Mari, camarera en el bar Nou Savoy.

Mari, camarera en el bar Nou Savoy. L.M

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Mari, camarera en Alicante, no se corta y dice lo que muchos piensan de los turistas: "Son más amables que los españoles"

El sector hostelero también nota un descenso del turismo nacional este 2025, que atribuyen a un coste de vida cada vez más alto.

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Alicante
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Alicante se ha consolidado como un destino turístico por excelencia, y en el corazón de su vibrante hostelería, surge una perspectiva contundente y honesta sobre quienes la visitan: la de los camareros.

A las 16 de la tarde, Mari se encuentra trabajando en la terraza del bar Nou Savoy en la explanada de Alicante.

Como cada día desde hace 3 años, tiempo en el que lleva trabajando en el local, sonríe amablemente a los transeúntes del paseo, invitándoles a probar la carta del restaurante.

La mayoría de los clientes sentados en las mesas del local son extranjeros, una clientela que suele ser mayoritaria en verano, según lo relata la camarera.

"Preferimos trabajar con extranjeros que con españoles", confiesa Mari sin titubeos. Esta afirmación, tan directa como sorprendente, revela una realidad que muchos profesionales del sector perciben a diario.

Según Mari, los turistas, especialmente los extranjeros, son "más respetuosos que los españoles muchas veces". Ella subraya que los visitantes internacionales "no te regatean", haciendo alusión a una mayor consideración en el trato.

Para ella, el turista que llega a Alicante en verano ya viene "preparado y suele ser consciente de la presión que tenemos los camareros en verano", lo que implica, según ella, una actitud más abierta y comprensiva.

La comparación con los clientes nacionales no es favorable en este aspecto. Mari relata cómo algunos españoles "hasta te piden la cuenta así", mientras señala con el dedo, un gesto que se suele repetir a la hora de llamar a los camareros. Una muestra de la educación que, según ella, a menudo "escasea".

Diego, el jefe de Mari, respalda esta visión con su propia experiencia, fruto de años al frente del negocio. Confirma que "en general, los extranjeros europeos son más respetuosos que los españoles".

Su observación es aún más específica: "Sobre todo los países como Alemania, o todos los países del norte". En su experiencia, la cortesía parece ser inversamente proporcional a la latitud: "cuanto más hacia el sur, menos respetuoso, cuanto más al norte, más respetuosos en general".

Diego, sin embargo, matiza su afirmación, reconociendo que no todos los españoles encajan en esta descripción: "no voy a decir que todos, porque hay mucha gente española que es muy agradable".

No obstante, señala que una parte de la clientela española aún arrastra "feas costumbres de la hostelería del pasado", herencia de los años 80 y 90. Estas incluyen gestos como "llamar de forma despectiva" o "chasquear los dedos" para llamar la atención, hábitos que, afortunadamente, "la gente joven por suerte ya no tiene".

Menos gasto

Más allá del comportamiento, Diego señala también un cambio en los hábitos de consumo de los turistas.

Además de notar un "descenso de turismo español" respecto al año pasado, asegura notar una reducción en los gastos de los turistas.

Este descenso que atribuye a los "costes al alza de todo, vivienda, luz, agua", que dejan "menos dinero disponible para el ocio".

Además, existe una clara diferencia entre el perfil y el gasto del turista según la estación. El extranjero que visita Alicante en verano "gasta menos que el que viene en invierno".

El "turismo de invierno es un turismo distinto", describe Diego, compuesto por "gente más mayor, gente más profesional, más parejas, no tanto familias con niños".