Gambas mojadas en café y chupito de agua con limón: el estrafalario menú viral de un 'guiri' en Sevilla

Si durante todo el año España es uno de los destinos turísticos favoritos, en verano son millones las personas que nos visitan buscando buen tiempo, monumentos, paisajes, historia y, por supuesto, gastronomía. Sin embargo, no todos llegan con la lección culinaria aprendida y cuando quieren ir más allá de la paella es habitual que se den algunas confusiones, sobre todo en lo relativo al marisco, aunque nunca antes lo habíamos visto mojado en el café.

Esto es lo que ha sucedido en el Bar Donald, un establecimiento mítico del centro de Sevilla que está regentado por un hombre no menos conocido que sus fogones: Mariano García. Además de dar cuenta de su famoso entrante de ensaladilla, sus mariscos y su pescaíto frito, el dueño del local ha contado al programa Andalucía Directo de Canal Sur lo que le sucedió "con un guiri" hace algunos días, un servicio que le dejó muy impresionado.

Al Donald, ubicado en la calle Canalejas 3, van los parroquianos habituales, pero también muchos turistas que quieren pegarse un homenaje con sus tapas en un lugar con solera y tradición sevillana. De ahí que, como ha destacado Mariano, "en 48 años detrás de un mostrador ha visto uno de todo". Sin embargo, la llegada de un extranjero que mojó las gambas de Huelva en un café con leche y se bebió después el agua con limón, le ha marcado.

'Chupito' de agua con limón

"Vio estas gambas en el mostrador y se le antojaron al hombre, y yo le puse cinco gambitas y su café con leche", recuerda Mariano, añadiendo que se puso también "el agua para lavarse las manos". El hombre peló el marisco, lo metió en el café y empezó a mojarlas antes de comérselas. No obstante, lo que "más me impresionó", confiesa el hostelero, es que "cuando terminó, se limpió las manos con la servilleta, cogió el agua calentita que tenemos para lavarse y se la bebió":

La reacción de la reportera, como la de los tuiteros que han comentado el vídeo, ha sido de sorpresa:

Superando ya las 100.000 reproducciones, la anécdota de Mariano no ha tardado en hacerse viral.