Montaje de Nicolás Miñones y un electricista.

Montaje de Nicolás Miñones y un electricista. EP/Telecinco

Sociedad

Nicolás (30), electricista autónomo: "Es duro, hay demasiado trabajo y no hay calefacción como en la oficina"

Este joven gallego cambió de la robótica a ser electricista de viviendas hace un año, por cuenta propia, y ha logrado una gran estabilidad laboral.

Más información: Richi, empresario de 23 años: "Tengo alumnos que cogen el alquiler de un coche por 400 € y le sacan 800 al mes"

Publicada

Las claves

Nicolás Miñones, electricista gallego de 30 años, destaca la alta demanda de su oficio y la falta de relevo generacional en trabajos manuales.

Tras trabajar en Australia y especializarse en programación y robótica, Nicolás decidió hacerse autónomo como electricista en España, donde no le falta trabajo.

Considera su profesión dura, sin las comodidades de una oficina, pero valora la estabilidad laboral y la satisfacción personal que le aporta.

Expertos y empresarios señalan que oficios como el de electricista, carpintero o fontanero tendrán un futuro prometedor ante el avance de la inteligencia artificial.

"Mi perfil personal se adapta mejor a un trabajo manual que a un trabajo de oficina". Así explica Nicolás Miñones, un joven gallego de 30 años, por qué optó por el campo de la electricidad cuando era joven.

Desde hace un año, es autónomo y tiene muchísimo trabajo. El sector de la electricidad, como la fontanería o la albañilería, ofrecen servicios muy demandados que cada vez menos gente puede realizar por la falta de relevo generacional en los oficios manuales.

Sin embargo, aunque a diferencia de otros empleos no tiene ningún problema para encontrar trabajo, destaca que es una profesión difícil. "Al final es un oficio duro. No es un trabajo de oficina en el que estás con una calefacción y llegas a casa con las manos limpias. Aquí se sufre, la obra es pesada", manifiesta en una entrevista con el Programa de Ana Rosa.

Oficios que resistirán a la IA

Nicolás cuenta que cuando era muy jovencito se marchó a Australia por su amor por el surf -y, como muchos otros españoles, para descubrir mundo y ganar más dinero- y estuvo cinco años trabajando en el gigante oceánico.

Empezó como repartidor, repartiendo comida, limpiando casas... Cogió mucha experiencia en todo tipo de tareas con sus manos y, un día, comenzó a trabajar como electricista en un barco de lujo.

Tiempo después, regresó a España y estuvo una temporada buscando trabajo en la rama de la programación y la robótica; área en la que se había especializado.

No obstante, hace un año dio un giro completo a su vida y se hizo autónomo como electricista de viviendas, donde tiene muchos clientes y no para. "Hay demasiado trabajo y no me quejo de los ingresos, pero siempre estaría bien ganar algo más", comenta el gallego.

El motivo por el que en su adolescencia se decantó por los cables en vez de por los libros fue porque su padre, previsor de lo que estaba por venir, le dijo que "a un electricista nunca le va a faltar el trabajo".

Además, como él tiene "la suerte de que es algo que me gusta", todo salió bien y ahora podría ser uno de los referentes de otros jóvenes que se muestran algo perdidos con su futuro laboral.

En los últimos tiempos resuena cada vez más fuerte la idea de que los trabajos manuales tienen mejores perspectivas que los de oficina. Sobre todo a raíz de unas declaraciones de Jensen Huang, presidente y director ejecutivo de la empresa de microchips NVIDIA, en las que dijo que los carpinteros, electricistas y fontaneros serán los millonarios del futuro porque no podrán ser sustituidos por la inteligencia artificial.