Dos clientes de 'DogAventure' en una tienda de campaña con su perro.

Dos clientes de 'DogAventure' en una tienda de campaña con su perro. Laura Sancho

Mascotario

Laura Sancho, educadora, revela cómo combatir el estrés canino con el ocio: "No sirve un perro obediente si vive en tensión"

La educadora canina, fundadora de DogAventure, explica los efectos de esa tensión constante en los perros y cómo enfrentarlos.

Más información: Laura Sancho, fundadora de DogAventure, centro de ocio para perros: "Queremos que vivan aventuras únicas"

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"Siempre hablamos del estrés como algo que nos afecta constantemente con preocupaciones agobiantes. Pero pocas veces pensamos que nuestros perros también lo sufren", afirma Laura Sancho, fundadora de Dog Aventure, una empresa dedicada al ocio canino-humano.

"Y no solo un poco: el estrés es uno de los grandes enemigos silenciosos del bienestar canino", añade. Durante una entrevista con Mascotario, la educadora afirma que el estrés no es algo "malo" en sí.

Es la forma que tiene el cuerpo de reaccionar cuando percibe que una situación le supera. Explica que en esos momentos se activa una alarma biológica. Sube la frecuencia cardiaca, el cuerpo libera energía rápida, los sentidos se agudizan.

"Todo listo para huir, luchar o bloquearse". El problema viene cuando esa alarma se queda encendida demasiado tiempo. Entonces el estrés deja de ser útil y empieza a desgastar al perro por dentro y por fuera.

Reactividad, bloqueo, apatía

El estrés no siempre se ve en forma de un perro "nervioso". A veces se nota en cosas muy concretas:

Reactividad en los paseos: ladridos, tirones o estallidos frente a otros perros y personas.

Señales físicas: jadeo constante, sin calor, temblores, bostezos repetidos, lamerse en exceso, tensión corporal.

Sueño alterado: se despierta con cualquier ruido, no consigue descansar, se mueve inquieto.

Dolor y enfermedades: el estrés empeora la artrosis, debilita las defensas y facilita infecciones o problemas de piel.

Bloqueo o apatía: no siempre es "exceso de energía", también puede ser un perro que se paraliza o se aísla.

"Estas conductas son su manera de decirnos: 'no estoy bien, algo me desborda'", afirma contundente.

La parte emocional

El estrés también golpea la parte emocional. Es más difícil educar a un perro agobiado porque su cerebro está ocupado "sobreviviendo".

Vivir con esa tensión física y emocional constante hace la vida más complicada. No disfruta, no descansa y, poco a poco, ve deteriorada su calidad de vida.

Al final, es una reacción física y emocional natural del cuerpo ante desafíos o demandas, liberando hormonas como la adrenalina y el cortisol para prepararnos a la acción ("lucha o huida").

Un ocio contra el estrés

"En Dog Adventure lo tenemos clarísimo: el bienestar emocional es el pilar de todo lo que hacemos. No sirve de nada un perro que obedezca a la perfección si por dentro está en tensión permanente", cuenta Sancho.

Laura Sancho, educadora canina y fundadora de 'DogAventure', con su perro.

Laura Sancho, educadora canina y fundadora de 'DogAventure', con su perro. Laura Sancho

Cada actividad de ocio y cada adiestramiento que proponen están pensados para reducir el estrés, fomentar la calma y dar herramientas tanto al perro como a su familia humana. No se trata de "apagar conductas", sino de entender qué nos está diciendo el perro y ayudarle a vivir con equilibrio.

Cuando un perro está tranquilo y seguro:

  • Aprende más rápido.

  • Se relaciona mejor con otros perros y personas.

  • Su salud física mejora (menos problemas digestivos, menos recaídas).

  • Su vínculo con la familia se fortalece.

"Un perro sin estrés es un perro más feliz. Y eso es lo que todos queremos". Menos estrés significa más disfrute compartido. Trabajar cada día para prevenirlo y equilibrarlo, es un camino hacia una vida mucho más plena.