Momento en el que Jesús Torres, Esther Aristieta, Bernardo Negueruela, Merche Carbonell y Amelia Lerma conseguían navegar en el paralelo 80º.

Momento en el que Jesús Torres, Esther Aristieta, Bernardo Negueruela, Merche Carbonell y Amelia Lerma conseguían navegar en el paralelo 80º. E. E.

Sociedad

Los cinco séniors del Desafío Santalucía 2025 ya navegan y conquistan el Paralelo 80, en el Ártico: "La emoción es palpable"

Bernardo, Esther, Jesús, Merche y Amelia navegan ahora mismo entre glaciares tras superar el arranque desde la ciudad fantasma de Pyramiden. Hoy han cruzado el mítico paralelo que los adentra en la verdadera frontera del Ártico.

Más información: Cinco séniors se enfrentarán al hielo, al mar y a sí mismos: "El Desafío Santalucía demuestra que envejecer también puede ser una conquista"

Julio César Ruiz Aguilar
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A las 17:16 de la tarde de este sábado, el velero El Intrépido ha alcanzado el Paralelo 80° Norte. No es una cifra cualquiera: es el límite simbólico que separa el Ártico más accesible de su región más inhóspita, un territorio al que solo se aventuran rompehielos, científicos y expediciones extremas.

Allí han llegado cinco séniors españoles, de entre 65 y 73 años, que hace apenas unos meses entrenaban en aguas templadas del Mediterráneo. El cruce supone la primera gran conquista del Desafío Santalucía Séniors 2025, la expedición que busca demostrar que la edad no es un freno sino, al contrario, una palanca de ilusión y resistencia.

Tras zarpar de Pyramiden —la ciudad minera soviética abandonada en 1998 y convertida hoy en museo de fantasmas—, el velero se abre camino entre fiordos, glaciares y un frío que cala hasta los huesos.

Los séniors, en una imagen tomada durante la travesía por el Ártico.

Los séniors, en una imagen tomada durante la travesía por el Ártico. E. E.

Amelia, profesora jubilada y senderista, lo resume entre lágrimas contenidas: "He estado soñando con este día y al fin ha llegado". La ilusión, dice, compensa las náuseas de los primeros días de mar agitado. "Aquí todo es extremo, pero también increíble. A veces siento que estoy dentro de un sueño del que no quiero despertar".

El hielo, el mar y la memoria

El cruce del Paralelo 80 marca también un hito personal. Esther, psicóloga de Irún, sufrió mareos en el arranque, pero se mantiene firme: "Estoy ansiosa por ver lo que nos depara cada jornada en este entorno ártico". A sus 67 años, asegura que no vino al Ártico a ganar una batalla contra el tiempo, sino a probar que todavía quedan muchos paisajes por descubrir.

Jesús, juez en activo y montañero, encuentra en el mar un desafío tan inesperado como radical: "La emoción es palpable. Estoy deseando explorar cada rincón de este lugar mágico". Su tono es sereno, como quien mide las palabras para no traicionar la grandeza del momento.

Mercedes, ex técnica deportiva de Valencia, asiente mientras repite una frase que parece haberse convertido en lema: "Esta es la recompensa a todo el esfuerzo. Estoy emocionada de vivir esta aventura con este equipo increíble".

Los cinco expedicionarios, en Pyramiden un día antes de zarpar.

Los cinco expedicionarios, en Pyramiden un día antes de zarpar. E. E.

Una conquista compartida

El cruce del Paralelo 80 no es sólo una cifra en el mapa, sino un triunfo colectivo. Bernardo, empresario palentino acostumbrado a los mares, lo subraya: "Estoy listo para lo que venga; la cabeza lo es todo en estos desafíos. Ser mayor no te hace viejo, es una actitud ante la vida".

La travesía, organizada por Trex Exploring bajo el amparo de Santalucía, pone en valor la idea de un envejecimiento activo y saludable. Los expedicionarios entrenaron durante meses para remar en kayak entre icebergs, caminar sobre tundras heladas y convivir en un velero reducido durante semanas. Ahora, cada brazada y cada guardia de timón parecen cobrar sentido.

El frío extremo, el mar imprevisible y las noches interminables son retos que apenas empiezan. Pero hoy, sobre la línea imaginaria del Paralelo 80, los cinco ya saben que la aventura no es solo física: es también un viaje interior, una manera de decirle al tiempo que aún quedan cumbres por escalar.

El Ártico como espejo

Desde el Intrépido, la mirada se pierde entre bloques de hielo azulados y montañas que parecen esculpidas por siglos de viento. El silencio es tan rotundo que cada crujido del barco suena como un latido. En esa inmensidad, los expedicionarios encuentran también un reflejo de sí mismos: vulnerables pero determinados, pequeños pero capaces de desafiar lo imposible.

El plan de navegación parece escrito a medio camino entre la épica y la incertidumbre. Desde la ciudad fantasma de Pyramiden, el Intrépido ha puesto rumbo sur hacia Trygghamna, en la Tierra de Óscar II, para después abrirse al Mar de Barents y seguir bordeando la cara occidental de Svalbard.

Primera salida de los séniors en kayak por el glacial de Dahlbrebukta.

Primera salida de los séniors en kayak por el glacial de Dahlbrebukta. E. E.

Allí, en el fiordo de Sank, espera la primera gran prueba en kayak antes de volver a navegar hacia el norte, atravesar la bahía de Hombak y alcanzar Ny-Ålesund, el asentamiento habitado más septentrional del planeta, desde donde partieron Amundsen y Nobile rumbo al Polo.

El recorrido se cerrará con un trekking extremo sobre el glaciar de Retrettøya, noche incluida en campamento sobre el hielo, y un último esfuerzo en kayak por Adolf Bay y Petunia Bay antes de regresar a Pyramiden, donde todo comenzó y donde concluirá esta segunda edición del Desafío Santalucía Seniors.

El Ártico, escenario de soledades y mitos, los recibe con un telón de nubes bajas y temperaturas que rozan lo insoportable. Sin embargo, en las voces de los cinco se cuela siempre la palabra "sueño". No hablan de sufrimiento, sino de conquista: la de vivir con sentido, la de demostrar que el tiempo no es un enemigo, sino un compañero de viaje.