Sabadell, contra los okupas.

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Sociedad

"He comprado un spray de pimienta": la desesperación y el miedo de una vecina de Sabadell ante los okupas

Una vecina de Sabadell, desbordada por la okupación ilegal, denuncia una situación límite marcada por el miedo y la inseguridad.

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La preocupación por la okupación ilegal de locales y viviendas en algunos barrios de Sabadell ha alcanzado niveles alarmantes.

Los vecinos denuncian sentirse completamente desprotegidos ante una situación que, según explican, ha superado los límites de la inseguridad y se ha transformado en una amenaza constante para sus vidas.

Arantxa, una vecina que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias, relata el clima de miedo e impotencia que se vive cada día.

La mujer asistió a una reciente concentración organizada por residentes de la zona, quienes se han unido para hacer frente a lo que consideran una escalada incontrolada de violencia relacionada con grupos de okupas.

"La policía, por las leyes que hay, tienen las manos atadas, no pueden actuar más de lo que están haciendo", señala Arantxa.

"Estamos atemorizados e intimidados, no se puede salir a la calle tranquilamente y a la gente la ves llorando con miedo", añade.

La respuesta vecinal ha sido contundente. Ante la falta de soluciones institucionales, han decidido organizarse.

"Hemos hecho piña entre los barrios de aquí, nos juntamos cada noche y vamos a por ellos, porque no hay nada más que se pueda hacer que ir a por ellos y meterles miedo".

Según su testimonio, la situación ha derivado en agresiones físicas, amenazas e incluso casos mucho más graves.

"A una chica la toquetearon y la apuñalaron. Supuestamente es porque la confundieron con la ex de uno de estos personajes, aunque realmente no hay una excusa para hacer esto", relata.

Un hecho que, para Arantxa, pone de manifiesto la falta de seguridad incluso en lugares públicos.

"Estás aquí al lado, donde hay un bar, y te estás tomando un café, y de repente salen, se levantan la camiseta y ves el pedazo de machete", cuenta, haciendo referencia a situaciones que ha presenciado.

Este tipo de situaciones y el temor a pasear por la calle han llevado a los vecinos a tomar medidas extremas para proteger a sus familias.

En su caso, la decisión fue clara: "Yo tengo una hija y una madre, a la cual le he comprado un spray de pimienta para que se pueda defender en todo caso de agredirla", comenta.

La preocupación de Arantxa también se extiende al aumento de locales ocupados. Relata que, al menos, hay dos en su barrio que han generado problemas.

"El que está aquí enfrente estaba ocupado, llevaban dos meses. Realmente no hubo problemas, pero hubo un momento en que se pusieron rebeldes y fueron a por todas", explica.

Otro local, ubicado en Las Termes, fue también ocupado, aunque los vecinos lograron expulsar a quienes lo habían tomado.

"Entre los vecinos los pudimos echar. Y ahora, bueno, nos han llegado fuentes de información de que están en otro local. Así que, oye, iremos por ahí a buscar, a dar vueltas, a ver si los vemos", concluye.

Este caso refleja el sentimiento generalizado de abandono que viven muchos ciudadanos frente al fenómeno de la ocupación ilegal y la inseguridad asociada a ella.

La historia de Arantxa no es un caso aislado, sino un ejemplo más de cómo la desesperación está llevando a la ciudadanía a actuar por su cuenta, mientras reclaman una intervención más eficaz por parte de las autoridades.