Hatem y su hijo en los medios tras regresar a Líbano después de la operación, en 2013.

Hatem y su hijo en los medios tras regresar a Líbano después de la operación, en 2013.

Reportajes TRIBUNALES

El libanés que reclutó a pobres para comprar un hígado en Valencia y lo celebró matando corderos

El millonario Hatem Akouche ha vuelto a ser juzgado en Valencia por intentar comprar un órgano en España y la Fiscalía pide 3 años de prisión.

2 noviembre, 2022 02:44
Valencia

Necesitaba un hígado y pretendía comprarlo pagando a personas sin recursos en España. Sucedió entre los meses de abril y mayo de 2013, y esta semana ha celebrado en la Audiencia provincial de Valencia el juicio contra cinco hombres por, presuntamente, ofrecer dinero o trabajo a personas necesitadas para que alguna de ellas donase parte de su hígado a un familiar. El receptor estaba enfermo y necesitaba un trasplante urgente.

El hombre que necesitaba el hígado era Hatem Akouche, un millonario alcalde de la ciudad libanesa de Al Kharayeb. Encargó la misión a varios familiares que residían en Novelda, un municipio de unos 25.000 habitantes situado en la provincia de Alicante.

El político libanés, que en la actualidad tiene 69 años y fue recibido en su país como un héroe tras someterse a la cirugía, ofrecía hasta 40.000 euros a quien pudiera ayudarle a superar su enfermedad hepática incurable. Para eso contactó con dos de sus sobrinos residentes en la Comunidad Valenciana e iniciaron la búsqueda de posibles candidatos entre diversas organizaciones sociales que apoyan a personas refugiadas y mezquitas de Alicante.

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Una voluntaria de una ONG que trabajaba con inmigrantes sin permiso de residencia fue la que dio la voz de alarma. La trabajadora se enteró de que a una mujer argelina, de 28 años y que vivía en Valencia, le habían ofrecido dinero a cambio de entregar su hígado. La mujer llegó a someterse a pruebas, un TAC, una resonancia y una volumetría hepática.

La Policía confirmó que los investigados buscaban órganos en España. Los investigadores descubrieron que seleccionaron hasta a nueve personas sin recursos económicos para valorar si su hígado era idóneo con el del alcalde de Al Kharayeb.

No obstante, los acusados fueron rechazando a todas las personas seleccionadas, una de ellas por ser mujer y otra por esta embarazada, después de que unos análisis corroboraran que el hígado del hijo, que inicialmente había sido descartado, era compatible con el del enfermo. Hatem Akouche llegó a ser intervenido en el hospital Clínico de Barcelona y fue detenido en la sala VIP del aeropuerto de Valencia cuando regresó a España a una revisión en enero de 2014.

El millonario Hatem Akouche admitió los hechos y ya fue condenado por la Audiencia de Valencia a cambio de no ingresar en prisión. Pero el Tribunal Supremo anuló la sentencia al estimar la personación de la Organización Nacional de Trasplantes como perjudicada y el juicio se ha tenido que repetir. 

Ahora, el acuerdo se ha roto y la Fiscalía de Valencia volvió a solicitar este viernes tres años de prisión para el enfermo y seis para los otros cuatro acusados. Se trata del segundo caso de trasplante ilegal de órganos entre vivos que llega a juicio en España.

El plan

Al Kharayeb es un municipio de unos 50.000 habitantes de Líbano, situado a unos 80 kilómetros de BeirutHatem Akouche es un reconocido empresario y político que ha amasado una fortuna en su país y al finales del año 2011 le comunicaron que su vida pendía de un hilo al comprobar que padecía cirrosis. Los tratamientos no habían funcionado y necesitaba urgentemente un trasplante.

Sus familiares en España controlan varias sociedades dedicadas a la exportación y a través de sus empresas se canalizaron los pagos para realizar las pruebas médicas.

Los acusados, según concluyó el fiscal Jaime Gil, "idearon un plan para lograr la materialización de dicho trasplante con evidente quebranto de la legislación española relativa a la donación de órganos entre vivos". Las leyes establecen que la donación sea gratuita y altruista y exige que se trate de un consentimiento expreso, libre y por escrito.

Hatem y su familia fueron informados de estas condiciones, pero siguieron adelante con el plan. En un principio, su hijo no tenía intención de ser el donante tanto por el riesgo que ello comportaba como por el hecho de que en Líbano le habían dicho que su hígado era pequeño y no podía ser donante de su padre.

Fue a partir de ese momento, en abril de 2013, cuando sus familiares se pusieron manos a la obra para conseguir un trozo de hígado a cambio de dinero. Los acusados reclutaron a posibles donantes y contactaron con los más vulnerables: personas sin recursos o en situación de necesidad económica con el fin de que, a golpe de talonario, accedieran voluntariamente a donar parte de su hígado a Hatem.

Hatem y su hijo en los medios tras regresar a Líbano después de la operación, en 2013.

Hatem y su hijo en los medios tras regresar a Líbano después de la operación, en 2013.

El primer contacto fue con la Clínica Quirón de Valencia. En este centro hospitalario encargaron la realización de pruebas a ocho pacientes, en concreto, analítica completa, resonancia magnética y TAC abdominal. Estas pruebas estaban encaminadas a determinar si las personas contactadas eran aptas para ser donante de hígado.

La Policía confirmó que todas estas personas eran especialmente vulnerables, tanto por su procedencia como por su situación económica, y todas las pruebas médicas fueron abonadas por las empresas españolas de la familia de Hatem. Las facturas ascendieron a unos 12.000 euros, según la Fiscalía.

Un mes después, en mayo de 2013, los acusados encontraron a una candidata apta para Hatem. Un conocido les informó de que una mujer que estaba ingresada en Pamplona era compatible y le ofrecieron 40.000 euros por un trozo de hígado.

La víctima llegó a trasladarse a la clínica Quirón para someterse a más pruebas, pero finalmente la descartaron por el hecho de ser mujer. No obstante, como muestra de agradecimiento, le ofrecieron un matrimonio de conveniencia con un millonario libio por 10.000 euros.

La familia siguió buscando hasta que encontraron a otro hígado compatible, un hombre de origen rumano. En este caso le ofrecían trabajo en el Líbano y se comprometieron a tratarlo "como uno más de la familia". Hatem y sus sobrinos idearon un plan para intentar engañar al Comité de Ética del Hospital Clínico de Barcelona, pero los médicos rechazaron la intervención porque no creyeron en el carácter altruista de la operación.

Se trataba de una persona de nacionalidad rumana que, ni hablaba la lengua del receptor ni tenía la misma nacionalidad ni religión, y no tenía ningún tipo de vínculo que justificara su consentimiento desinteresado.

Los acusados siguieron buscando personas vulnerables, pero los candidatos finalmente se echaron atrás por los riesgos que implicaba la operación. Tras unas nuevas pruebas al hijo de Hatem, los médicos de Barcelona aseguraron que era posible el trasplante y fue operado el 26 de agosto de 2013.

El responsable del equipo médico era uno de los cirujanos más prestigiosos en el mundo dentro del campo de los trasplantes hepáticos, el doctor Juan Carlos García-Valdecasas.

Los acusados en el juicio celebrado esta semana en Valencia.

Los acusados en el juicio celebrado esta semana en Valencia. EUROPA PRESS

Recibido como un héroe

Hatem fue recibido como un héroe en su país cuando recibió el alta, según recogió la prensa local. El regreso fue celebrado con fuegos artificiales y pancartas de bienvenida. Decenas de vecinos se echaron a la calle y varios corderos fueron sacrificados para homenajear a su alcalde.

Corderos sacrificados para recibir al receptor tras la operación.

Corderos sacrificados para recibir al receptor tras la operación.

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha avanzado que rechazara los 30.000 euros en donaciones que la familia de Hamet aportó esta semana a la Audiencia de Valencia para reparar el daño causado. "No podemos ni la aceptaríamos en el caso de que se pudiera", subrayó la directora del organismo, Beatriz Domínguez-Gil en unas declaraciones recogidas por la Agencia EFE.

"Si existe intención de que se produzca, nosotros ni podemos aceptar donaciones, ni aunque pudiéramos las aceptaríamos porque nuestro objetivo no es una compensación económica, sino que se aplique el código penal y una pena proporcionada a los hechos", añadió Domínguez-Gil. El caso ha quedado visto para una nueva sentencia.