En varias imágenes: una pareja de influencers españolas insinúan la gran presencia de prostitutos y hombres guapos durante un viaje a Cabo Verde; otra mujer española baila con un local que trabaja en el hotel en el que se aloja; y una última joven señala a jóvenes caboverdianos como atractivo en un vídeo.

En varias imágenes: una pareja de influencers españolas insinúan la gran presencia de "prostitutos" y hombres guapos durante un viaje a Cabo Verde; otra mujer española baila con un local que trabaja en el hotel en el que se aloja; y una última joven señala a jóvenes caboverdianos como atractivo en un vídeo. E. E.

Reportajes

Ellos a Tailandia y ellas a Cabo Verde, el paraíso africano del turismo sexual para las mujeres españolas: "Buscan menores"

El archipiélago frente a la costa noroeste de África ha registrado un flujo creciente de turistas en los últimos años y también de españolas que mantienen relaciones sexuales con jóvenes locales.

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"Antes de venir, la gente con la que había hablado me decía: 'Pues ahí son muy guapos todos'. Y yo siempre pensaba: 'Bueno, puede ser que sean superguapos, pero no son de mi estilo'. Y se ve que la mayor parte de gente de España aquí acaba ligando con un caboverdiano. Se ve que aquí es el único sitio con más índice de prostitutos que de prostitutas [sic]".

"Yo venía aquí dándome igual y... [realiza aspavientos y simula que cae desmayada en la cama]. ¡Son perfectos! Vi a cuatro niños de nuestra edad y tienen la piel perfecta, los labios perfectos, los ojos, la sonrisa, los dientes, los brazos, el cuerpo".

El entrecomillado pertenece a un vídeo, de apenas unos segundos, que acumula millones de visualizaciones en TikTok. Una joven española, cámara en frente, comparte con sus seguidoras lo que presenta como un descubrimiento personal: la belleza de los hombres de Cabo Verde.

Una joven española, con más de 160.000 seguidores en TikTok, compartió recientemente un vídeo en el que habla de que ha descubierto su prototipo, destacando que Cabo Verde es un lugar de turismo sexual en el que los españoles siempre ligan.

Una joven española, con más de 160.000 seguidores en TikTok, compartió recientemente un vídeo en el que habla de que "ha descubierto su prototipo", destacando que Cabo Verde es un lugar de turismo sexual en el que los españoles siempre ligan. E. E.

En los comentarios, emojis de fuego, frases en tono jocoso, bromas sobre viajar al archipiélago. Nada parece desentonar: se trata, a simple vista, de la enésima pieza de contenido viral sobre destinos "de moda" para grupos de amigas que buscan playas, fiesta y un toque de exotismo.

Pero detrás de esos vídeos aparentemente inocuos late una realidad incómoda, difícil de nombrar: el turismo sexual femenino. Cabo Verde, un país insular de renta media baja, se ha convertido en los últimos años en un polo de atracción no solo para europeos en busca de resorts de sol y playa, sino también para mujeres, muchas de ellas españolas, que viajan con la expectativa —explícita o implícita— de mantener relaciones con hombres locales, mayoritariamente adolescentes.

Fenómeno tabú

El turismo sexual protagonizado por mujeres europeas lleva años documentado en otros destinos como Jamaica, Gambia o Kenia. En Cabo Verde, según reconocen misioneras, ONG y activistas locales, el fenómeno ha crecido en paralelo al aumento de los vuelos de bajo coste y a la popularidad del archipiélago en redes sociales como Instagram y TikTok.

"Existen mujeres que vienen buscando expresamente sexo con chicos jóvenes. Otras no lo dicen así, pero lo hacen. Y luego están quienes se enganchan emocionalmente y mantienen esas relaciones a distancia, enviando dinero todos los meses", explica Milagros García López, una religiosa española con más de dos décadas de trabajo en Mindelo, capital cultural del país.

En la jerga local, a esos jóvenes se les llama "niños de la Western Union": varones que dependen de las remesas que les envían estas mujeres europeas a través de la empresa internacional de transferencias de dinero. La isla de Sal, con sus resorts y discotecas a pie de playa, concentra buena parte de estos encuentros.

Allí, hace muy pocos años que grupos de jóvenes españolas llegan atraídas por los paquetes turísticos asequibles, el clima estable durante todo el año y la promesa de ocio sin complicaciones. Lo que no se promociona en los catálogos, pero se comenta en voz baja, es la otra cara: la proximidad de chicos locales, muchos en situación de precariedad, dispuestos a convertirse en compañía ocasional o estable a cambio de dinero, regalos o incluso tan solo una promesa de un futuro billete de avión.

Fiestas y supervivencia

En Cabo Verde, el 25% de la población vive en situación de pobreza estructural. El desempleo juvenil supera el 20% y las oportunidades de movilidad social son muy limitadas. En ese contexto, la prostitución —tanto femenina como masculina— se convierte en una salida de supervivencia.

"Para muchos jóvenes, estar con una turista significa tener cubiertos unos meses de gastos, poder seguir estudiando o ayudar en casa. Lo viven como algo normal", cuenta una cooperante española que trabaja en proyectos de prevención en Sal. "Algunas de las chicas con las que hablamos no se sienten víctimas. Dicen: 'Es mi decisión'. Pero detrás está siempre la falta de alternativas".

La presión económica es más cruda en Santiago y São Vicente, otras islas señaladas por la presencia de prostitución juvenil. Varias ONG locales trabajan en la atención a víctimas, especialmente niñas y adolescentes femeninas, las más perjudicadas, y denuncian que los recursos son insuficientes. "El turismo sexual no se limita a los hombres que buscan mujeres jóvenes. También está el caso de las mujeres europeas con chicos caboverdianos. Pero de eso casi nadie quiere hablar", añade la cooperante.

El dinero regresa, pero nunca volverás a tener 29 años bailando en la lluvia con un local en Cabo Verde, cuenta esta mujer en redes sociales.

"El dinero regresa, pero nunca volverás a tener 29 años bailando en la lluvia con un local en Cabo Verde", cuenta esta mujer en redes sociales. E. E.

La dimensión española

España es uno de los mercados emisores de turistas hacia Cabo Verde que más ha crecido en los últimos meses y años. Agencias, blogs especializados e influencers turísticos lo recomiendan como destino "exótico, cercano y barato" para despedidas de soltera, viajes de amigas o escapadas universitarias.

En la plataforma de TikTok proliferan vídeos de españolas bailando en clubs de Santa María o describiendo la "hospitalidad" de los locales. Lo sexual rara vez se nombra, pero está presente en los comentarios, las bromas y los mensajes privados.

Un informe de la ONG local Morabi recogía ya en 2023 la presencia de "relaciones de intercambio entre mujeres extranjeras y varones adolescentes en Sal y Mindelo". Aunque no existen cifras oficiales —Turismo de Cabo Verde ha declinado hacer declaraciones al respecto— las misioneras que trabajan en la zona confirman que hay casos de mujeres españolas que mantienen durante un largo tiempo vínculos de dependencia económica con jóvenes caboverdianos.

El vídeo viral con el que arranca este reportaje es tan sólo un ejemplo de cómo las redes sociales construyen una imagen parcial del fenómeno. En ellas se ensalza la belleza masculina —principalmente, a través de imágenes tomadas sobre el terreno sin el permiso de los protagonistas—, se exagera la sorpresa, se convierte en broma lo que en muchos casos roza la explotación sexual.

Sólo otro viernes en las playas de Cabo Verde, reza esta publicación en redes sociales en la que se graba sin consentimiento a jóvenes locales.

"Sólo otro viernes en las playas de Cabo Verde", reza esta publicación en redes sociales en la que se graba sin consentimiento a jóvenes locales. E. E.

A diferencia de otros destinos donde el turismo sexual femenino ha sido objeto de reportajes internacionales, en Cabo Verde el tema apenas asoma en los medios. En España, la cuestión genera incomodidad: rompe con la idea estereotipada del turismo sexual como algo asociado exclusivamente a varones occidentales.

En Mindelo, la misión de las Hermanas de la Caridad lleva años atendiendo a adolescentes en riesgo de prostitución. Ofrecen talleres de capacitación, becas escolares y un espacio seguro para hablar de lo que viven. "Las chicas nos cuentan que ven a sus amigas con ropa nueva, con móviles caros, y sienten la presión de entrar en esa dinámica. Algunas empiezan con 14 o 15 años", explica Milagros García.

Pero, cabe recordar, el trabajo se extiende también a los varones. "Tenemos chicos de 17 o 18 años que ya han estado con varias turistas. Dicen que es fácil, que les regalan zapatillas o que les mandan dinero después. Pero también hay un desgaste emocional enorme. Muchos acaban atrapados en relaciones de dependencia", señala la religiosa.

La cooperación española y organismos internacionales financian parte de estos proyectos, pero los responsables advierten de que el fenómeno crece más rápido de lo que las instituciones pueden abarcar.

Una frontera difusa

No todas las relaciones entre turistas y locales en Cabo Verde son explotación sexual. Existen historias de parejas que se han consolidado, de matrimonios binacionales, de vínculos basados en la atracción mutua. La frontera, sin embargo, se difumina cuando media la desigualdad extrema: diferencias de edad, poder adquisitivo y oportunidades vitales que convierten lo que parece un idilio en un intercambio marcado por la necesidad.

"Lo complicado es que muchas de estas mujeres no se perciben como clientas de prostitución. Piensan que han conocido a alguien especial en sus vacaciones. Pero cuando pagas la cuenta del hotel, compras regalos o envías dinero cada mes, estás participando en una relación desigual", explica la investigadora Yolanda Cruz, que ha estudiado el turismo sexual en África occidental.

En general, el turismo sexual femenino en Cabo Verde es un tema del que pocos quieren hablar. Principalmente porque no se entiende como tal. Para las autoridades locales, reconocerlo implicaría asumir la incapacidad de proteger a su juventud más vulnerable.

Imagen de archivo de una playa de Cabo Verde.

Imagen de archivo de una playa de Cabo Verde. Diario de Avisos.

Para muchos turistas, admitirlo sería poner en entredicho viajes vividos como inocentes o incluso románticos. Para los medios de comunicación europeos, supone abordar una incomodidad: que también las mujeres occidentales participan en dinámicas de consumo sexual que se alimentan de la pobreza del Sur, de la misma manera que los hombres lo han hecho durante tanto tiempo.

Mientras tanto, el fenómeno sigue extendiéndose, amplificado por vídeos virales, vuelos baratos y un silencio que pesa. En los pasillos de las misiones religiosas, en los talleres de ONG, en los testimonios de chicos y chicas que ven en los turistas una oportunidad de subsistencia, la realidad se repite: detrás de cada viaje, de cada noche de fiesta en Sal, hay una historia que no cabe en un TikTok de 15 segundos.