A la izquierda de la imagen, el empresario Víctor de Aldama, presunto comisionista del 'caso Koldo' y cabecilla de la 'trama del fuel'.
Watergate Spanish Style
En el año 72 yo estaba estudiando en Nueva York. Los años del "Peace, Love and Happiness". Y de pronto apareció el escándalo de Watergate y hasta los hippies dejaron de chupar porros para seguir los acontecimientos del escándalo del entonces presidente Nixon, que negaba una y otra vez conocer nada al respecto y sobre todo defendía su transparencia, su credibilidad y su carácter. Y si fuera necesario, llevarla a los tribunales que le acusaban. Menudo era él.
Para Nixon, el tema del Watergate no era nada más que un "political smears" , es decir, una planificada estrategia política de los adversarios para minar su reputación, su credibilidad y su carácter.
Tan serio, seguro y honesto parecía el señor presidente a los ojos de los republicanos e indecisos que volvió a ganar en noviembre de ese mismo año las elecciones presidenciales y fue reelegido presidente de los EEUU.
¿Y eso qué tiene que ver con las declaraciones del señor Aldama, el caso Kobo, la inesperada visita de la vicepresidenta venezolana, la mujer del presidente, la presidenta del Congreso, la compra de las mascarillas y hasta el mismo presidente Sánchez?
Pues eso. Todo debe ser un political smears.
Mis sueños y deseos:
1. Que las cosas aquí no duren lo que duraron en los EEUU. Dos años de investigaciones que acabaron con la dimisión de Nixon antes de que lo echaran.
2. Que haya algún periodista que pueda tener un contacto (la "garganta profunda") para sacar a la luz, jugándose su carrera y su vida, las pruebas que provoquen un cambio de gobierno.
Mientras tanto, aquí como allá, habrá muchos que seguirán creyendo y aplaudiendo al líder máximo.
Numerus stultorum infinitus est.