David Cuevas C.
Publicada

Tras esa fachada de hombre serio, esquivo y rígido que dice poseer secretos de estado que pondrían nuestro país patas arriba, nadie diría que se esconde una persona con miedos e inquietudes relacionadas con asuntos de tinte paranormal e incluso ufológico. Ha tenido varias experiencias personales relacionadas con ovnis y fantasmas, además de haber investigado asuntos como la telepatía, que según él, podría tener implicación policial, así como la polémica Iglesia de la Cienciología.

Comisario jubilado y exjefe del servicio de inteligencia de la policía, tiene medio centenar de causas abiertas y trabajó para diez ministros. Él es José Manuel Villarejo. Y cuenta, por vez primera, historias desconocidas que no dejarán al lector de ELESPAÑOL | Porfolio indiferente…

Pregunta.- José Manuel, ¿qué tal, cómo está? 

Respuesta.- Pues bien, razonablemente bien, además decidido a contar la verdad porque después de que otros han escrito más de 20 libros en los que hablan de mí, sujetos que no me conocen de nada, que yo les llamo villarejólogos, entonces he decidido escribir mi primer libro que se llama "El Estado contra mí", pero el Estado contra mí no es el Estado que somos todos, sino el Estado profundo, el Estado que maneja los resultados del poder, porque la verdad os hará libre y eso es muy importante, y la ciudadanía se merece que se conozcan las cosas. 

Villarejo.

Villarejo.

El comisario y la parapsicología

P.- Usted entró en la policía en 1972 y dos años después colaboró en la realización de un congreso de… ¡parapsicología!

R.- Así fue, yo he sido siempre una persona con muchas inquietudes desde mi juventud. Era muy orientalista, es decir, de la filosofía y la manera de entender la vida en Oriente, y de la mano de eso me adentré mucho en el mundo de la parapsicología porque entendía que eran cosas, incluso después, que tendrían utilidad policial. Entonces me abrieron un expediente por rojo, por ser de izquierdas, porque participé en la organización junto con un señor que se llamaba Germán de Argumosa, que se definía como parapsicobiofísico, y organizamos un congreso, creo que fue el primero que hubo, a principios de los setenta en Barcelona. 

P.- ¿Puede contar más?

R.- Yo he entendido siempre que lo que es la telepatía, determinados factores que están ahí y que son ciertos, pueden ser de interés sobre todo para el mundo de la investigación, que era, en mi caso, el mundo policial, ¿no? Y entonces indagué mucho sobre ello y llegué a, de alguna manera, ejercitarme sobre lo que era, digamos, la captación de la energía mental de la persona que tenía enfrente, y sorprendentemente llegué casi a entender un poco su esquema. Eso me sirvió para ser considerado, por eso me llamaban mucho, como un gran captador de fuentes humanas, porque generaba una empatía con el interlocutor, que enseguida me ganaba su confianza. 

P.- De hecho, gracias a Manuel Carballal y Pilar Ramiro de Pano, tenemos un documento que así lo acredita, comisario. Aquí está. Si lo quiere leer... 

R.- Vaya. Pone: Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas. Ajá… El abajo firmante, José Manuel Villarejo Pérez, de 25 años de edad, de profesión abogado, con domicilio en Costa Niña de San Pedro VII, tal… En Madrid, teléfono 2656731, que efectivamente era mi teléfono, solicita previa aceptación del Comité Rector, sea admitido en el Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas, en calidad de miembro del mismo… Qué bueno, qué interesante. 

P.- Y eso no es todo…

R.- Así es. Está fechado el 21 de enero del 77 y hay una autorización de pago, que yo abonaba una cantidad mensual de 250 pesetas, a la cuenta de Banco de Santander. El titular era el señor Argumosa, creo recordar. Pues fíjese, como verá, no le estaba mintiendo. Y en este caso, como dicen siempre de mí que no aporto ninguna prueba, en este caso ha sido usted el que lo ha hecho, de mi vinculación con la parapsicología. Me ha sorprendido muy gratamente

Documento del Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas.

Documento del Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas. Cedida

Sus experiencias paranormales… y ufológicas

P.- ¿Recuerda algo más relacionado con esa época, en la que usted tuvo esos coqueteos con lo paranormal? 

R.- Sí, yo vivía además en esa dirección que usted me ha enseñado, que era Costanillas.-San Pedro, en una buhardilla, en la que tenía una terraza y organizaba allí grupos por la noche para, digamos, dormir en allí. En verano, con unos equipos para ver si veíamos alguna presencia extraña, un OVNI o alguna cosa.

P.- Vaya…

R.- Y organizaba grupos muy divertidos, muy interesantes, que alguna vez me tomaban por loco, porque hay un inspector de policía que hace estas cosas, no parece serio, ¿no? Pero yo entendía que hay una parte, digamos, de la psique, de la mente humana, de la que muchos tienen miedo a escudriñar sobre ella. Pero el cerebro humano es un órgano maravilloso donde las dendritas y las neuritas nunca se sabe dónde empiezan y dónde terminan. Luego ya mis obligaciones y tal me impidieron continuar y lo lamenté mucho. Fíjese, creo que llegué a plantear en la época del sindicato una ponencia sobre el uso de la parapsicología en parafines policiales.

P.- ¿Sí?

R.- Así es. La telepatía, lo que era, digamos, la profundidad en las comunicaciones mentales...

P.- Y en lo que respecta a la ufología, a lo que tiene que ver con los ovnis, que antes citaba... 

R.- Sí, la verdad es que también me gusta mucho el tema... En alguna ocasión tuve la sensación de haber visto algún fenómeno extraño, sobre todo porque en la época que estuve en los grupos antiterroristas me pasaba muchas temporadas en el monte a la espera del paso de mugas, que se llama el paso de la frontera de los terroristas. Y muchas veces, por la noche y tal, y veía de pronto una luz extraña que aparecía, desaparecía.

Y claro, podría interpretarse como siempre, pues eso, algún avión, alguna cosa astronómica, explicable... Pero en ocasiones tuve esas sensaciones, y la verdad es que... Creo que llegué incluso a hacer algún informe parecido a lo que hizo el amigo Negri, pero al final nunca me tomaron en serio. Pero yo, sin embargo, sigo creyendo que sin duda hay otros mundos además de los que tenemos aquí.

Una fotografía de Villarejo.

Una fotografía de Villarejo. Cedida

Sería absurdo pensar que es el único planeta de los miles de millones de toneladas que existen en todas las miles de docenas de toneladas de estrellas que no haya nada más que las condiciones en la Tierra para que haya vida, ¿no? 

P.- Y esos fenómenos lumínicos que vio, ¿cree usted que tienen alguna explicación o tiene alguna duda? 

R.- Algunos casos no tenían ninguna explicación. 

P.- ¿Puede contar alguno? 

R.- Recuerdo en una ocasión que estábamos haciendo una espera porque nos habían dicho que iban a pasar unos etarras por un lugar, por ejemplo, la cuenca de Bidasoa, cerca de un paso muy habitual de los contrabandistas y de pronto vimos una luz potente que se paró a mucha distancia, luego avanzó, después retrocedió… y no tenía una explicación salvo que hubiera sido un helicóptero, por decir, pero no había ruido y eso nos llamó mucho la atención.

Me acuerdo de que, como yo tenía siempre la mala costumbre de registrar casi todo, pues escribía todo e informaba de todo, creo que hice algún informe en este sentido que el comisario, cuando lo leyó, probablemente lo rompió porque dijo que estaba yo para cosas más serias como era detener etarras y no para teorías absurdas.

P.- ¿Y ha tenido algún tipo de experiencia, digamos, inexplicada de estas características o bien con ovnis o con fenómenos extraños? 

R.- Sí, he tenido experiencias así. Yo creo profundamente en lo que es la energía, la energía mental en el sentido de que hay algo más que la estructura física del individuo, que hay algo espiritual y ese algo probablemente es cierto que permanece en ocasiones dando lugar a que haya alguna coincidencia, digamos, entre emisión y recepción, es decir, la misma longitud de onda del que emite esa energía al que la recibe. Yo tuve una experiencia, además la he contado muchas veces, pero en público nunca, es la primera vez que lo voy a contar… 

P.- Gracias.

R.- Espero que así me tomen menos en serio todavía de lo que dicen que me toman porque no aporto pruebas (risas). Y fue en El Carpio (Córdoba), mi pueblo, en el que de pequeño, con mi hermano Antonio, pobre que murió en el COVID, estando los dos solos (mi padre trabajaba en una farmacia y mi madre en la matrona y prácticamente estábamos con empleadas), recuerdo que estábamos un día jugando en la cama, en una habitación y de pronto vimos una figura que pasaba ante nosotros y se metía por la pared.

Villarejo en su entrevista con El Español.

Villarejo en su entrevista con El Español. Cedida

Todavía lo estoy contando y casi se me pone el bello de punta. Entonces justo al día siguiente, cuando se lo contamos a una empleada nuestra, la mujer se asustó muchísimo porque por donde pasó esa figura había una puerta en esa casa, antiguamente. Tengo la sensación de que vimos una escena de algo que había ocurrido allí hace muchos años.

P.- ¿Y qué cree que pudo ser aquello, comisario? 

R.- Pues no lo sé. Yo, en esa ocasión, no tengo duda de que fue algo inexplicable porque luego después, estando en prisión, he notado mucho la presencia de mis padres y de mi hermano Antonio, ya fallecidos. Lo he sentido cerca casi como si hablara con ellos. Podría ser una cuestión de sugestión. Y ya le digo, no soy una persona especialmente religiosa. Respeto mucho la religión.

Tengo un hermano sacerdote, además. El caso es que, en ocasiones, cuando estaba débil, porque fueron casi cuatro años de prisión preventiva, yo notaba la presencia de ellos, que me abrazaban y que me daban ánimos. Y era una sensación que, en ocasiones, me despertaba de madrugada casi con escalofríos. No sabría explicarlo, pero... 

P.- ¿Recuerda alguna experiencia más, aparte de las que nos ha comentado? 

R.- Pues he tenido otras experiencias, en países africanos y tal, de estar en un sitio y de pronto salir de la pared una persona así como con capucha. Recuerdo que sucedió en una ocasión, y asustarme... Yo normalmente no tengo miedo prácticamente a casi nada, ya expliqué el otro día en el Congreso la famosa frase de mi tocayo Seneca, cuando le dijo a Nerón: "el poder hacia mí que tú tienes es el miedo que yo te tenga, como no te tengo ningún miedo, no tienes poder sobre mí".

Pero yo sí tengo mucho miedo, nunca a personas, pero sí a situaciones, y en ocasiones a solas y tal, he tenido la sensación de tener personas cerca, observándome. Y en la citada buhardilla, yo vivía con compañeros que terminaban marchándose todos porque decían que había gente (cuando no había nadie).

Entonces yo colocaba magnetófonos de bobina abierta, y por las noches oía, cuando llegaba el día siguiente, voces y tal, y es porque esa buhardilla perteneció a un sastre y en ella se juntaban para conspirar, y debe ser que estaba en ese ambiente. En más de una ocasión me he despertado porque he tenido la sensación de que alguien estaba mirándome. Y ese tipo de cosas las he tenido toda mi vida.

P.- Podría decirse entonces que su afición por las grabaciones casi que empezó grabando presuntas psicofonías… 

R.- Sí, pero respecto al tema de las grabaciones, siempre lo digo, pero insistir en ello, la inmensa mayoría de los audios que estaban en mis archivos son audios que hacía el CNI.

Villarejo en la Audiencia Nacional.

Villarejo en la Audiencia Nacional. EuropaPress

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De acuerdo conmigo, es cierto, ¿por qué? Porque yo estaba en temas de cierta delicadeza, y desde principios de los 2000, cuando participé en una serie de operaciones complicadas, como en la guerra de Irak, pues me dijeron: oye, es bueno tenerte monitorizado las 24 horas para evitar problemas, pero no te preocupes que te vamos a dar una copia de todo lo que vayamos grabando.

Y por eso en mis archivos aparecen esas copias, y además encriptadas en un programa que ellos me dieron. Es cierto que me interesaba mucho cada vez que yo tenía una reunión con un político, un juez, un fiscal, algún empresario... Y otras veces, me decían: lo vamos a grabar desde remoto. Un programa que me ponían en los teléfonos para activar las grabaciones. Otras me decían: graba esto. Y yo la grababa espontáneamente.

P.- Comisario, hablando de archivos, se sabe que ha habido interés en momentos puntuales de los servicios secretos en lo que respecta, digamos, al tema ufológico, bien por cuestiones de seguridad nacional, en lo que respecta a la invasión de espacio aéreo, u otras características… ¿Qué podría contarnos al respecto?

R.- Yo he tenido relaciones, muy buenas relaciones, con el coronel del Mossad. Uno de ellos, además, cuando yo pedí la excedencia y monté mi primera empresa de seguridad e investigación. Él me acompañó, un coronel magnífico, y luego además he tenido muy buenas relaciones con el servicio secreto americano, y también obviamente con el ruso, en fin, con casi todos los servicios secretos, sobre todo que tenían relaciones con España.

Y en alguna ocasión, sobre todo con copas, pues yo soy poco bebedor pero veía que la gente cuando se toma algún gin tonic y se le suelta la lengua (sobre todo amigos de la CIA), me contaban cosas muy interesantes, de actuaciones que nunca salían a la luz, pero que ellos estaban convencidos, por lo menos en los servicios secretos americanos, que había algo más que el mundo que conocemos. 

P.- ¿A nivel ufológico?

R.- Sí, a nivel OVNI, fundamentalmente. 

El CESID investigó sucesos inexplicados

P.- Existen algunas publicaciones, como por ejemplo el reciente libro "Clasificación: Confidencial" del investigador Manuel Carballal, en el queda constancia del interés por diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el propio Estado, Judicatura, Ejércitos, Casa Real, etc, con este tipo de cuestiones. ¿Le consta, empezando por los servicios secretos o por cuerpos policiales, si ha habido algún interés especial en lo que respecta a la documentación sobre ovnis u otras anomalías? 

R.- Yo sé que el CESID sí tenía un equipo de gente que trabajaba en ello, y concretamente conocía a uno, ya falleció, un buen amigo que trabajaba en una subdivisión que se llamaba Economía y Tecnología, o sea, dentro del CESID entonces había distintas áreas, un área que era contrainteligencia, contraterrorismo, y en este caso, dentro de la subdivisión de Economía y Tecnología, había un departamento, digamos, de asuntos inexplicables que llamaban ellos. 

Villarejo durante la entrevista con El Español.

Villarejo durante la entrevista con El Español. Cedida

P.- ¿En el CESID? 

R.- Sí. Había un ingeniero nuclear, un tipo muy divertido que terminó luego de jefe de seguridad o de responsable de seguridad en el AVE, y además fue de los primeros militares que fue después a la Antártida. No recuerdo ahora el nombre, bueno, como casi todos eran nombres de guerra, eran pseudónimos. Y había dos psiquiatras y dos psicólogos que estudiaban, digamos, comportamientos cuando a algún miembro del Servicio Secreto o de la Policía o de la Guardia Civil, le contaban alguna experiencia que habían tenido.

Fue en la época en la que yo estaba excedente, le hablo del año 83 al 93. Más tarde, tuve mis primeras tensiones con Emilio Alonso Manglano porque en 1995 yo fui el primero que denunció el famoso tema de las escuchas ilegales, que dio lugar a la caída de Manglano. Pero en esa época yo sé que existía, no recuerdo si era FI o CI, sé que era inexplicable, era la segunda letra, digamos, que tenía esa unidad, que como le decía había dentro de una subunidad de Economía y Tecnología. 

P.- ¿Y quiénes la formaban? 

R.- Yo conocí como a cuatro o cinco. Uno de ellos que era un ingeniero nuclear, un tipo muy divertido, muy brillante, además creo que era el jefe de Economía y Tecnología, pero llevaba mucho ese tema. 

P.- ¿Se puede decir el nombre? 

R.- De verdad que no me acuerdo, o sea, sino lo diría. Hay otro que trabajaba en ese departamento, que era Carlos, que era un gran amigo mío. Carlos García. Bueno, ya ha fallecido. Y luego había psicólogos, como Alvarito. Mire, dentro de los archivos del CNI hay un archivo súper restringido, para temas muy delicados, a los que solamente se puede acceder con orden expresa del director y que tiene un dispositivo para ser destruido por este. Y ese archivo que está en la parte más honda, digamos, del edificio central del CNI... 

P.- Con honda se entiende como subterránea, ¿no? 

R.- Sí, sí, porque son tres, cuatro o cinco plantas. Yo nunca he estado, pero lo cierto es que oí hablar de él y me han dicho que existe. Y es más, lo primero que hizo Javier Calderón cuando en el 96 llegó como director del CESID (que de alguna manera lo echó Manglano porque decían que había tomado parte del 23-F), fue nombrar a su sobrino o sobrina como jefe de esos archivos para, digamos, eliminar muchos de ellos. Es más, Alberto Sáinz, que luego fue director del CNI, públicamente se atrevió a decir que muchos documentos, como los del 23-F, habían sido destruido por el bien de España, lo cual es increíble. 

P.- ¿Le consta si los archivos o algunos archivos de la documentación que pueda existir de ese CI, de esa especie de centro de estudios de cuestiones inexplicadas, está igualmente encriptado como lo pueden estar, por ejemplo, los archivos del 11-M o del 23-F? 

R.- No me cabe ninguna duda, no tengo la certeza absoluta y espero que no me diga usted lo que me dicen siempre en el Congreso: ¿Tiene alguna prueba de ello? Casi todos los trabajos de inteligencia son verbales, las órdenes, las recepciones… y luego no hay constancia de los trabajos porque no hay que dejar rastro de las cosas que se hacen. Por tanto, no tengo ninguna duda de que eso está súper encriptado, pero sería interesante que la ciudadanía empiece a conocer este tipo de cosas.