la necesidad de Europa de consolidar una voz única para enfrentar la amenaza de Putin, son todos motivos suficientes para decir que exigen un cambio en la actitud del PP y que ha llegado la hora de pactar con Sánchez para sacar a España adelante y posicionarla de la mejor manera posible en Europa y el mundo.

Entre Ayuso y Sánchez es imposible llegar a esos acuerdos (falta total de química). pero Feijóo desatado podría retomar de una vez por todas las riendas del centro. Sánchez se abstuvo para que gobernara Rajoy y esperó a que llegara su momento. No es un mal camino para Feijóo: el ácido al agua y quizás estaría más cercana la fumata blanca.