Ainhoa Larregui (i) y Palmira del Campo (d) gestionan mercadillos circulares en casas de lujo.

Ainhoa Larregui (i) y Palmira del Campo (d) gestionan mercadillos circulares en casas de lujo. Samuel Domínguez E. E.

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Ainhoa y Palmira montan mercadillos en mansiones y casas de lujo: "Vendemos cosas exclusivas a precios bajísimos"

Las madrileñas vacían las viviendas de las mejores zonas de la capital en tres días poniendo productos exclusivos por debajo del precio del mercado. 

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Se respira una atmósfera de riqueza, diseño y calidad cada vez que una de las mansiones en las que trabajan Ainhoa Larregui y Palmira del Campo abre sus puertas al público. Cuando los más adinerados de la capital quieren vender sus casas, una larga lista de ceros suele acompañar a su precio, pero tarde o temprano suena: "¡Vendido!".

Luego, las madrileñas se encargan de levantar un home market en su interior para vender todos los enseres de la vivienda hasta que no quede más que su estructura. "Es un mercadillo como los de toda la vida, pero nosotras jugamos con el lujo a precios muy competentes", señalan las profesionales. 

Vajillas de porcelana con piezas a un euro, cristalería de bohemia por menos de cinco, muebles de diseño por 200 euros, vestimenta de Prada, Gucci y Louis Vuitton con precios de risa, obras de arte casi regaladas… En su interior todo se vende, todos los recuerdos de una vida, las posesiones de los más ricos, todo aquello con lo que decoraron su hogar tiene un nuevo valor por debajo del precio del mercado que hace que miles y miles de personas acuden a estos mercadillos cada mes. 

Larregui y del Campo han vaciado casas de más de 1.200 metros cuadrados con más de 5.000 artículos.

Larregui y del Campo han vaciado casas de más de 1.200 metros cuadrados con más de 5.000 artículos. Samuel Domínguez

"Nosotras vaciamos casas", dice Laguerri, y razón no le falta. Después de tres semanas preparando la vivienda, separando y clasificando su inventario, tratando con expertos para averiguar el valor de cada pieza, y después de etiquetar, en ocasiones, hasta más de 5.000 artículos por casa, todo está listo para dar paso a los futuros compradores.

"¡Es una locura! La gente viene de todos lados y se llevan de todo. Conseguimos vaciar mansiones de más de 1.200 metros cuadrados en tan solo tres días", sostiene.

Más que el típico mercado de puestos ambulantes que se montan en muchas ciudades cada domingo, los 'home market' que gestionan las madrileñas parecen conciertos. A través de su perfil de Instagram hacen comunicados sobre la próxima vivienda que van a vaciar y publican las entradas para acceder en ella; y en cuestión de minutos se agotan. 

"Tenemos mucha más demanda que oferta. La gente que viene tiene que hacer cola a las puertas de las casas. Siempre determinamos un aforo según el volumen de compradores y el tamaño de la residencia. También marcamos franjas horarias y accesos con QR para mantener todo controlado. Hay días que cada hora pasan más de 400 personas a la vivienda", explica Larregui.

Los mercadillos en mansiones 

Vinted, Wallapop, Ebay…, parecen estar desfasados, por lo menos para estas dos madrileñas. El "vaciado" que desarrollan tanto Larregui como del Campo facilita la compra de artículos exclusivos, caros o inasequibles para la economía de la mayoría de las personas, adquiriendo así, piezas únicas de segunda mano que antes las veían inalcanzables.

Además, estos mercadillos también se han convertido en un auténtico fenómeno en redes sociales, por lo que cada vez son más jóvenes los que acuden a ellos en busca del mejor chollo para adornar sus casas.

Vajillas y cristalería por menos de cinco euros la pieza.

Vajillas y cristalería por menos de cinco euros la pieza. Samuel Domínguez

"Desde que empezamos con el proyecto hemos crecido muchísimo en Instagram, de hecho, los propietarios de las casas nos suelen contactar por ahí. Una vez nos da el visto bueno y se lleva todo lo que quiera para su próxima residencia, nosotras reubicamos todo el material que nos ha dejado y descartamos aquello que no esté preparado para la venta".

Y continúa: "Solemos trabajar cinco personas organizando todas las piezas, más los coleccionistas de arte, historiadores y anticuarios que tengan que venir para tasar las piezas más relevantes".

Las profesionales tienen claro que el negocio no es la venta de los enseres, sino el vaciado de la casa. Para ello, han buscado la fórmula mágica –y bastante sencilla– para poder deshacerse de todo.

"Precios bajos". Tal y como explican, la clave de su éxito es poner casi todo por debajo del precio que marca el mercado de segunda mano. "Los dueños de las casas no están centrados en el dinero que pueden sacar de lo que venden, sino de quitarse todo lo que no quieran de encima", dice Ainhoa.

Compradores, soñadores y entusiastas 

Ainhoa y Palmira se han especializado en el lujo, pero un lujo renovado, más fresco y a disposición de todo el mundo. Recorriendo los mejores barrios y ubicaciones de Madrid ya han conseguido realizar los vaciados de más de 25 casas, y por el ritmo que llevan, su negocio acaba de despegar. Además de vaciar y vender, que son sus dos objetivos principales, las profesionales afirman que también regalan experiencias

"Hay muchas personas que no solo vienen por lo que vendemos, vienen para ver casas únicas y exclusivas que solo se ven en revistas y películas. Nosotras trabajamos con personas que tienen un nivel económico muy alto, por lo que sus viviendas y todo lo que está en su interior salen de lo común".

En sus mercadillos venden piezas vajillas de porcelana y cristalería de bohemia por tan solo un euro.

En sus mercadillos venden piezas vajillas de porcelana y cristalería de bohemia por tan solo un euro. Samuel Domínguez

"Muchas de las residencias que vaciamos tienen cajas fuertes gigantes, vestidores del tamaño de un piso corriente, cámaras de socorro, una arquitectura inusual, jardines inmensos…, por lo que tenemos a cientos de curiosos que vienen a darse un paseo y acaban comprando algo bonito y a muy buen precio", resaltan, jocosas. 

Un mercado circular

Gracias a este tipo de mercadillos, las madrileñas evitan que miles de productos acaben en puntos limpios y tengan una segunda oportunidad. "Una de las cosas que más nos llenan de nuestro trabajo es la ilusión con la que la gente compra los artículos", argumentan.

Además, para contribuir a la sostenibilidad y a una economía circular, muchos de los productos que no presentan las condiciones idóneas para la venta, se donan a diferentes ONG y asociaciones que entregan estos materiales a las personas más necesitadas.