Sergio Hidalgo, experto en aviación.

Sergio Hidalgo, experto en aviación. LinkedIn

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Sergio Hidalgo, experto en aviación: "El sitio más seguro del avión es el que más gente evita por las turbulencias"

El experto explicó en 'The Wild Project' por qué se apagan las luces al volar, qué pasa si se rompe una ventana y por qué no hay paracaídas.

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Cada vez que se sube a un avión, alguien piensa lo mismo: ¿y si pasa algo? ¿Por qué tengo que subir la ventanilla? ¿Realmente sirve de algo el cinturón? ¿Y si alguien abre la puerta en pleno vuelo? ¿Por qué no hay paracaídas para los pasajeros?

La aviación comercial es uno de los medios de transporte más seguros del mundo, pero también uno de los que más dudas genera. En su entrevista en The Wild Project, Sergio Hidalgo, ingeniero aeroespacial con más de una década de experiencia en seguridad aérea, respondió sin filtros a todas esas preguntas que millones de personas se hacen al volar.

"No hay explosiones, pero si se rompe una ventana puedes perder el conocimiento en 20 segundos".

Sergio empieza contundente: una ventana rota a gran altitud no provoca una explosión como en las películas, pero lo que sucede puede ser incluso más grave. La cabina se despresuriza en segundos, el aire se escapa a toda velocidad y el cuerpo no puede adaptarse a la falta de oxígeno.

La temperatura cae en picado hasta los -50 ºC y, si no te colocas la mascarilla de oxígeno en los primeros 15 o 20 segundos, pierdes el conocimiento. Es una carrera contrarreloj que no da margen para la improvisación.

Por eso, cuando caen las máscaras desde el techo, lo primero es ponerte la tuya y solo después ayudar a los demás. Intentar aguantar la respiración no sirve de nada: la diferencia de presión puede hacer que el aire salga violentamente de tus pulmones, provocando incluso daños internos.

"Abrir una puerta en pleno vuelo es tan imposible como mover una montaña"

Con los recientes casos de pasajeros que han intentado abrir puertas durante el vuelo, Hidalgo es muy claro: a 10.000 metros de altitud es física y humanamente imposible. La diferencia de presión entre el interior y el exterior es tan grande que ni diez personas juntas podrían forzar una salida.

El experto lo compara con intentar abrir desde dentro una botella de Coca-Cola gigante sellada al vacío. Si alguien lo consigue, como ocurrió en Corea del Sur en 2024, es porque el avión está ya muy cerca del suelo y la diferencia de presiones es mínima.

Aunque no haya despresurización, abrir una puerta en esas condiciones es una locura. Puede generar pánico, provocar una pérdida de estabilidad en el aparato y poner en riesgo la seguridad del vuelo y del resto de pasajeros.

"No hay paracaídas para los pasajeros por una razón muy sencilla: no servirían para nada"

Mucha gente se lo pregunta: si hay paracaídas para los militares, ¿por qué no en vuelos comerciales? La respuesta es más lógica de lo que parece. Hidalgo explica que, en un accidente aéreo real, los pasajeros no podrían usarlos.

Para saltar con paracaídas hace falta entrenamiento, estar consciente, tener tiempo y una puerta accesible. En un avión comercial, vuelas a más de 10.000 metros, sin oxígeno y a temperaturas bajo cero. En esas condiciones, aunque tuvieras un paracaídas, ni siquiera podrías salir del asiento.

Además, los aviones no suelen dar margen. Si ocurre una catástrofe, el descenso es tan rápido que en menos de un minuto puede estar en el suelo. Y si se diseñara un sistema para que toda la aeronave llevara un paracaídas general, la estructura sería tan pesada que impediría que el avión despegara.

Este tipo de soluciones existen en avionetas ligeras, como los Cirrus para cinco personas, pero solo en casos muy específicos y controlados. En aviación comercial, es simplemente inviable.

"Las luces se apagan y la persiana se sube para que puedas salir con vida"

Otra medida que suele generar dudas es la de apagar las luces durante el despegue y el aterrizaje. Según Sergio Hidalgo, se hace por pura seguridad: si hay un accidente, la vista de los pasajeros ya estará adaptada a la oscuridad y podrán reaccionar más rápido.

El gesto de subir la persiana tampoco es casual. Permite a los pasajeros y a la tripulación ver lo que está pasando fuera y decidir cómo evacuar en caso de emergencia. Son decisiones pequeñas que pueden marcar la diferencia entre vivir o no.

Estas medidas se introdujeron tras analizar incidentes reales donde la desorientación visual retrasaba las evacuaciones. Por eso, aunque parezcan detalles, no lo son: están diseñadas para salvar vidas.

"Los asientos traseros salvan más vidas, pero nadie los quiere"

Una de las preguntas más virales de la entrevista fue: ¿hay asientos más seguros que otros? Y la respuesta es sí. Hidalgo lo explica con claridad: los estudios con maniquíes y sensores en pruebas de accidentes han demostrado que la parte trasera del avión tiene más probabilidades de supervivencia.

Curiosamente, son los asientos más baratos, pero también los que más se mueven con las turbulencias. Al estar alejados del centro de gravedad del avión, cualquier movimiento se amplifica, lo que hace que muchos pasajeros los eviten.

Aun así, si lo que te preocupa es tu seguridad en caso de accidente, es ahí donde conviene estar. La parte delantera, por el contrario, suele recibir el impacto primero.

"La turbulencia no mata, pero puede hacerte volar por dentro del avión"

Una turbulencia no puede derribar un avión. Las alas están diseñadas para doblarse sin romperse y la estructura del aparato está preparada para soportar fuerzas extremas. Sin embargo, lo que sí puede pasar es que, si no llevas el cinturón puesto, salgas volando dentro de la cabina.

Ese golpe contra el techo o contra otro pasajero sí puede matarte. Por eso, aunque el vuelo vaya tranquilo, los pilotos y la tripulación insisten en que lleves el cinturón abrochado en todo momento cuando estés sentado.

Las turbulencias, además, pueden aparecer de forma inesperada. No siempre se pueden predecir, y cuando llegan, es tarde para reaccionar.

"Estar diez minutos sin móvil no te va a matar, pero distraer al piloto sí"

El eterno debate del modo avión también salió en la conversación. Hidalgo no lo duda: aunque los móviles no vayan a apagar un motor, pueden generar interferencias, señales falsas o ruidos que distraigan al piloto en un momento delicado.

“No te cuesta nada. Son diez minutos desde que despegas hasta que alcanzas la altitud de crucero. No vas a perderte nada por tener el móvil en modo avión, pero puedes evitar una distracción”, insiste.

Y concluye con una frase que ya es viral: “En aviación, todo está pensado. Gente más lista que nosotros lleva décadas estudiando esto. Así que si te dicen que pongas el cinturón, subas la persiana o apagues el móvil, no es para fastidiarte. Es para que llegues vivo”.