Juraj Cintula, el hombre que ha atentado contra Robert Fico, en el momento de ser detenido.

Juraj Cintula, el hombre que ha atentado contra Robert Fico, en el momento de ser detenido.

Ciencia

Así son los magnicidas como el que disparó a Fico en Eslovaquia: rígidos, en crisis y radicalizados

Frente a la creencia de que son personas con trastornos mentales, rara vez hay problemática psiquiátrica en quienes que atentan contra políticos.

17 mayo, 2024 02:58

El hijo de Juraj Cintula, el poeta jubilado de 71 años que en la mañana de este miércoles ha atentado contra el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, mostraba su confusión al medio Aktuality.sk: "No tengo ni la menor idea de lo que pretendía", contó negando que su padre estuviera bajo tratamiento psiquiátrico.

La teoría del 'loco' siempre aparece en los casos de magnicidio. En España se desdeñó la gravedad de enviar cartas bomba a Pedro Sánchez y a la ministra de Defensa, Margarita Robles, señalando que el autor tenía esquizofrenia.

Otro magnicida frustrado, John Hinkley, fue declarado no culpable de intentar en 1981 al entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, de un disparo, alegando motivos psicológicos.

[Por qué un balazo en el abdomen como el sufrido por Robert Fico es tan grave: "Pocos sobreviven"]

Sin embargo, "la mayor parte de la gente que realiza intentos de magnicidio o atentados no tiene una patología psiquiátrica per se, es algo bastante raro", afirma Alfredo Calcedo, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal.

Lo que sí tienen en común estos casos y otros recientes —el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner en 2022 o el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe ese mismo año— es que todos son lobos solitarios.

Esto no es algo nuevo pero sí se está dando con más frecuencia en los últimos años. ¿La razón? "El clima de polarización y las redes sociales, con el fenómeno de 'cámara de eco', lo está favoreciendo", comenta Calcedo. "Radicalizarse ahora es mucho más fácil".

[Asesinatos, corrupción y mafia: la turbulenta vida de Robert Fico, el 'Trump eslovaco' afín a Putin]

"Los lobos solitarios son gente que se autorradicaliza, es un fenómeno muy estudiado. Los algoritmos de las redes sociales están diseñados para que, si te gusta algo, te sigan ofreciendo contenidos con la misma temática".

A esto se unen factores individuales. Por un lado, la personalidad, "suelen ser individuos muy rígidos, de ideas fijas". Por otro, la situación personal, que genera una "vulnerabilidad psicológica".

"Se trata de gente que puede tener una crisis de identidad, de no saber a qué grupo pertenece, arrastran traumas personales, viven una situación de frustración social o aislamiento y cultivan un sentimiento de agravio", resume el psiquiatra.

Retrato de una obsesión

Vicente Garrido, catedrático de Criminología de la Universidad de Valencia, recuerda que los magnicidios son "siempre una acción muy arriesgada para el autor", en el que domina una visión extrema que se hace dominante en su vida, "una idea a la que no parará de darle vueltas".

"Junto a esto, está la creencia —normalmente infundada— de que su acción marcará la diferencia para su país o la causa en la que participe", continúa, recordando que los magnicidas "en realidad constituyen un número pequeño", poco homogéneo y, por tanto, difícil de estudiar.

Garrido subraya que es "evidente que un entorno polarizado facilita el que un sujeto pase a la acción real lo que es, en un principio, solo una posibilidad". La polarización sirve para que el sujeto "se cargue de argumentos para realizar la acción, al tiempo que se siente más arropado: quizá también esto es importante, la idea de que pueda ser visto como un héroe por los suyos".

[Lombroso, el padre de la criminología y sus tres tipos de mujer: la normal, la criminal y la prostituta]

La puesta en marcha de tales acciones no es tarea fácil. Por eso, a lo largo de la historia, los individuos que cometían magnicidios no estaban solos.

Por ejemplo, en España, en poco más de un siglo hubo nada menos que cinco. Aunque alguno todavía no ha sido aclarado (como el asesinato de Juan Prim), varios de ellos (desde Eduardo Dato a Luis Carrero Blanco) fueron obra de grupos armados o (como en el caso de Antonio Cánovas del Castillo) contaron con el apoyo de organizaciones clandestinas.

Sin embargo, ahora predomina el lobo solitario, "que vive aislado, tiene su propia vida e intenta asesinar, sin estar conectado a ningún movimiento", resume Guillermo Fouce, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.

"Suelen necesitar un disparador, que normalmente será algo tan simple como la posibilidad de hacerlo, poder tener un arma y llevar a cabo sus ideas".

Radicalizarse a edades avanzadas

La radicalización, explica Fouce, es un fenómeno transversal y se aplica a ideologías muy distintas. Sin ir más lejos, puede darse entre la extrema derecha o izquierda, el fanatismo religioso o el fenómeno incel.

También trasciende edades. Juraj Cintula y Pompeyo González, el hombre que envió una carta bomba a Sánchez, tienen más de 70 años. "La edad cada vez explica menos", apunta el psicólogo. "Es un fenómeno nuevo, pero siguen teniendo en común el aislamiento y la obsesión con una serie de ideas".

["Soy Dios y voy a matar a Milei": un detenido por intentar entrar con un machete en la Casa Rosada]

Alfredo Calcedo sostiene que "el proceso de radicalización ocurre en todas las edades, desde los adolescentes a un señor de 70 años". Bien es cierto que a medida que envejecemos "tu personalidad se vuelve más rígida, más intolerante, pero hay que entender la motivación detrás de la idea del magnicidio".

Por eso incide en que "todo el mundo puede radicalizarse" y que el entorno actual favorece que lo hagas. Por eso los estados han elaborado planes para prevenir la radicalización, normalmente asociados al fundamentalismo religioso pero que va mucho más allá.

Después de todo, la radicalización es atractiva. "Te da una identidad", concluye el psiquiatra.