Los cofrades del separatismo sobrellevan una Semana Santa de pasión en la que a unas dificultades y afrentas se suceden otras sin solución de continuidad. El lunes, el Constitucional suspendió las partidas habilitadas por la Generalitat para celebrar un referéndum. El martes, la consejera de Gobernación, Meritxell Borrás, se negó a comprar 8.000 urnas si Junqueras no lo ordenaba por escrito. Y el miércoles, las ínfulas internacionales de Puigdemont merecían dos reveses tremendos por parte de la embajada de EE.UU. y de la Fundación Carter.

El último hito en el camino más corto hacia la implosión del procés ha sido la filtración este jueves de una reflexión privada del responsable de organización del PDeCAT. El número tres de la antigua Convergència, David Bonvehí, admitía a finales de marzo en una comida con militantes que si el referéndum acaba siendo un “desastre”, el partido “tendrá que adaptarse y buscar un candidato autonomista”.

Frankenstein soberanista

Esta reflexión lleva implícito el fracaso del procés, lo que ha levantado ampollas en el PDeCAT y en el Govern. También ha puesto en evidencia que el bloque soberanista es un frankenstein creado para sacar adelante una ruptura unilateral con España en cuyas posibilidades ni sus defensores confían. Las matizaciones de Bonhoví y las críticas de que ha sido objeto desde el propio Govern no han evitado que se desaten ya quinielas sucesorias en busca de un posible candidato capaz de devolver a los convergentes a la senda constitucional.

Para más inri, la grabación no autorizada a Bonvehí se produjo durante el primer viaje a EE.UU. de Carles Puigdemont. Es decir: mientras el president de la Generalitat jugaba a internacionalizar el procés, en los reservados de su partido se barajaba abiertamente el plan B, que pasa por la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña tras el fracaso de su pulso al Estado.

Puigdemont en el mundo

Si la reflexión en la intimidad de Bonvehí evidencia la falta de confianza del PDeCAT en sus fuerzas como costalero del referéndum de independencia, las giras americanas de Puigdemunt se han saldado con dos varapalos al secesionismo. La semana pasada Puigdemont fue a invitado a la recepción anual de la Fundación Jimmy Carter por uno de sus donantes, lo que desató todo tipo de especulaciones sobre su capacidad como embajador del procés.

Pues bien, el ex presidente norteamericano subrayó este miércoles que “ni él ni The Center Carter podrían estar involucrados” en la celebración de un referéndum independentista. Además, la embajada de EE.UU. en España emitió pocas horas después un comunicado en el que define el desafío soberanista como un “problema interno” y en el que defiende el “profundo compromiso” de Washington por preservar su relación con “una España fuerte y unida”.

Puigdemont ha buscado complicidades donde no tocaba y ha obtenido dos respuestas destempladas que sólo lo desacreditan a él y al separatismo como proyecto. Cada día es más evidente que el referéndum o no se celebrará o será una pantomima como el 9-N.