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El turbulento amor gay entre un ganso y un cisne que podría ser un culebrón

En la Jungla. Durante 18 años, Thomas y Henry vivieron una idílica historia de amor gay, una historia turbulenta que podría dar para un culebrón de sobremesa.

22 agosto, 2018 12:17

Hay quien dice que la homosexualidad no es algo natural, que es una cosa que nos hemos inventado los humanos por alguna extraña razón que jamás alcanzan a explicar del todo bien. Sin embargo, la lista de animales que han mostrado un comportamiento homosexual no es precisamente corta. La historia de la relación de Thomas -un ganso- y Henry, un cisne negro, es quizá una de las más sorprendentes, alargándose durante 18 años y convirtiéndose en una leyenda en el centro de rehabilitación de aves de Wellington, en Nueva Zelanda.

Todo comenzó en los años 80. Hasta entonces, Thomas había sido un animal solitario hasta que Henry apareció en su vida. En ese momento la actitud del primero cambió radicalmente y se convirtió en un novio de lo más protector. De hecho, en un primer momento los cuidadores pensaban que Henry era una hembra. Para sorpresa de muchos, pronto se descubrió que era un macho.

De relación idílica a turbulento culebrón

Pero la vida de Thomas estuvo a punto de dar un giro 18 años después de conocer a Henry, cuando apareció en escena Henrietta, otro cisne negro, en este caso hembra, que se apareó con el cisne. Thomas no se lo tomó muy bien y se volvió muy agresivo, atacando ferozmente a los cisnes del refugio. Sin embargo, algo sorprendente estaba a punto de ocurrir: los huevos eclosionaron, Thomas vio a las crías y las adoptó como suyas.

Henry y Henrietta tuvieron hasta 68 crías juntos a lo largo de los años, que Thomas ayudó a criar, incluso enseñando a volar a los pequeños. El trío vivió años como una suerte de relación poliamorosa. 

Enterrados juntos como los amantes de Teruel

Los últimos años no han sido fáciles para Thomas. En 2009, Henry murió dejando a Thomas desconsolado. Henrietta pronto encontraría un nuevo cisne. Thomas acabaría apareándose con una gansa y teniendo también diez crías, aunque estas serían robadas por otro ganso llamado George que las cuidó como si fueran suyas.

Durante los últimos ocho años sufrió una ceguera que le convirtió en el blanco de otras aves. Finalmente murió el pasado 6 de febrero, y fue enterrado junto a Henry, su compañero inseparable durante 18 años.

Pronto comenzaron un crowdfunding para poder instaurar una placa conmemorativa de la relación, pero finalmente si la propuesta de una residente local, Eileen Thomas, sale adelante, lo que tendrán será una estatua de bronce que reproducirá a la pareja a tamaño real.