Primer plano de una madre.
Carla, madre soltera, lo deja claro sobre la conciliación: "Me sale mejor pedir una excedencia que pagar un campamento"
Las vacaciones escolares ponen a prueba la conciliación en España, y muchas madres optan por renunciar al sueldo antes que asumir el coste del verano.
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Con la llegada del verano, muchas familias se enfrentan al reto de conciliar la vida laboral y familiar, especialmente durante los más de dos meses que los menores están sin colegio. Cubrir las vacaciones escolares, que abarcan julio, agosto y parte de junio y septiembre, se ha convertido en una carrera de fondo para padres y madres que, en la mayoría de los casos, apenas logran juntar un mes de descanso laboral.
Ante la falta de recursos públicos suficientes, las soluciones varían: tirar de abuelos, pagar campamentos urbanos o buscar actividades infantiles. Pero no todas las familias pueden costear estas alternativas. De hecho, cada vez más madres optan por una salida drástica: pedir una excedencia laboral.
“Me sale mejor pedir una excedencia que pagar un campamento”, aseguran muchas, como recoge un reportaje publicado por elDiario.es. Es el caso de Carla, madre sola de un niño de tres años y con dos padres dependientes.
Desde hace dos años, al terminar el curso escolar, solicita una excedencia: “En la empresa no les gusta demasiado, pero lo aceptan. Para eso renuncio a mi sueldo, pero es que si no, me lo gastaría en cuidadoras y campamentos”, cuenta. “Así disfruto con mi hijo y cuido de mis padres”.
También lo hace Belén, aunque por otros motivos. Trabaja en una gran empresa junto a su pareja, y ambos pueden permitirse parar. “Somos conscientes del privilegio. Lo hacemos no por necesidad, sino para poder viajar y estar en familia”, reconoce.
En el caso de Laura, autónoma con tres hijos, no existe el derecho legal a una excedencia como tal, pero ha adaptado su calendario: “Trabajo muy intensamente durante el curso, y cuando llega junio dejo de aceptar nuevos proyectos para poder estar con mis hijos”.
Excedencias: un derecho, pero no para todos
Las excedencias permiten suspender temporalmente el contrato de trabajo, conservando el puesto pero sin derecho a sueldo. Sin embargo, no están disponibles para los autónomos ni son siempre bien vistas por las empresas. Y sobre todo, tienen un claro sesgo de género: según datos de la Seguridad Social, en 2024 más del 84% de las excedencias por cuidado de hijos o familiares fueron solicitadas por mujeres.
La socióloga Teresa Jurado, profesora en la UNED y experta en conciliación, destaca este desequilibrio: “En las parejas heterosexuales, las madres siguen asumiendo mayoritariamente este tipo de renuncias. En 2023, el 80% de las excedencias por cuidado de menores fueron solicitadas por mujeres”. Aunque la cifra ha bajado respecto al 97% de 2005, sigue siendo muy elevada. “Mientras las excedencias no estén remuneradas, los padres seguirán sin tomarlas. No basta con tiempo, se necesitan ingresos”, advierte Jurado.
La abogada de familia Aida Casanova apunta también los efectos a largo plazo: “No solo hay pérdida de ingresos inmediatos, también se interrumpe la carrera profesional, se pierden oportunidades de promoción y se generan desequilibrios económicos dentro de la pareja. La mujer queda en una posición de mayor dependencia financiera”, subraya.
Conciliar, un privilegio
El reportaje de elDiario.es incluye también el testimonio de Iván Molina Herrero, uno de los pocos hombres que recurre a excedencias en verano. Padre de dos hijos y funcionario, él y su mujer se turnan cada año. “Ella tiene un puesto de dirección, así que decidimos que sea yo quien se la tome. Un mes de vacaciones y otro sin sueldo para poder estar en familia”, explica.
Aunque no ha tenido trabas legales, sí ha notado la bajada de ingresos: “O tienes un colchón económico, o ese verano vives muy justo”.
Un modelo insostenible
Todos coinciden: el actual modelo de conciliación no es sostenible. Las medidas públicas son insuficientes y los campamentos suponen un gasto inasumible para muchas familias. “La conciliación es una cuestión de dinero, y eso es injusto para las familias y los niños”, resume Belén.
Las expertas piden cambios estructurales: permisos retribuidos al 100%, actividades extraescolares asequibles y una distribución más equitativa de los cuidados. Casanova recuerda que España sigue sin cumplir con la Directiva Europea de conciliación, que obliga a ofrecer permisos parentales retribuidos y otras medidas que aún no se han implementado.
“Mientras no haya cambios, las madres seguirán tirando de excedencias. No porque quieran dejar de trabajar, sino porque no les salen las cuentas”, concluye.