Priscila, antes y después de ser atacada por un perro.

Priscila, antes y después de ser atacada por un perro. Cedidas por la familia.

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La batalla legal de Ramona para recuperar el rostro de su hija Priscila, de 8 años, atacada por un perro: "Le desfiguró la cara"

La madre de la niña ha contratado a la abogada Verónica Ene para el proceso penal: "Si el perro le llega a tirar al cuello a mi hija, la habría matado". "Saltó a por ella y comenzó la masacre. Yo me quedé en shock".

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A la pequeña Priscila le gustaría jugar al baloncesto por las tardes, después del colegio, pero le toca ir al psicólogo para hacer terapia, para borrar de su mente las secuelas como las que tiene en su rostro, por el brutal ataque que sufrió a manos de un perro. "Tiene la cara desfigurada", subraya su madre, Ramona. 

El tono de voz de Ramona durante su entrevista con EL ESPAÑOL resulta muy elevado, casi roza lo estridente, debido a que revive como si lo estuviera viendo el ataque que sufrió Priscila, con solo ocho añitos, cuando el 18 de agosto el perro de una vecina se abalanzó sobre ella en Ocaña y comenzó a morder su rostro.

"Tras el ataque, un día que estaba en la cocina, mi hija se acercó y me dijo: 'Mamá, por primera vez en la vida, me siento triste por tener así la cara'. Eso no se me olvidará jamás porque se me partió el corazón. Yo me puse de rodillas delante de ella y le prometí que mientras viva haré todo lo posible para devolverle su rostro".

Ramona apoya sus palabras aportando fotos a este diario, posteriores al ataque, con el rostro ensangrentado como en una película gore y con cicatrices por la cirugía de urgencia a la que fue sometida en el Hospital Universitario de Toledo. "El jefe de Cirugía General me dijo que las lesiones hablaban por sí solas", resume Ramona, ciudadana rumana, afincada en Ocaña junto a su hija y su marido, Ionut, un albañil de 37 años al que los vecinos conocen como Juan.  

Imágenes cedidas por Ramona, madre de Prisicila, para demostrar la gravedad de los bocados que su hija sufrió en el rostro por el perro de una vecina.

Imágenes cedidas por Ramona, madre de Prisicila, para demostrar la gravedad de los bocados que su hija sufrió en el rostro por el perro de una vecina. Cedidas

Es terrorífico el contenido del parte médico de la pequeña al ingresar en el Hospital Universitario de Toledo: “Niña de 8 años traída por su madre por mordedura de perro a nivel facial. Se encontraba paseando con su madre, una amiga y el perro de una amiga (un can mediano, mezcla de cocker y labrador), al intentar quitarle un palo de la boca, le ha mordido en varias ocasiones en la región facial”.

"Exploración física: múltiples lesiones incisas de 3 a 5 milímetros en región facial, correspondientes a colmillos. Predominan en la mitad izquierda de la cara; tres [heridas] en región mandibular; una en el lóbulo de la oreja; una retroarticular; dos en la nariz con rotura del cartílago [...]”. También presentaba “erosiones dispersas" por su cuerpo y “lesiones lineales” con un diámetro de 3 a 9 centímetros.

De forma que a la menor le tuvieron que suministrar bolos de fentanilo, una sustancia psicoactiva que se usa para tratar el dolor intenso y que causa graves adicciones en Estados Unidos. También se alertó al área de Cirugía General. "Si el perro le llega a tirar al cuello a mi hija, la habría matado", tal y como sostiene indignada Ramona. "Se comió el cartílago de su nariz". "Priscila está viva de milagro". " Le pusieron más de cien puntos de sutura".

Pero a pesar de semejante panorama, esta ha sido la respuesta que Ramona ha recibido del seguro del perro que atacó a su chiquilla: "Muy señora nuestra. En relación a la reclamación que ha efectuado a nuestro asegurado arriba citado, le comunicamos que no podemos hacernos cargo de los daños ocasionados, ya que, comprobadas por nuestra perito las circunstancias y consecuencias, consideramos que nuestro asegurado no es civilmente responsable, conforme a derecho”.

- ¿Cómo ha recibido la respuesta de la compañía de seguros?

- Me parece flipante todo.

La niña durante su ingreso en urgencias el 18 de agosto.

La niña durante su ingreso en urgencias el 18 de agosto. Cedida

La respuesta de la aseguradora es un grave contratiempo para la economía familiar de Ramona y Juan, ya que ella ha dejado de cuidar a niños para dedicarse en cuerpo y alma a la recuperación de su hija, y su marido está de baja en la construcción.

De modo que tienen que afrontar el pago de la hipoteca de su piso en Ocaña, junto a los costosos tratamientos de Priscila, para lograr que su rostro recupere su dulzura de antaño, a base de sesiones láser que cuestan 280 euros cada una, para eliminar cicatrices; sin contar las cremas; las visitas periódicas al psicólogo a 50 euros la hora...

"La semana pasada fuimos al pediatra y el próximo día 3 de noviembre tenemos cita en una clínica privada de Madrid. En principio, nos han dicho que necesita tres sesiones láser, pero después de la tercera ya nos dirán", según avanza esta madre sobre la agenda médica de su hija.

Ramona no olvida la promesa que le hizo a su hija de que su cara volvería a ser la de una princesa y ha contratado los servicios jurídicos de Verónica Ene, para emprender acciones legales con el objetivo de lograr una condena por responsabilidad civil, para que Priscila sea indemnizada y así financiar su rehabilitación. "Lo que más quiero es que se haga Justicia y que a esa señora le quiten el derecho de cuidar hasta un pollo porque no está capacitada. No quiero que a ningún ser humano, y mucho menos a un niño, le vuelva a pasar esto".

La tarea no se presenta sencilla por la postura de la aseguradora y por lo que dice la ordenanza del Ayuntamiento de Toledo que regula la tenencia y protección de animales, cuyo texto define como perro potencialmente peligroso (PPP) al pit bull; staffordshire bull terrier; american staffordshire terrier; rottweiler; dogo argentino; fila brasileiro; tosa inu y akita inu. El can que atacó a esta niña está definido como mestizo y no figura en ese listado, por ser una mezcla de cocker y labrador.

No obstante, la citada ordenanza también hace este matiz: “También tendrán la consideración de perros potencialmente peligrosos, aquellos animales de la especie canina que manifiesten un carácter marcadamente agresivo o que hayan protagonizado agresiones a personas o a otros animales. Dicha peligrosidad deberá ser apreciada por la autoridad municipal bien de oficio o tras haber recibido notificación o denuncia previo informe, por parte de un veterinario oficial [...]”.

Ramona, este lunes por la noche, abrazando y besando a su hija, Priscila.

Ramona, este lunes por la noche, abrazando y besando a su hija, Priscila. Cedida

A esta ciudadana rumana, de 41 años, le toca ver a diario a Blaky: el can que mordió ferozmente el rostro de su hija, debido a que el perro es propiedad del hijo de una vecina del bloque donde ella reside y las autoridades no se lo han retirado. "¿A dónde me voy a ir? Llevo siete años pagando hipoteca en Ocaña", subraya agobiada. "Hasta hace dos semanas lo seguía sacando a la calle sin bozal y tuve que ir a la Policía, a enseñarles las fotos de mi hija con la cara ensangrentada tras ser mordida".

- ¿Cómo lleva la situación su hija?

- Mi hija vomita y tiene pesadillas, se despierta gritando: '¡Mamá, que el perro me mata!' Arrastra varias faltas a clase en el colegio. Cuando vamos paseando por la calle, si ve un perro sale corriendo por miedo escénico. 

La personalidad extrovertida y alegre de esta chiquilla a la que le encanta la pintura, se ha resentido a causa del ataque de este perro que tuvo lugar cerca de la calle Ana Isabel Sánchez Torralba, sobre las 15.45 horas del 18 de agosto, en un espacio con señales que advierten de que está prohibida la presencia de mascotas, debido a que hay bancos, una fuente y zonas verdes, habilitadas para que los vecinos de Ocaña se sienten a leer, descansar o hablar, sin ser molestados por ningún can. 

"Tardé tres días en ir a la Guardia Civil", apunta esta ciudadana rumana, de 41 años, sobre la denuncia que ha dado pie al proceso penal donde ejercerá una acusación particular con su abogada Verónica Ene. "No quería denunciar a mi vecina porque creí en ella, me dijo que iba a intentar pagarlo todo con el seguro". Pero la respuesta ha sido taxativa por parte de la aseguradora de la mascota del hijo de la mujer y Ramona no está dispuesta a asumir un castigo al cuadrado. De un lado, por las lesiones físicas de su hija, y de otro, a nivel económico porque ya ha pagado más de 900 euros.

La madre aporta una foto para demostrar que está prohibida la presencia de perros en el espacio de Ocaña donde fue atacada su hija.

La madre aporta una foto para demostrar que está prohibida la presencia de perros en el espacio de Ocaña donde fue atacada su hija.

Esta madre también explica que está molesta porque por el barrio donde reside, circula la versión de que Priscila fue la que pegó al perro con un palo y Blaky reaccionó por instinto, mordiéndola por todo el rostro. Pero Ramona defiende que su hija "no es una asesina" y que la reacción del can no está justificada porque mandó a la menor al quirófano.

"Aquel lunes 18 de agosto, una mujer del bloque vino a pedirme el mando para abrir el garaje, pero yo no lo tenía porque se lo había llevado mi marido. Así que le dije: 'Tranquila que te voy a resolver el problema, voy a llamar a los vecinos'. Entonces, al salir del garaje, salió mi vecina paseando al perro de su hijo, Blaky, sin bozal, y lo soltó en una zona donde está prohibido el paso de los perros porque solo hay bancos para que sienten los vecinos de Ocaña". 

- ¿Cuándo se produjo el ataque?

- Ramona: Atacó a mi hija en cuestión de segundos. El perro echó a correr y saltó sobre Priscila. La dueña le ordenó a Blaky que tirase un palo que llevaba en la boca, se lo dijo tres veces. Ella le quitó el palo y lo pisoteó con el pie. En el momento en el que la dueña tiró el palo, el perro saltó a por mi hija.

Priscila estaría a medio metro y el perro que pesa más que los 22 kilos de mi hija, saltó a por ella y comenzó la masacre. Yo me quedé en shock. No pude reaccionar ante el ataque y empecé a llorar y a gritar: ¡Mi hija se muere!