Cuando Mostovoi y Karpin aguaron a Maradona su última noche europea
Este 25 de noviembre, además del Día Mundial contra la Violencia de género, el mundo del deporte recuerda el primer aniversario de la muerte de Diego Armando Maradona.
El astro argentino fallecía a los 60 años de edad levantando tantas pasiones como críticas. En ese momento se descubriría, gracias a una investigación del Diario As, que el jugador había estado a punto de fichar por el Celta cuando aún era un juvenil; aunque en el futuro sería más habitual verlo posar con las camisetas del Deportivo por su amistad con el Turu Flores. Pero no sería la única vez que sus caminos se cruzarían con algunas leyendas célticas.
Ocurrió el 7 de noviembre de 1990 en la última noche de competiciones europeas para el entonces jugador del Napoli. Maradona, que había llevado a los italianos a la conquista de la UEFA en 1989; solamente disputó 505 minutos en la Copa de Europa durante dos temporadas (1987/88 y 1990/91).
Su pobre balance en la máxima competición continental de clubes se vio truncado en el Luzhniki ante 102.000 espectadores. El verdugo fue el Spartak de Moscú, lidarado por dos jóvenes futbolistas de gran calidad y mayor carácter. ¿Sus nombres? Mostovoi y Karpin.
Mostovoi fue el único "10" sobre el campo
El Diego vivía durante su séptima temporada en San Paolo un declive que acabaría con su salida del país en verano de 1992 hacia el Sevilla de Bilardo. Su enfrentamiento con los tifossi durante el Mundial de 1990 -en el que llevó de nuevo a la Albiceleste a la final- y su positivo y sanción por consumo de cocaína harían el resto.
El jugador llegaría a la capital de la URSS en su propio avión privado con el reto de deshacer el empate a cero de la ida. La nieve dotaba de tintes aún más épicos al choque y en el minuto 64, Maradona saltaba al terreno de juego sustituyendo a Gianfranco Zola. El delantero, más tarde leyenda del Parma o el Chelsea, fue quien portó el icónico dorsal del "10" en el equipo visitante, teniendo que lucir Diego Armando el número 16 a la espalda.
La eliminatoria, tras una prórroga de 30 minutos sin goles, se decidiría desde el punto de penalti. En aquella fatídica tanda Karpin anotaría el primer lanzamiento y El Zar el definitivo 5-3, haciendo estéril el gol de Maradona en el cuarto intento.
En la penúltima edición previa al formato "Champions" con fase de grupos tal, el equipo soviético lograría alcanzar las semifinales tras eliminar al Sparta de Praga, los napolitanos y al Real Madrid de la Quinta del Buitre con un espectacular 1-3 en el Bernabéu.
Sin embargo, caerían en las semifinales ante el Olympique de Marsella de Abedi Pelé y Jean-Pierre Papin. Los franceses, campeones dos temporadas después, tuvieron que ver como otro equipo del este les arrebataba La Orejona en la final celebrada en Bari; cayendo en los penaltis ante el Estrella Roja de Belgrado.
Dos rusos con mucho carácter que ya habían triunfado en Vigo
El equipo de Oleg Romantsev había comenzado a carburar meses atrás en el Trofeo Ciudad de Vigo de 1990, en el que se convertirían en el sexto conjunto extranjero en conquistarlo. Aquel 28 de agosto y pese al 1-1 en el tiempo reglamentario, hubo dos jugadores que dejaron un recuerdo imborrable en Vigo.
Alexander Mostovoi y Valeri Karpin vivían su primer encuentro con la afición celeste a través de una pelea en el terreno de juego, demostrando su carácter al encararse con el equipo vigués pese a estar en inferioridad numérica.
El mediapunta, entonces de 22 años, sería el primero en regresar a Vigo seis temporadas después tras probar suerte en Portugal y Francia. Por su parte, el de San Petesburgo, lo haría un año después que él tras jugar en Real Sociedad y Valencia.
Entre los dos sumarían más de medio millar de partidos y 111 goles, siendo los capitanes y líderes del EuroCelta de Víctor Fernández que llegaría a ser el mejor equipo del mundo en 2001.
Coudet, "bendecido" por D10S
En la recta final de su vida y cuando ejercía como entrenador de Gimnasia, El Diego pudo reencontrarse con varios amigos en los banquillos. Uno de ellos sería Eduardo Coudet.
El Chacho, entrenador entonces de Racing, recibía un cariño especial de la leyenda; aunque no sería el único ex-celeste apreciado por él. Antonio El Turco Mohamed ganó con él dos Copas América como jugador y siempre recibió sus halagos como técnico en la liga mexicana.
