A la izquierda, Ángel Velasco (anterior propietario); a la derecha, su hijo, Ángel Velasco (actual propietario). En el centro, una tienda de Torrons Vicens.

A la izquierda, Ángel Velasco (anterior propietario); a la derecha, su hijo, Ángel Velasco (actual propietario). En el centro, una tienda de Torrons Vicens. E. E.

Reportajes

El imperio de la familia Velasco tras los turrones Vicens: el obrador abrió en Lérida en 1775 y "hoy factura 100 millones"

Los Velasco compraron el obrador en el 2000 por 600.000 €. Ahora es una multinacional que colabora con grandes chefs como Albert Adrià o Jordi Roca.

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Torrons Vicens, nació en 1775, en Agramunt, un pueblo ubicado en Lérida, en la comarca del Urgel. Al principio lo hizo como una empresa familiar, pero que hoy día ya cuenta con una larga tradición turronera. Su origen es humilde y se ha mantenido en el tiempo como un ejemplo emprendedor y también artesanal por su elaboración.

El turrón de Agramunt se elabora tradicionalmente con miel, almendras y clara de huevo, siendo envuelto en obleas. Un producto exquisito, que logró que fuese protegido por ley como producto IGP (Indicación geográfica protegida). Al ofrecer productos con las materias primas de la tierra, se ha convertido en una elaboración autóctona, pero internacional.

Agramunt, no es solo cuna de este turrón, también lo es del chocolate a la piedra Jolonch que también pertenece al mismo conglomerado. Estos chocolates se llevan haciendo desde 1770 y son también considerados una variedad autóctona.

Turrón de Agramunt elaborado por Torrons Vicens.

Turrón de Agramunt elaborado por Torrons Vicens. YouTube

Un imperio del dulce

Los primeros documentos sobre este tipo de turrón aparecen ya en 1741 en cartas de familias nobles, pero la tradición es probable que se pierda más atrás en el tiempo. Por otro lado, la fábrica de chocolates de Jolonch es la fábrica de chocolate a la piedra más antigua del mundo y se ha convertido en un museo.

Chocolates Jolonch es una parte importante de la empresa que fue creada por la familia Jolonch. La empresa fue adquirida por Torrons Vicens en 2013. Este pueblo es por eso uno de esos enclaves como Jijona cuyo nombre queda ligado legalmente al producto, dotándolo de cierto caché.

Feria del Turrón y del chocolate a la piedra de Agramunt (Lleida).

Feria del Turrón y del chocolate a la piedra de Agramunt (Lleida). Europa Press

Se mantiene la tradición de la elaboración de los chocolates tanto por sus ingredientes, como por las máquinas que se emplean. Pero sí que se ha innovado con productos como el chocolate a la piedra con chile picante. El chocolate se elabora a partir de la haba del cacao para posteriormente tostarlo con leña de encina y ser molido a la piedra.

Por otro lado, el conglomerado tiene otras subdivisiones como Torrons Viar. Una empresa especializada en turrones y chocolates de calidad con una larga tradición, que lleva desde 1919. Ubicada en el barrio de Sants de Barcelona. Se ha destacado como una de las marcas de turrón de referencia en Cataluña por sus productos artesanos.

También tienen Torrons Àngel & Lluch, empresa agramuntina, que fue fundada por Àngel Lluch, quien empezó a elaborar turrones y otras especialidades en 1948. Esta rama se destaca por la elaboración de productos más ecológicos, elaborados con ingredientes naturales. Además cuentan con Taso 2000, dedicada a la producción de trufas heladas y postres congelados.

Torrons Vicens atravesó los tiempos convulsos del siglo XIX y XX. Estuvo a punto de desaparecer durante la Guerra Civil por los bombardeos sobre Agramunt, que dañaron gravemente las instalaciones. Aún así el obrador consiguió sobrevivir, pero ante una situación complicada, ya que era un taller pequeño, muy tradicional, con una producción muy estacional.

A la izquierda Ángel Velasco elaborando turron de yema quemada, a la derecha chocolates que se pueden ver en la fábrica de Xocolata Jolonch.

A la izquierda Ángel Velasco elaborando turron de yema quemada, a la derecha chocolates que se pueden ver en la fábrica de Xocolata Jolonch. YouTube

Ángel Velasco, clave

En el año 2000, los Vicens tuvieron que cerrar las puertas de su fábrica de turrones tras más de dos siglos al frente del obrador. Hubo un punto de inflexión importante en la historia de Torrons Vicens y fue ese año, cuando el maestro turronero Ángel Velasco— fallecido en 2022— y su hijo Ángel Velasco Herrero adquirieron la propiedad de la familia Vicens.

Asumieron la dirección de la empresa, pero manteniendo la elaboración tradicional. Aunque sí que fueron innovando con ciertos productos como su turrón soufflé de almendra, una evolución del turrón de Agramunt, pero con una textura más crujiente. También es destacable el turrón historia.

Un turrón que Ángel aprendió a elaborar cuando solo tenía 14 años y trabajaba en la pastelería Prats- Fatjó de Barcelona. Los Velasco se llevaban dedicando al sector de los dulces durante décadas, especialmente a las trufas heladas y pastelería. Por lo que ellos no querían dejar morir a una empresa con tanta trayectoria y consiguieron llevarla a otro nivel.

Cuando Ángel (padre) tenía 8 años falleció su padre por tuberculosis. Este era socio de una empresa en Cornellà que hacía puños de madera para paraguas. Eso le llevó a trabajar en la pastelería a tan temprana edad. Fue en parte por la necesidad de ayudar con su sueldo a su madre, pero también había vocación.

Angel Velasco (padre) posando con el típico turrón de Agramunt.

Angel Velasco (padre) posando con el típico turrón de Agramunt. Europa Press

La empresa no ha parado de crecer y es un ejemplo de rentabilización, ya que en su momento, Velasco invirtió 600.000 euros por la adquisición. Hoy en día factura algo más de 100 millones de euros, según indica la plataforma Experian en base al último ejercicio publicado. Por otro lado, Chocolates Jolonch factura casi 16 millones y medio de euros.

En 2010 abrió su primera tienda física en Sitges (Barcelona). En la actualidad cuenta con tiendas en Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Sevilla y Málaga. De hecho, aparte de las múltiples tiendas que tienen en los centros de las ciudades, también cuentan con tiendas estratégicas en aeropuertos.

En sus inicios, los Velasco cogieron un obrador alicaído, con 8 empleados, pero ahora se ha convertido en una multinacional del turrón que vende en Dubái, Corea o Nueva York, con sabores tan variopintos como mojito, gintónic o donuts. Actualmente dan trabajo a más de 400 empleados y cuentan con 65 tiendas que se han convertido en el souvenir gastronómico de muchos turistas.

Revolución de un producto encallado

Torrons Vicens ha conseguido una ardua tarea, desestacionalizar el producto. Es decir, que el turrón sea un producto que se compre más allá de las navidades, algo complicado porque cuando pensamos en turrón, lo primero que nos viene a la cabeza son las festividades.

La transformación de este producto siempre tuvo una premisa clara: conservar la elaboración artesanal, pero cambiando la forma de entender el sector. Es un gran éxito lo que han logrado los Velasco, porque detectaron que el turrón llevaba siglos encorsetado y sin innovar.

Una gran innovación fue la de su envasado. Tratando de imitar el modelo de presentación tradicional de una pastelería, se ejecutó la idea de presentar estos turrones de 500 gramos envasados en un plástico transparente, que permite que el consumidor pueda ver lo que compra.

Además, patentaron una idea que se ha convertido en un rasgo distintivo de la marca. Una ligera tabla de madera que permite que el turrón no se deforme y que a su vez hace la función de soporte a la hora de cortarlo. A partir de ahí, llegó la gran innovación que ha hecho de Torrons Vicens lo que es hoy día, su innovación y experimentación con los sabores.

En 2016 crearon Ametlles Vicens (Almendras Vicens), empresa dedicada a impulsar la plantación de almendros y la producción de almendra en comarcas como Urgel, Garrigues, Segarra o la Noguera. Una estrategia inteligente ya que les asegura un suministro de proximidad y de calidad.

Este movimiento hace que Vicens pase de ser un obrador a un grupo que abarca el campo y las ciudades. Por otro lado, en 2024 impulsaron el primer Campeonato Nacional de Turrón Creativo "Maestro Turronero Ángel Velasco", con el fin de hacer del turrón un campo de innovación gastronómica.

Colaboraciones exitosas y diversos sabores

Cuando entramos a un supermercado y vamos a la sección en la que se encuentran los turrones, podemos ver una gran variedad cromática de estas cajitas, lo que se traduce también en turrones de sabores que a muchos ni se nos habrían pasado por la cabeza. Los hay tradicionales como es el turrón de Agramunt.

También cuentan con otros clásicos como los turrones blandos y duros de almendra y de avellana. Los hay con o sin oblea, también sus reconocidos turrón soufflé o turrón historia... Pero también cuentan con otros sabores variopintos, más atrevidos, así como múltiples colaboraciones con cocineros de renombre.

Ángel Velasco Herrero, actual CEO de Torrons Vicens.

Ángel Velasco Herrero, actual CEO de Torrons Vicens. YouTube

Tienen turrones de dulce de leche, chupa chups de fresa y nata, jamón (colaboración con Enrique Tomás), mango, mazapán, pistacho, polvorón, praliné, limón, donuts... Y también algunas novedades para este 2025.

Por ejemplo los turrones de nocilla, praliné de naranja, a la piedra con chocolate, chocolate de Dubai, el casa cacao del Celler de Can Roca y el cromatismo con Praliné de naranja, siendo estos dos últimos colaboraciones con el famoso pastelero Jordi Roca.

Otra colaboración reciente fue con Ángel León (cinco estrellas Michelín) con quien han producido turrones de almendra frita, rosco de Vino, plancton...También han colaborado con Quique Dacosta (tres estrellas Michelín) que les ha ayudado a elaborar turrones de leche merengada y panetone entre otros.

Pero la gran colaboración que elevó Torrons Vicens vino de la mano de Albert Adrià, que les ayudó a combinar la alta gastronomía con la producción artesanal. Esta colaboración es la más vanguardista de todas porque reúne sabores que muchos no asociamos al turrón, pero que han sorprendido a muchos consumidores.

Ferran y Albert Adrià homenajean a la cocina latina con la cerveza Malquerida de Damm.

Ferran y Albert Adrià homenajean a la cocina latina con la cerveza Malquerida de Damm. Europa Press

Fruto de esta 'relación' se han producido turrones de baklava, cheesecake, arroz con leche, café, cerveza, chocolate con churros, frambuesa, gintónic, kikos, Lay’s gourmet, mandarina, miel, mojito, nata, Lay’s onduladas, pipas de calabaza, piña colada, té matcha, tiramisú, trufa, vermut, vino, vinagre, alga nori y muchos más.

Historia del turrón

Todas estas innovaciones han llevado a desestacionalizar el concepto del turrón, no obstante sigue siendo un clásico de la Navidad. El origen de este dulce se vincula con la llegada de manos árabes a la península, aunque hay quienes vinculan sus raíces a los griegos. El turrón se consolidó como producto navideño por razones históricas profundas: sus ingredientes.

Puesto que las almendras y la miel eran caros y escasos en la Edad Media, reservados para celebraciones especiales y la nobleza. Su elaboración coincidía con el final de la cosecha otoñal, cuando los artesanos terminaban labores agrícolas y lo producían para las festividades de diciembre.

Hay registros desde el siglo XVI, cuando Felipe II ya lo consumía en Navidad y Alicante pagaba salarios con turrones. De alguna manera quedó institucionalizado como un símbolo de abundancia familiar, una tradición que ha perdurado desde la península ibérica hasta convertirse en icono global de la Navidad hispanohablante.