Un reciente debate acerca del desarrollo del Plan Normativo de 2024 obligó a todos los grupos parlamentarios a hacer un ejercicio honesto de reflexión sobre el papel de las propias Cortes de Aragón, como cámara legislativa.

Tampoco en esta ocasión se ha cumplido tal plan normativo. Nunca se ha podido ejecutar y a nadie sorprende. Muchos de esos cientos de proyectos normativos acabarán guardando el sueño de los justos.

Y gran parte de dicho problema se encuentra precisamente en las propias Cortes, en la misma cámara legislativa. Que, por desgracia, dedica la mayor parte de sus periodos de sesiones, comisiones y plenos a debatir iniciativas no vinculantes. Con el fin de justificar la existencia de la propia industria política, de la que los parlamentos regionales son grandes representantes.

Sin ir más lejos, en el propio orden del día de la sesión plenaria que incluyó este debate no se observaba iniciativa legislativa alguna. Lo que no hacía sino convertirla en otra más con muchos debates, algunos de interés, otros baldíos y algún que otro “brindis al sol” de los que se sustancian en nuestra cámara. Todos sabemos que la aprobación o no de una Proposición No de Ley (PNL) se puede reflejar en la prensa de un día, pero a efectos prácticos, poco o nada construye o transforma, porque no tienen fuerza vinculante.

Y no será el Grupo Parlamentario de Vox en Aragón quien reste importancia a traer debates de interés a las Cortes. Nosotros hemos sido capaces de ser la voz de muchos aragoneses que no tenían voz ni representación, y de abrir debates que, hace unos años, eran completamente inviables, tabúes y políticamente incorrectos. No se podían cuestionar los dogmas y los falsos consensos que había impuesto la izquierda, con la aquiescencia y/o falta de oposición de lo que se entendía por derecha.

Vox es la tercera fuerza nacional y también regional en Aragón. Todo ello, a pesar del cordón y silenciamiento mediático que se nos trata de imponer a menudo. Y Vox sigue muy vivo, aunque cada cierto tiempo anuncian nuestro sepelio o hundimiento. Y hoy hay muchos aragoneses y españoles que ven a Vox como la única esperanza frente al bipartidismo caduco, una izquierda extrema y desnortada, una corrupción generalizada y un hastío y empobrecimiento económico, social, cultural y moral.

Los temas que tanto nos costaba introducir en esos debates parlamentarios, hoy encuentran su reflejo en las cuestiones que realmente preocupan a nuestros conciudadanos, como es la inmigración ilegal, según recoge el CIS.

La izquierda ve cómo se desmorona su relato y cómo no ha funcionado, pese a los ingentes recursos invertidos en ello, el intento de acallar nuestra voz.

Desde luego, como cámara legislativa, nuestra principal función debería ser legislar, y hacerlo con coherencia y atendiendo a los verdaderos intereses de los aragoneses.

En Vox, obviamente, tenemos prioridades. Tales como:

  • La elaboración de una adecuada Ley de Vivienda que permita la fijación de población en nuestro territorio. Que contemple el problema de la despoblación, y especialmente recoja medidas que ayuden a los jóvenes a su emancipación y a poder formar una familia.

  • También, una legislación tendente a la protección de las Familias, como núcleo fundamental y pilar básico de toda sociedad sana.

  • Así como la elaboración de una Ley del Paisaje que proteja nuestros espacios naturales, nuestra fauna y flora, nuestro campo y medio rural, nuestro turismo y nuestro patrimonio cultural del apetito depredador de la industria y del lobby de las renovables y sus secuaces.

Del mismo modo, instamos a las Cortes de Aragón a seguir derogando leyes sectarias e ideológicas. Como hicimos con la Ley de Memoria Democrática. Así como aquellas promovidas por potentes grupos de presión sobre las que no existen consensos sociales, como la Ley Trans de Aragón, o al menos, derogarla parcialmente, en todo lo que respecta a operaciones irreversibles y tratamientos hormonales de por vida a menores y adolescentes.

Debemos también proteger nuestro sector primario, la agricultura y la ganadería, y el mundo rural, donde se encuentra el alma de lo nuestro.

¡Legislemos!, pero hagámoslo bien. Persigamos el verdadero interés de todos los aragoneses y no alimentemos egos partidistas y cortoplacistas, o exigencias de éste u otro clúster o lobby, con intereses en nuestro territorio.

Cumplamos con nuestra obligación de trabajar por y para los aragoneses. Que puedan sentirse orgullosos de los representantes que eligieron en las urnas, en lugar de hastiados por una maraña legislativa que no hace sino entorpecer su día a día.

Necesitamos simplificar muchas normativas, leyes, reglamentos, que complican el emprendimiento y la actividad económica de empresarios y Pymes. Con trabas y burocracias innecesarias, que entorpecen el tráfico económico y crean inseguridad jurídica. Todas esas normas merman la capacidad competitiva de Aragón y dificultan las relaciones e interacción de las personas con las distintas administraciones.

Porque legislar bien, también es comprender qué normas han de ser derogadas por ineficientes, inútiles o directamente perjudiciales para los intereses del conjunto de los aragoneses. Hemos de dignificar la labor de las Cortes de Aragón.

Evidentemente, la Ley principal que corresponde traer al Gobierno en este momento, son los Presupuestos para este año 2025. Obligación que está incumpliendo en este momento. Y desde Vox, ya recordamos la obviedad de que el Gobierno está en minoría y necesitará formalizar acuerdos para aprobar esta y otras normas.

Vox siempre negociará pensando en los aragoneses y españoles en general, nos voten o no.