Fernando Oriol, Felipe Ojeda, Ramón Casals, cofundadores de 'Refruiting'

Fernando Oriol, Felipe Ojeda, Ramón Casals, cofundadores de 'Refruiting'

Sociedad

Fernando, dueño de un negocio de venta de fruta: "Repartimos a 3.000 oficinas y cada una paga 500 euros de media al mes"

Tres emprendedores españoles transformaron una caja de fruta en un negocio que hoy factura millones y llega a miles de oficinas en España y Europa.

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Las claves

Refruiting, fundada por Fernando Oriol, Felipe Ojeda y Ramón Casals, factura 12 millones de euros anuales distribuyendo fruta a oficinas en España, Francia e Italia.

La empresa reparte frutas a 3.000 oficinas, con un ticket medio de 500 euros mensuales, consolidando un modelo de suscripción exitoso.

La inclusión de personas con discapacidad en su cadena de suministro es una estrategia diferencial y necesaria según Reynald Naulleau, encargado del desarrollo internacional.

Refruiting superó la pérdida de medio millón de euros durante la pandemia gracias a una estrategia de compra prudente, comprando fruta solo cuando ya está vendida.

Convertir algo tan cotidiano como una caja de fruta en un negocio millonario parecía imposible hasta que tres emprendedores españoles decidieron hacerlo realidad.

Fernando Oriol, Felipe Ojeda y Ramón Casals son los cofundadores de 'Refruiting', una empresa que lleva fruta fresca a miles de oficinas cada semana.

Lo que empezó hace una década como una idea sencilla, hoy factura 12 millones de euros anuales y opera en España, Francia e Italia.

Un negocio estable

Tal y como explica Fernando Oriol, la empresa ha consolidado un modelo de suscripción dirigido a oficinas. "Podemos decir que el ticket medio de una empresa está en torno a los 500 euros al mes".

Ese dato, unido al alcance que han logrado, resume la magnitud del proyecto: "Ahora repartimos a unas 3.000 oficinas con una media de dos veces a la semana".

El negocio combina producto fresco y logística industrial: cada caja pesa alrededor de "seis kilos y medio" y contiene "unas 40 piezas de fruta".

Desde la compra hasta la entrega, la cadena exige una precisión milimétrica, a pesar de lo que muchas personas puedan pensar.

"Muchas veces la gente me dice: 'Oye, esto que hacéis vosotros de poner fruta en una cesta y entregarlo a una oficina está muy bien, os lo habéis montado muy bien y parece sencillo'", recuerda Fernando.

Pero no todo es tan fácil. "Ya os digo yo los dolores de cabeza que hemos tenido aquí y lo que cuesta rentabilizar esto", advierte, señalando los retos que se esconden tras lo visible.

La resiliencia ha sido clave. Felipe Ojeda, uno de los cofundadores, recuerda uno de los peores golpes: "El problema fue el covid, donde perdimos casi medio millón de euros".

Aun así, la compañía mantuvo una filosofía prudente: "Yo solo compro fruta cuando ya la tengo vendida", una estrategia que redujo riesgos en los momentos más duros y que les permitió priorizar crecimiento sin comprometer liquidez.

El efecto recurrente del producto (la fruta es perecedera y obliga a una relación semanal con el cliente) ha convertido el servicio en una herramienta de retención interna en las empresas.

Fernando contextualiza esa transformación: "Hace diez años esto era raro, pero hoy podríamos llamarle salario emocional". Es decir, la fruta ya no es solo un snack: es parte de políticas de bienestar laboral.

En el almacén, el proceso es prácticamente industrial. Un jefe de almacén describe la cadena: identifican, pesan y colocan cada caja, y una trabajadora añade que el flujo pasa por varias estaciones antes de llegar a la báscula final.

Esa atención al detalle es la que protege la reputación del servicio: "Cuando pasas desapercibido quiere decir que todo va bien", dice Fernando.

"Ahora, como lo cagues una sola vez, el cliente ya se acuerda de eso muchísimo", añade, destacando la metodicidad del negocio.

Por otro lado, la expansión internacional, iniciada hace un par de años, ha venido acompañada de un mensaje diferencial.

Reynald Naulleau, encargado del desarrollo en Francia e Italia, defiende una propuesta que va más allá del producto: "La diferenciación es la inclusión. Es decir, que si tú vas a Francia solamente con la caja de fruta eres uno más".

Para él, integrar a personas con discapacidad en la cadena es una palanca comercial y social: "España necesita más empresas como Refruiting, necesitamos más startups, más empresas que de verdad estén trabajando con la inclusión".

Y añade que la normativa empuja a las compañías: "Las empresas deben fichar personas con discapacidad, es una ley".

Hoy Refruiting declara unas cifras que confirman su dimensión: "Este año facturaremos en torno a 12 millones de euros. Estamos empezando a ser rentables", concluye Fernando.