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El escape de un blindado Pizarro ruge a primera hora de la mañana en la base militar 'El Goloso'. Las nubes aún cubren la cordillera de la madrileña sierra de Guadarrama y el reloj apenas marca las 9:00 cuando el soldado Wenxuang Jiang Li hace su aparición. Aún viste su uniforme de alumno, pero el 18 de noviembre, cuando se incorpore al Regimiento de Infantería 'Asturias' 31 del Ejército de Tierra, lucirá por primera vez el parche de su batallón.

Mientras camina frente a una batería de orugas M113, saluda por primera vez a algunos de sus nuevos compañeros. Le hace el saludo militar al jefe del regimiento, el coronel Villalonga. "Bienvenido, soldado", le responde, solemne, el oficial, y Li, con esa mezcla de emoción y sobriedad propia del recluta, agradece la cortesía con una sonrisa que baila entre el nervio y el orgullo.

El soldado, de padres chinos pero nacido en Barcelona en mayo de 2005, aún no sabe cuál será su destino dentro del Asturias 31. Puede acabar a bordo de los vehículos de infantería Pizarro del batallón 'Covadonga' o de los nuevos 8x8 Dragón con los que, a finales de año, contará el equipo del batallón 'Uad Ras' para sustituir progresivamente a sus TOA.

El soldado Li frente a la imagen del Regimiento Asturias 31 del Ejército de Tierra.

El soldado Li frente a la imagen del Regimiento Asturias 31 del Ejército de Tierra.

Pero el soldado Li se deja llevar y cualquier destino es bienvenido porque la meta era llegar hasta aquí, y más con los honores de los que hoy goza: a sus 20 años, ha sido el mejor soldado de su promoción. Concretamente, del Centro de Formación de Tropa (CEFOT) de Cáceres, donde ha figurado como el número 1 en la Formación Militar General.

Al haber sólo dos CEFOT, es lo mismo que decir que es una de las grandes promesas de las Fuerzas Armadas en todo el país.

"Yo no quería ser sólo el primero, sino demostrar que podía", asegura Li mientras cruza el umbral de una pequeña salita presidida por una foto de Felipe VI y una bandera de España. El militar se sienta frente a una antigua mesa de madera y entrelaza los dedos de las manos. "Elegí esta unidad porque siempre quise estar en un cuerpo de infantería. Es lo mío".

Así acabó en el 'Asturias' 31, conocido por ser uno de los más exigentes de las Fuerzas Armadas. La dureza de este regimiento se basa en una combinación de tradición de sacrificio, disciplina y adaptación constante, que se refleja tanto en la intensa preparación física de sus integrantes como en la preparación técnica, ya que tienen que usar vehículos modernos y tácticas avanzadas de combate.

El soldado Li durante la entrevista con EL ESPAÑOL en el acuartelamiento de El Goloso, en Madrid.

El soldado Li durante la entrevista con EL ESPAÑOL en el acuartelamiento de El Goloso, en Madrid. Sara Fernández E. E.

Ello no asusta al joven militar. Al contrario: lo ve como un reto personal para realizarse como persona y como oficial. "A mí lo que me gusta es liderar. Lo hice en el CEFOT, poniéndome al mando siempre que podía. Soy muy autoexigente. Por ejemplo, en las carreras siempre trataba de ponerme al frente aunque correr fuera lo que más me costaba".

Esa férrea disciplina es algo que le viene de niño, comenta Wenxuang Jiang Li. "Mi familia siempre ha sido muy recta. De pequeño yo ayudaba en los negocios a mis padres y a mis tíos en sus bares y restaurantes". El soldado explica que hasta pasó cinco años viviendo con sus abuelos en China, aunque "apenas recuerda nada".

Sin embargo, aunque su conversión al militarismo fue progresiva, sí que hubo un antes y un después; un punto en el que supo que quería dedicarse en cuerpo y alma a vestir el uniforme.

"Un día, mientras caminaba por la calle para ir al colegio, vi un coche de la Guardia Civil. Unos policías se bajaron y fueron directos hacia la puerta de una tienda. No sé qué ocurría exactamente, pero los vi y sentí que eso, estar con ellos, esa unión y ese compañerismo, era algo que quería. Al final decidí que el Ejército donde más encajaba".

Detalle del uniforme del soldado Li.

Detalle del uniforme del soldado Li. Sara Fernández E. E.

PREGUNTA.– ¿Qué diferencia percibe entre la cultura militar asiática y la española?

RESPUESTA.– La gran diferencia es que en la cultura asiática tú tienes un deber y lo cumples porque es lo que tienes que hacer; aquí, aunque eso también pasa, importa mucho la persona. En el ambiente en el que crecí uno hace un trabajo y ya, fin. Pero aquí hay más gratificación personal. Los mandos te valoran. Hay cercanía. Pero tampoco noto una gran diferencia entre China y Occidente porque toda mi vida me he sentido español, tengo integradas las costumbres y la cultura y siempre me he relacionado con gente de aquí.

Pese a que jamás ha percibido esa dualidad entre la cultura heredada de sus padres y abuelos, y aunque ha nacido en Cataluña y se ha criado a caballo entre Barcelona y Madrid, al soldado Li sí le gustaría ser fuente de inspiración para otros hijos de inmigrantes que quieran integrarse en las Fuerzas Armadas.

"Recuerdo estar hablando con unas personas asiáticas y decirles que ingresaba en el Ejército. 'Pero, ¿se puede?', me preguntaron. La madre me dijo que tenía un hijo y que estaba interesada en meterlo. Cada vez más chinos en España quieren que sus hijos entren en el Ejército. Allí, en China, el servicio militar es obligatorio".

Más allá de la inspiración que pueda suponer su caso, la incorporación de Wenxuang Jiang Li representa la evolución de las Fuerzas Armadas españolas hacia un modelo verdaderamente plural que refleja la diversidad de la sociedad española contemporánea.

Su presencia en el Regimiento "Asturias" 31 demuestra que el Ministerio de Defensa ha consolidado un sistema de selección basado exclusivamente en el mérito y la capacidad, sin que el origen familiar o cultural sea un obstáculo para la carrera militar.