Punta Faxilda, un entorno mágico convertido en referente de la escalada en Sanxenxo
Una de las mejores panorámicas de Sanxenxo tiene como escenario el mágico entorno de Punta Faxilda, un balcón natural con vistas directas al océano Atlántico. Lo cierto es que desde la villa marinera de Portonovo hasta la Lanzada, la costa serpenteante de este municipio gallego se dibuja a través de grandes y pequeños arenales paradisíacos enmarcados entre una naturaleza salvaje y extraordinarias zonas de escarpados barrancos. Es precisamente en el cabo de Punta Faxilda donde la recuperación de uno de estos rincones de escalada, único en acantilados del noroeste de España, ha permitido sumar una nueva modalidad deportiva y atractivo turístico a la localidad de Sanxenxo.
A pesar de su reciente puesta a punto, el espacio en cuestión ya había sido descubierto como zona de escalada por el vigués Anxo Rial en el año 1998, equipador de este tipo de áreas con anclajes de acero inoxidable. En el caso particular del cabo sanxenxino, con el paso del tiempo la acción corrosiva del mar provocó que los agarres se desgastasen y perdieran fijación, suponiendo un auténtico peligro para todos aquellos deportistas que llegaban hasta el cabo para aventurarse a trepar las paredes de Punta Faxilda. Es por ello que, recientemente, el concello de Sanxenxo puso en marcha, en colaboración con el Club Aromon y la Federación Galega de Montañismo, un ambicioso proyecto para recuperar este rincón de escalada que pronto podría convertirse en todo un punto de referencia para la escalada en Galicia.
Punta Faxilda como referente de la escalada
Con una inversión que roza los 10.000 euros, el proyecto de recuperación de la zona de escalada de Punta Faxilda ha permitido dotar al espacio de barrancos con anclajes de titanio homologados por la Federación Galega de Montañismo, verificados y resistentes para la creación de unas nuevas vías de dificultad media. De hecho, si bien en su origen se habían habilitado hasta trece itinerarios diferentes, tras la puesta a punto de la pared se han agregado otras cuatro nuevas rutas. Además, parte de los recursos han sido destinados también a la mejora de la señalización de la senda de acceso con indicadores informativos.
Resulta importante destacar que en la actualidad, de acuerdo a los datos aportados por la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, Galicia suma más de 6.000 escaladores federados y el territorio nacional otros 120.000. Es por ello que el renovado espacio de escalada de Punta Faxilda supone un nuevo e importante atractivo turístico para Sanxenxo. De hecho, según creen los propios responsables del proyecto, este podría favorecer a la desestacionalización de uno de los municipios más turísticos de las Rías Baixas. En cualquier caso, la zona ya se encuentra totalmente acondicionada para la práctica de la escalada y el Club Aromon prevé realizar una jornada demostrativa durante la próxima primavera con deportistas locales para la iniciación en esta incipiente modalidad deportiva en Sanxenxo.
El encanto natural de Punta Faxilda
Cuando el territorio gallego se sumergió en la moda de la colocación de los bancos con "las mejores vistas del mundo", Punta Faxilda también pasó a formar parte de una de esas ubicaciones idílicas en donde poder instalar un asiento para contemplar el paisaje. Fue entonces cuando este cabo sanxenxino empezó a ser mucho más conocido y visitado por vecinos y visitantes, sacando a relucir un tesoro natural y paisajístico que se había mantenido oculto casi hasta la fecha. No obstante, Punta Faxilda es reconocido por todos a día de hoy como un extraordinario un balcón natural desde el que poder disfrutar de uno de los atardeceres más mágicos y bonitos del año. Desde este rincón el océano Atlántico se perfila como telón de fondo de un escenario en el que destaca la silueta de las islas del Parque Nacional, el entorno de A Lanzada e incluso el trazado costero de San Vicente do Mar en O Grove. Además, más allá del banco de madera situado en la zona ya en el año 2016, el entorno de Punta Faxilda también presume de una curiosa escultura de piedra en forma de cruz y un arco de madera que sirve de encuadre improvisado para la caída del sol a lo largo de todo el año.
