
La Guardia Civil encontró a cuatro mujeres, dinero y estupefacientes en el piso de Castro Urdiales Cedida
Testigos del piso de los horrores de Castro Urdiales, donde una familia prostituía a 4 mujeres: "Aislé la pared por los gritos"
El hijo hacía de taxista para los clientes mientras sus padres arrendaban las viviendas. Allí, en condiciones insalubres, dormían hacinadas.
Más información: Logran detener a la presunta cabecilla de una trama de trata de mujeres para su explotación sexual en León.
"Mi casa está pared con pared. Tuve que aislarla para dejar de oír todo aquello. Los gritos y los escándalos. Llegaban hombres borrachos. La liaban en el portal. Uno se dejó el móvil dentro y las otras no se lo querían dar. Ellas corrían de un lado para otro". Así describe un vecino de Castro Urdiales (Cantabria) todo lo que se vivió, durante años, en el segundo piso de la calle Belén 4.
Lo que nadie sabía es que esa "casa de prostitutas", como la describe otra residente de la zona que conocía la existencia del lugar desde hacía, al menos, tres años, era un piso de explotación sexual en el que cuatro mujeres de diferentes nacionalidades, la mayoría latinoamericanas, estaban siendo víctimas de trata.
¿Sus explotadores? Una familia, padre, madre e hijo, que residía en Castro Urdiales. No eran autóctonos, aunque vivían allí. Sus identidades no han trascendido, pero sí su modus operandi.

Imagen de las literas en las que vivían hacinadas las mujeres explotadas.
"Era una organización criminal en el sentido de que estaban perfectamente organizados", asegura a EL ESPAÑOL la sargento primero Rebeca Arias, de la Guardia Civil, responsable de la Operación Bildalketa que ha desarticulado la red.
Los criminales tenían perfectamente establecidos distintos roles dentro del grupo criminal. El hijo se encargaba del transporte de las mujeres entre los pisos y del cobro de los beneficios. Asimismo, había otras siete mujeres que hacían turnos de 12 horas para mantener vigiladas a las víctimas durante todo el día. Son las conocidas como controladoras.
"Se trata de personas que se dedican a supervisar los servicios de explotación sexual, subir y publicar los anuncios, contactar con los clientes. También eran encargadas del avituallamiento, de repartir estupefacientes y medicamentos a las chicas del piso, de realizar los cobros. Las mujeres eran utilizadas como meros objetos".
El matrimonio era el 'gestor' de la vivienda donde se realizaba la explotación sexual y, a su vez, supervisaba a las controladoras.
La familia ha sido detenida junto a otras cuatro personas, la mayoría controladoras, y otras tres están siendo investigadas. Por ahora se sabe que tenían dos pisos arrendados. Uno en Barakaldo, País Vasco, donde explotaban a cinco mujeres, y otro en Castro Urdiales, Cantabria, donde las autoridades hallaron a cuatro. Un total de nueve víctimas.
Los pisos eran de muy pequeño tamaño y carecían de las condiciones básicas de higiene. En el caso del local cántabro, las cuatro mujeres compartían un pequeño baño entre todas. También compartían clientes. Usaban la habitación para pernoctar, cuando no para 'trabajar'. Dormían en literas en la habitación más pequeña. Tan limitado era el espacio que no podían ni abrir la ventana.
Al irrumpir en el edificio, los agentes encontraron un sofá tantra, un tipo de sillón destinado a practicar diferentes posturas sexuales, y una nevera con refrescos. También hallaron un catálogo con las principales posiciones del kamasutra destinadas a 'inspirar' a sus clientes.
Vecinos de esta suerte de piso de los horrores describen haber visto muchas veces a las mujeres asomadas al balcón, e incluso un cabecero de la habitación en el que ponía 'Cuenca'. "Cuando compré mi vivienda hace cinco años, el problema ya estaba", denuncia uno de ellos.
"Tenían limitados sus movimientos", continúa la sargento Arias. "Estaban controladas por cámaras e incluso no tenían llave para acceder a la vivienda, así que si tenían que ir a la farmacia, la que estaba dentro sabía cuándo salían y cuándo volvían".

Momento en el que la Guardia Civil lleva a cabo las detenciones en la calle Belén, en Castro Urdiales.

Detalle de las imágenes de kamasutra encontradas en el piso de trata.
Si un cliente no las elegía, podían descansar ese día; si tenían mala suerte, podían estar 'trabajando' durante jornadas enteras. Los servicios sexuales los realizaban 24 horas, tanto en el 2º D como a domicilio si así lo requerían sus clientes. Ahí es donde el hijo del matrimonio entraba en juego, ya que hacía de chófer.
"Tenía un papel de taxista" y realizaba los traslados entre los pisos y las salidas a domicilio si un cliente quería que le prestasen servicios sexuales fuera de la ciudad, ya que operaban en toda la región.
Los explotadores, según señalan varias fuentes consultadas por este diario, anunciaban a las mujeres a través de una página de Facebook llamada 'Mimos-relax'. En Google Maps aún aparece la dirección de su sede: a poco menos de 10 metros del número 4 de la calle Belén. En su web, ahora eliminada, anunciaban a las mujeres a modo de escaparate.
"Vanesa, la española que más mola, 38 años". "Chantal, joven preciosa y por primera vez en castro, 20 años". "Kelly, novedad, 33 años". En cada una de sus fichas especificaban los servicios ofrecidos, entre ellos numerosos fetiches y servicios sexuales especiales.

Detalle de las stories de WhatsApp en las que el número asociado a 'Mimos Relax' señalaba la dirección en la que se llevaban a cabo los abusos.
"Todos nuestros clientes son únicos y los servicios altamente personalizables", rezaban los anunciantes, que ofrecían 'salidas y desplazamientos' a través de chóferes privados con "un precio muy asequible" y un emplazamiento "discreto, limpio y muy cómodo" que gozaba de "condiciones de higiene excelentes", además de "sábanas y toallas, jabón, enjuague bucal y bebidas gratuitas".
La última vez que la web tuvo actividad fue en 2022, pero los anuncios de 'Mimos relax' en Castro Urdiales estaban activos en numerosas páginas webs de escorts hasta, al menos, abril de 2025, justo un mes antes de que se realizaran las detenciones.
Varios vecinos de Castro Urdiales ya habían alertado de que allí había algo extraño. "Excelentísimo ayuntamiento. ¿Van a hacer algo con este piso de prostitución que hasta se anuncia en sus redes sociales? Calle Belén, número 4, 2º derecha. Dejen de mirar hacia otro lado".
Como prueba de ello, adjunta un pantallazo de un estado de WhatsApp del número asociado a Mimos Relax en la que se confirma su vinculación con la dirección en la que se practicaron las detenciones: "Oferta: folla con dos chicas por menos de 100 €. Sexo, fetiches, fiesta y más".

Momento en el que se realiza una de las detenciones de los sospechosos.
No obstante, la Guardia Civil confirma a EL ESPAÑOL que tan sólo hubo una denuncia, y no provenía de ningún vecino, sino de una oenegé que trabajó con dos de las mujeres explotadas.
De hecho, ese chivatazo fue el que dio origen a las primeras pesquisas, que se remontan a 2024. La oenegé alertó de que había un posible caso de explotación sexual en País Vasco.
Los agentes averiguaron que una mujer había llegado a España introducida desde Grecia, y que pasó por varios pisos en Vizcaya, Cantabria y Almería. Se constató que al menos en Barakaldo había sido explotada sexualmente por la presunta responsable del grupo criminal y su marido.
"Quejas sabíamos que existían, pero denuncias formales no teníamos. El tema de la explotación sexual es muy grave en este país. Damos por sentado que cuando hay un piso de prostitución es porque las mujeres están ahí porque quieren. Pero no todas están en esa condición. Muchas veces ni ellas se reconocen como víctimas".
Un vecino de un bar cercano a la zona de los hechos asegura que pensaba que "serían las típicas que están porque quieren". De vez en cuando, describe el dueño del local, se las veía "tomando algunos chupitos para quitarse toda esa movida de encima".
El pasado mes de mayo, la Guardia Civil realizó tres entradas y registros en las provincias de Bizkaia y Cantabria. Descubrieron que cinco de las mujeres liberadas eran de Colombia y otras cuatro de Bolivia, Venezuela, Paraguay y España.
En los registros se intervinieron más de 20.000€ en efectivo, siete teléfonos móviles, un ordenador portátil, dosis de cocaína para los clientes, pastillas de sildenafil –un tipo de viagra– y diversa documentación vinculada a los servicios de las víctimas.
Los detenidos se enfrentan a los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, prostitución coactiva, contra la salud pública, tráfico de drogas, blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal. La operación ha sido llevada a cabo por la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Vizcaya.