
Invertir con tiempo puede marcar la diferencia de cara a la jubilación.
Xavier Brun, economista: "Si inviertes 1.000 euros cada año hasta tu jubilación, puedes convertirlos en 200.000 euros"
Mientras las criptos y las inversiones rápidas acaparan titulares, Xavier Brun insiste: la clave está en empezar pronto y dejar que el tiempo haga su magia.
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En tiempos en los que las finanzas personales parecen definirse por la especulación, los vaivenes de las criptomonedas y las modas de inversión rápida, es fácil olvidar que muchas veces, lo que de verdad funciona es lo más simple.
Mientras los titulares hablan de rendimientos explosivos y riesgos asumidos al límite, economistas como Xavier Brun, profesor en la Universitat Pompeu Fabra y gestor de inversiones, insisten en otra idea.
El verdadero cambio económico individual no está en acertar con el activo de moda, sino en entender bien cómo funciona el tiempo cuando se convierte en aliado del dinero.
El valor de la inversión
"Si pones 1.000 euros cada año desde los 20 hasta los 30, es decir, solo aportas 10.000 euros en total a un fondo de inversión que en promedio te dé un 8% capitalizado hasta los años de la jubilación, esa rentabilidad del 8% convierte esos 10.000 euros en prácticamente 200.000", explica Brun.
La clave no está solo en la rentabilidad, sino en el punto de partida: empezar pronto. Aunque el esfuerzo inversor dure apenas una década, el tiempo hace el resto. Y el resultado no es lineal, sino exponencial. Esa es la esencia del interés compuesto, una herramienta financiera sencilla que, sin embargo, sigue siendo subestimada por buena parte de la población.
Este tipo de fórmulas no se trata de trucos de ingeniería financiera, sino de una fórmula basada en una realidad matemática: cuando los intereses generados por un capital se reinvierten, estos generan a su vez más intereses. A largo plazo, este crecimiento acumulativo puede superar con creces cualquier esfuerzo puntual.
Brun lo refuerza con una comparación que, lejos de parecer exagerada, sirve para comprender mejor lo sensible que es este sistema a pequeñas variaciones: "Pero si ese fondo de inversión en lugar de darte un 8 te da un 10%, esos 10.000 se convierten en 400.000".
Una diferencia de solo dos puntos porcentuales duplica el capital final. Este detalle, aparentemente menor, revela por qué es tan relevante no solo invertir, sino también hacerlo bien: elegir productos con costes bajos, ser consistentes, y entender que no todo lo que brilla es oro, pero lo que crece poco a poco puede acabar siendo una mina.
"Esa magia que hace el Mago Pop es excelente, pero la magia del interés compuesto es la octava maravilla del mundo", afirma Brun, convencido de que este método es el más interesante para asegurarse una jubilación tranquila.
La clave: empezar cuanto antes
Este tipo de mensajes, sin embargo, llegan tarde para muchos. En España, por ejemplo, la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente, y no son pocos los que comienzan a pensar en invertir cuando ya se han perdido décadas clave para sembrar.
Por eso, lo que plantea Brun no es solo una posibilidad personal, sino una llamada de atención colectiva: urge acercar estos conceptos a los más jóvenes y fomentar políticas que incentiven el ahorro temprano y la inversión responsable.
Porque si algo demuestra esta historia, es que no se necesita mucho para lograr mucho. Solo visión, un poco de esfuerzo, y sobre todo, tiempo.