Un joven observa el pasillo de las bebidas energéticas de un supermercado.

Un joven observa el pasillo de las bebidas energéticas de un supermercado. SolStock Istock

Estados Unidos

Ni gaseosas ni postres: Administración de Trump impone nuevas restricciones para beneficiarios de SNAP en estos estados

La medida tiene como principal objetivo motivar a una alimentación más sana en los beneficiarios.

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La Administración de Donald Trump, a través del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), ha aprobado nuevas restricciones para el uso de beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). La medida, busca limitar la compra de ciertos alimentos y bebidas considerados poco nutritivos, con el objetivo de fomentar dietas más saludables entre los beneficiarios.

Alimentos que no podrán comprarse con SNAP

De acuerdo con el USDA, las restricciones incluyen la prohibición de adquirir con beneficios SNAP:

  • Gaseosas y refrescos azucarados.

  • Bebidas energéticas.

  • Dulces y golosinas.

  • Postres preparados como galletas envasadas, pastelitos o pasteles listos para comer.

La nueva política forma parte de la iniciativa federal “Make America Healthy Again”, impulsada por la administración Trump y el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. Entrará en vigor gradualmente a partir de 2026 y será implementada por los estados que recibieron autorización especial (waiver) para aplicarla.

Estados donde se aplicarán las restricciones

En esta nueva ronda, el USDA aprobó solicitudes para seis estados:

  • Florida

  • Texas

  • Colorado

  • Louisiana

  • Oklahoma

  • West Virginia

Con esta aprobación, ya suman 12 estados en total con permiso para restringir productos no nutritivos en el marco de SNAP. En el caso de Florida, por ejemplo, WUSF informó que la medida entrará en vigor el 1 de enero de 2026, prohibiendo específicamente la compra de refrescos, bebidas energéticas y postres preparados con la tarjeta de beneficios.

Las autoridades aseguran que este cambio busca promover una alimentación más sana y reducir el consumo de productos ultraprocesados entre las familias beneficiarias.

Si bien para algunos es una medida positiva de salud pública, para otros abre el debate sobre el derecho de los beneficiarios a decidir qué alimentos comprar con su ayuda alimentaria.