Eulàlia Valldosera exhibe en el MACA de Alicante, por primera vez en dos décadas, una de sus instalaciones claves.

Eulàlia Valldosera exhibe en el MACA de Alicante, por primera vez en dos décadas, una de sus instalaciones claves. Morell EFE

Exposiciones MUSEOS

El MACA recupera en Alicante el arte más transgresor de los años 90 con Eulàlia Valldosera

La artista Premio Nacional de las Artes Plásticas en 2002 vuelve a montar una pieza que por su complejidad no se había expuesto en sus retrospectivas.

23 octubre, 2021 01:27
Alicante

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Guardada en los fondos de la Colección Fundación Mediterráneo se ha mantenido durante dos décadas la que definen como "una obra fundamental, un referente en la historia de los años 90". Con esas palabras presenta la responsable del MACA Rosa Castells la nueva muestra sobre Eulàlia Valldosera, Desprogramar el drama, que recupera ahora esta instalación de exigente montaje.

La Caída. Salir de las llamas para caer en las brasas se creó en 1996 para participar en Rotterdam en la primera edición de la bienal Manifesta. El éxito que tuvo hizo que se expusiera seis veces más hasta 2001, cuando pasó por la retrospectiva que dedicó la Fundación Tàpies a la obra de la creadora barcelonesa y por la que al año siguiente recibiría el Premio Nacional de las Artes Plásticas.

La Colección Caja Mediterráneo compró esta pieza que pasaría a custodiarse en el MACA a partir de 2010. Y en estas dos décadas nadie se había atrevido a montarla de nuevo. Las dimensiones de la misma y, muy especialmente, la construcción de un espacio propio para exhibir el juego de luces y sombras que requiere había pesado en su contra.

Su vuelta es motivo de celebración en un museo que está viviendo su décimo aniversario y que acaba de estrenar nueva imagen corporativa. Ese sentimiento lo compartía la propia Valldosera que ha puntualizado en la presentación que "he seguido produciendo sin parar, así que no he echado de menos obras anteriores porque mientras estás vivo te interesa estar en el presente".

Luces en la Alhambra

El aquí y ahora que menciona no la cierra a las referencias del pasado. En La Caída, de hecho, estas llegan de muy atrás. "La luz es un gran tema de la historia del arte, pero nunca había sido tratada de una forma física", razona. En este caso "lo elegí por algo de nuestra raíz española, porque en arte contemporáneo siempre nos referenciamos a los referentes internacionales". Ahí recuerda el impacto que sintió en una visita a la Alhambra de Granada al ver cómo se había usado "la luz, el espacio y el sonido del agua".

Eso la inspiró "para crear una experiencia: un momento en el que tú eres responsable de generar". Ese trabajo de la luz la llevó, "sin querer, a la oscuridad, a hacerla visible". Lo cual le planteaba un reto, no solo porque "requería crear espacios oscuros en el museo", sino porque "el recorrido es solo visible a través de la sombra"

La Caída entronca así con su forma de entender su trabajo, "dedicado a desvelar los mecanismos ocultos del espectáculo". Un aspecto que le interesa en particular porque "somos susceptibles de ser manipulados" si "desconocemos el origen de aquello que creemos". 

Abrazos y sombras

Recuperar una instalación creada en 1996 que usa vídeo y proyectores no ha sido fácil. Castells ha agradecido a Valldosera el apoyo en el montaje y revisión de La Caída, "contar con la artista ha sido impagable" porque "ha sido un desafío". Un trabajo en el que han actualizado los sistemas, convertido las imágenes para formatos actuales y comprobado el funcionamiento de las máquinas con algunas sorpresas después de dos décadas guardadas.

Una vez resuelto, ninguno de los presentes ha ocultado su satisfacción al ver de nuevo en marcha una pieza que obliga al espectador a entrar en ella como un personaje más en una historia de abrazos imposibles. En la primera sala creada se proyecta de forma rotatoria en las paredes un vídeo de una pareja que intenta encontrarse y cae cada vez. Las luces de los proyectores llevan las sombras del espectador a esa misma pantalla para pasar a ser actores que no pueden intervenir.

La casa que se muestra en el vídeo se recrea en otros objetos -unos pequeños, otros magnificados- en los que se sigue profundizando en el espacio mostrado en otra de las salas recreadas. Unos calzoncillos enormes sobre los que cae la sombra de un encaje o los espejos dentales que reflejan la luz llevan hasta una tercera sala que deja irreconocible el espacio para las exhibiciones temporales.

El otro espacio independiente que han creado para la ocasión se ha dedicado a Lazos familiares. Esta serie de fotografías, de la colección personal de la autora, se presentaron en 2012 y en ellas enlaza con La Caída por su uso de las sombras y por la forma de tratar las relaciones familiares. "La realidad visible está hecha a partir de muchas capas o niveles de comprensión de una misma situación anímica", cuentan desde el museo.

Desprogramar el drama se cierra, o abre, recuperando el que definen como "uno de los trabajos más transgresores del arte español de los años 90 y génesis fundamental del trabajo de Eulàlia Valldosera". Las dos fotografías de El ombligo del mundo, también de la Colección Fundación Mediterráneo "renunciaban a la práctica retrógrada de la pintura bidimensional que le enseñaron". Las colillas de cigarrillos se convierten en metáfora del consumo y la fugacidad del tiempo.