Niko con el libro sobre su nueva serie, Pésame Street

Niko con el libro sobre su nueva serie, Pésame Street Javier Elío

La Jungla / Social

Qué fue del 'padre' de 'Calico Electrónico': ahora es animalista y trabaja para Telefónica

En la Jungla. Niko, el creador de la primera web serie de éxito en España, quiere ahora hacer llegar un mensaje animalista.

3 marzo, 2019 00:06

A mediados de la década de los 2000 Cálico Electrónico arrancó el boom de las webseries. Era el superhéroe más español, gordito, con su bigote, algo gañán y sin superpoder alguno. Pero la realidad de internet se impuso, y las series web no son tan rentables como podían parecerlo en un principio,por lo que poco a poco fueron cayendo.

Finalmente, en 2015 Cálico se despidió de todos, pero Niko, su creador, no se rinde. Con un tono mucho más personal y financiada en parte a través de Patreon, su nueva serie Pésame Street quiere promover un mensaje animalista. 

¿Cómo da Cálico el salto de una mascota de una tienda de electrónica a una serie web?

Empezó siendo una mascota por la necesidad de Manuel Muzas, de Electronicaweb, para que la gente no se perdiera en el momento de hacer un pedido. En ese momento estaban de moda los wizards, las mascotitas. Así que creamos a Cálico Jack, que era el Clark Kent de Cálico y les gustó a los usuarios. Entonces decidimos... bueno, Manuel me propuso hacer algo más periódico, hacer ofertas y promociones con Calico Jack. Yo dije "no, lo que vamos a hacer una serie". Yo le llamé una "webtoon" o un "cartoon web", no sé ni cómo lo llamaba, no se llamaba webserie por aquel entonces. Yo tenía ganas de hacer una serie, eran los tiempos de Happy Tree Friends o Pucca, así que propuse una en la que lo que sucedía era que Cálico se enfrentaba a un gran enemigo y encontraba la solución en Electrónicaweb. Y ahí es donde convertí a Cálico Jack en Cálico Electrónico, un superhéroe, porque tenía más chicha para hacer una serie que un personaje que fregaba. Así nació la primera webserie de este país. La idea era hacer una temporada de seis capítulos, pero como la cosa chutó bien y, sobre todo a partir del quinto capítulo, despegó, pues seguimos con la tontería.

Tantos años después, las tomas falsas del capítulo de los poemas es una de las más recordadas, ¿qué hay detrás de esa escena?

Siempre dejaba las tomas falsas para el final. No las predeterminaba, así podían salir del propio capítulo. Esto fue un domingo y estrenábamos el lunes. Fui al estudio e hice lo que hacíamos todos cuando teníamos mucho curro: me conecté al Messenger a ver quién estaba. Me encontré con varios colegas que también estaban perdiendo el tiempo en el Messenger y les comenté la situación, que se me había ocurrido unas tomas falsas que fuesen Cálico leyendo poemas y que acabaran en disparate. Todos dejaron lo que estaban haciendo. Uno se declaró como un poeta frustrado, otro los buscó por internet -que en ese momento no era tan fácil, había que buscar de verdad-. Y así fue como surgieron las famosas tomas falsas del Capítulo 5.

Cálico se hizo famosa por animarse en Flash. Ahora es uno de los programas más odiados de la Red y todo el mundo quiere acabar con él. ¿Sigues usándolo para animar?

En internet ya no hay nada en Flash (en SWF) pero ahora simplemente se ha cambiado por Adobe Animate, que es prácticamente lo mismo. Antes se animaba en Flash por el peso, ahora como puedes subir vídeos de medio giga a YouTube ya no hace falta un formato que optimice el peso. 

¿Cuál es tu capítulo favorito de Cálico y por qué?

Pues... Cálico, el último de la segunda temporada. Fue el primer capítulo que hice para mí. Antes los hacía para los fans, me lo pasaba muy bien y por supuesto me tenía que gustar a mí, pero ese fue muy personal. Este es un capítulo en el que además de explicar la infancia de Cálico, también usé un estilo que imitaba el de Calvin & Hobbes de Bill Watterson, una de las series de tiras cómicas más carismáticas de la historia y de la que yo soy muy, pero que muy fan.

¿Y el que menos?

El de los toros. Bueno, en el que sale vestido de torero. Era el cuarto capítulo de la tercera temporada. Intentábamos emular a Bugs Bunny, basándonos en el mundo de la lucha libre y metiendo iconografía taurina, salía él de torero y enfrentándose a luchadores... no hay ninguna exaltación de la tauromaquia, pero es un capítulo que no acabó de convencerme demasiado. Hoy en día no lo haría. No es que me arrepienta, porque siempre lo intenté hacer todo con humor, pero no estoy especialmente orgulloso. Porque no me salió como quería, no tenía la gracia que tenía que tener y por haber vestido a Cálico de torero como algo positivo cuando no lo es.

En tu nueva serie reencarnas sin tapujos a personajes de Cálico, ¿tan duro es separarse de ellos?

No es que me esté costando, es que no actor de doblaje. Con Cálico puse voz a un montón de personajes y no doy para más. La serie nueva es algo que realizo yo solo con mis medios y que hago en mi tiempo libre y cuando puedo en fines de semana. Tengo que tener el máximo control porque si no no me daría tiempo y tengo que tirar de mis registros. Es lo que hay.

¿Volverá algún día Cálico?

De momento está descansando. Con Chema Alonso conseguimos sacar la cuarta y la quinta temporada y el último episodio ya fue un capítulazo de 13 minutos en el que me despedí de los fans. Se puede decir que Cálico está descansando, un merecido reposo y nunca se sabe qué pasará en un futuro. No es que esté hasta los huevos de hacerlo, ni nada de eso. Simplemente que en ese momento la serie no era rentable. Hicimos crowdfundings, buscamos patrocinadores... pero no fue suficiente. De hecho, los últimos episodios salieron de nuestro bolsillo. Me encanta hacer Cálico, pero de ahí a que me cueste dinero, pues no me lo puedo permitir.

¿Cómo  se pasa de una serie como Cálico Electrónico a un producto animalista como Pésame Street?

Pues por necesidad. Cálico lo hacía porque me apetecía, y Pésame Street lo hago porque lo necesito. Todo viene porque en 2014 decidí cambiar mi estilo de vida y hacerme vegano. A todos los que hacemos ese cambio hay una cierta necesidad de activismo, de hacer algo. Y ese algo, después de un año dándole vueltas, se transformó en Pésame Street.

¿Hubo alguna experiencia que te impulsara a realizar este cambio de vida?

Fue un cúmulo de cosas. Por mi experiencia y lo que he visto a mi alrededor, son muchas cosas y luego hay una que te hace "¡click!". En mi caso fue una charla de Gary Yourofsky. Que además es un ejemplo de cómo hacer un viral, porque si lo hubieran titulado "charla vegana de Gary Yourofsky" no lo hubiera visto ni el tato. Pero lo titularon El mejor discurso que jamás escucharás, y por aquel entonces no había el clickbait  descontrolado que hay ahora. Me llamó la atención e hice algo que nunca había hecho, que es ponerme con el iPad a verlo con los cascos por la noche. La siguiente semana me la pasé intentando desmontar lo que había visto y oído en el vídeo, no lo pude hacer y tuve que ser consecuente con mi forma de pensar, así que hice el cambio.

¿Es tu proyecto más personal?

Sí, sin duda. Está claro. Cálico lo hacía por que me apetecía y Pésame lo hago por necesidad, me ha servido para canalizar todo eso que llevo dentro. Además, se ha ido transformando y yo me he ido transformando gracias a ella. Yo tenía claro que sabía hacer reír a la gente, pero ahora sé que también puedo hacer llorar a la gente, y reír y llorar. Los capítulos pasan muy rápido de la risa a la lágrima. Supongo que es algo que me sale de dentro, no es algo que tenía pensado. Le enseñé todo emocionado el primer capítulo a Mireia, mi pareja, de golpe me giro y ella estaba llorando. Lo contrario de reír no es llorar. Lo contrario de reír, es no sentir. Una vez que les has hecho reír ya es más fácil llegar a ellos con un mensaje. Nadie quiere ver cómo degüellan a un cerdo o cómo trituran pollos, y el humor y la animación es una forma de hacer llegar esa información de forma más amena. Todo el mundo quiere reír y todo el mundo quiere ver dibujos.

¿Cuál es tu capítulo favorito?

Las siete vidas de un gato. Por mi pasión por los gatos, ya que tengo tres -o mejor dicho, me tienen ellos a mi-. Fue un capítulo que tuve tiempo para pensármelo mucho porque estaba ocupado con otras cosas. El primer capítulo me hizo mucha ilusión porque intentaba dejar a un lado la impotencia y la rabia que sientes al ver lo que se hace, pero mi favorito es el de los gatos.

¿Y alguno que no te guste?

Hay uno que, no es que no me guste, pero seguramente hoy en día no lo haría: el de los Toros Chachos. Son dos toros que van desmontando los argumentos taurinos de que el toro no sufre y todo eso. Acaban pegándole una paliza a un torero, y acaba diciendo "ningún torero ha resultado herido en este capítulo a diferencia de los toros que sí se matan". Es un capítulo que hice para mí, pero no tiene ningún beneficio para los animales. Nos reímos de los toreros y les "pegamos una paliza virtual”. Pero no conseguimos nada positivo. Me he dado cuenta de que lo último que hay que hacer es argumentar algo a partir del odio o de la ironía porque la otra persona se rebota, y es normal. Hay que intentar que sea desde el humor o desde el buen rollo, pero nunca desde la burla por más que muchas veces tengas ganas. No es que me arrepienta, pero ahora no lo haría. Hay taurinos mucho más inteligentes que yo y muy buenas personas pero que, como dice mi amigo, Leonardo Anselmi, el mundo está lleno de gente buena haciendo cosas malas. Simplemente no son conscientes de ciertas cosas.

Hubo una época en la que parecía que las series web eran el futuro y, a pesar del exitazo de los youtubers, ya no hay prácticamente series web ¿qué ha salido mal?

Lo que cuesta una webserie no es lo mismo que cuesta "grabarse jugando", que ojo, hay que editarlo, hay que estar al día de lo que ocurre... lleva mucho trabajo. Pero no tiene nada que ver con reunir un equipo de grabación de 20 o 30 personas, como en Malviviendo, o ponerte a hacer una serie de animación. También te diré que hay algunas series de animación que sí funcionan, pero son con una producción muy justa -que es totalmente respetable porque entienden mejor que yo el medio-. A mí me gusta hacer la serie de animación y no podría hacer algo rápido y de lo que no esté satisfecho, aunque es lo que debería hacer y poder sacar un capítulo a la semana. Para poder tener un beneficio de una webserie tendría que tener 4 o 5 millones de visionados por capítulo, pero para tener tantos seguidores debería que hacer muchos capítulos a la semana, y para eso se necesita mucho dinero. Hace unos años en YouTube aún se ganaba dinero -yo no, yo llegué tarde- pero ahora es imposible. Por eso, entre otras cosas, dejamos de hacer Cálico Electrónico.

¿Pueden plataformas de micromecenazgo y de crowdfunding ser una nueva esperanza para este tipo de producciones?

Sí que es esperanza. Cada plataforma funciona bien a su manera. Patreon funciona muy bien fuera de aquí -de hecho, ahora mi intención es empezar a doblar Pésame Street al inglés-. El crowdfunding funciona, pero tienen que ser proyectos amateurs, por así decirlo. Cuando lo hicimos para Cálico la gente me decía "pero si estás forrado". ¡Y no estoy forrado! ¡Si estoy haciendo el crowdfunding es para sacar el capítulo, no para gastármelo en whiskys! Hay esta concepción, el crowdfunding, si aportas, es porque dices "ay, pobrecico”. En Patreon el problema es que hay mucha gente que no sabe lo que es, no la suficiente como para levantar proyectos. Ha crecido mucho y ojalá la gente pierda el miedo, porque muchos me ha preguntado si me podía dar el dinero a mí directamente en vez de ir al Patreon de la serie ya que al estar sólo en inglés, pues no se enteraban mucho de cómo iba y no se fiaban…

¿Qué crees que hubiera pasado con Cálico Electrónico si en su momento álgido hubiera existido una plataforma como Netflix?

Pues no lo sé... en su momento ya intentamos hacer Cálico para la tele, ya con una mayor producción y no sé si hubiera funcionado del todo. Depende de si en vez de tres guionistas que éramos en una cafetería nos hubieran traído gente con experiencia trabajando para la tele. Porque se perdió el toque artesanal al pasar de hacer un capítulo al mes a tener que hacer tres. Intentábamos hacer más de lo que podíamos hacer. Pero bueno. Aún no está cerrada la puerta. ¿No han hecho Super López?

Si algún día tuvieras todo el presupuesto del mundo ¿has pensado qué harías? ¿Apostarías por YouTube? 

Pues me podría dar el moco, pero si te digo la verdad lo pondría en alguien que supiera y me recomendara bien, porque yo hago animación, los guiones, personajes emblemáticos, cotidianos, graciosos...pero reconozco mis limitaciones. Que en su momento triunfara con Cálico no significa que yo sea un crack de internet, sino que sin tener ningún conocimiento del medio o del SEO y esas cosas, Cálico triunfó por sus medios y por su genialidad. Y porque no había tanto como ahora. Ahora lo complicado no es hacer algo genial, es hacer que la gente lo vea.

¿Cuáles crees que son las mejores series de animación en la actualidad?

Rick y Morty, que me he inspirado en él para Doctor Tech -aunque en realidad me he inspirado más en el Birufilla de Sabias lo que?, pero le he puesto los pelos de Rick-. El increíble mundo de Gumball sigue siendo muy bruto y muy espectacular. Pero la verdad es que estoy muy desenganchado de las series de animación. Seguro que hay grandes seriacas, pero no estoy muy al día. Me gustaría, pero no.

De los proyectos que no has podido llevar a cabo o acabar, ¿cuál es el que te da más rabia?

¡Almorria, obviamente! Cada vez que leo los posibles guiones que habíamos pensado me da mucha rabia... porque luego ves la nueva de Matt Groening, El (des)encanto, que es muy del mismo rollo, basado en el mundillo medieval-fantástico, pero llevado a lo cotidiano. Se me han quedado las ganas. También otra que propuse para Playz y al final no les encajó, que mezclaba el universo Cálico, por así decirlo, con He-Man y Rick y Morty. Mezclaba la estética hortera de guerreros con pistolas, la física cuántica y la mala leche de Cálico. Se titulaba Mazo-man.

¿Qué planes de futuro tienes?

Actualmente estoy en Telefónica como Multimedia Specialist para el Brand Experience del CDO, Chema Alonso. Aquí estoy haciendo una webseries aplicando todo lo que he aprendido en estos años a una gran empresa como es Telefónica. Pero ahora tengo que hacer un producto que se ajustarme a los parámetros de la empresa, que guste y que siga teniendo mi toque personal. Es un gran reto que me motiva muchísimo. Además de esto, por supuesto, quiero seguir con Pésame Street, al ritmo que yo pueda. Y por último estos meses también tengo diferentes presentaciones del libro de la serie.

¿Qué puedes decirme de la serie que estás haciendo para Telefónica, Las aventuras del Doctor Tech?

Desde que he llegado estamos promocionando Movistar Home, que es el aparato desde el que podemos hablar con Aura, el asistente virtual de Movistar. Con la serie explicaré de una forma diferente qué es y cómo funciona y sus diferentes aplicaciones, con animación y humor, para poder llegar a un público diferente.