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Josefa Barriba hace la tortilla favorita de Amancio Ortega en su restaurante: cuesta 20 €

Josefa Barriba, de 100 años, fue la ideóloga de las tortillas de patata que se elaboran en el local, y que han degustado importantes políticos y actores.

10 diciembre, 2023 02:41

Todo empezó cuando a un par de comensales se les olvidó su tartera en casa. Ya habían llegado a Casa Tomé, en Coirós (La Coruña), pero por aquel entonces Josefa Barriba y su marido sólo ofrecían despacho de vino. Estos dos gallegos de pura cepa no eran los primeros en la familia dentro de este sector, pues generaciones anteriores les habían precedido en el negocio. Pero aquel día marcó la diferencia: Josefa, ni corta ni perezosa, les ofreció a los despistados clientes hacerles una tortilla de patatas. Desde entonces, a Casa Tomé le apareció un apellido, 'Casa de las Tortillas'. Josefa acaba de cumplir los 100 años, pero todavía recuerda fervorosamente su éxito al rememorar que Amancio Ortega solía parar en su local.

"Eso ocurrió cuando Amancio empezaba a comerciar fuera de Galicia, que empezaba a expandirse a Madrid. A veces, llamaba a mi madre y le decía que le preparaba una tortilla para una hora en concreto, que pasaría por aquí antes de salir de viaje. Yo no sé si eran sus favoritas, pero esto que te cuento sí que es verdad", relata Carmen Tomé, hija de Josefa, tras haber descolgado el teléfono después de una dura jornada de servicio que empieza a las 13.00 horas. De aquello hacen ya muchos años. "Venía cuando todavía no era muy importante. Recuerdo que todavía no estaba casado", rememora.

Al vino que siempre vendieron se sumaba, pues, la venta de unas tortillas muy caseras. Tan caseras que las patatas las plantan ellos y los huevos son de gallinas que pertenecen a sus vecinos. No hay nadie en Coirós que no conozca Casa Tomé. Medio siglo de negocio después, Josefa se ha jubilado y Carmen continúa con su legado en esta pequeña tasca gallega: "Nuestra tortilla no tiene secreto, la única diferencia que tiene es que está hecha a fuego de leña, no tiene mayor complicación, porque los huevos y las patatas están presentes como en cualquier otra receta", comenta con cierta humildad.

Josefa Barriba durante su 100 cumpleaños.

Josefa Barriba durante su 100 cumpleaños. Imagen cedida

En realidad, todo depende de lo que coma uno. Según relata la cocinera, a lo mejor una tortilla que piden para cuatro se queda pequeña, mientras que, en otras ocasiones, para siete personas es demasiado. Sea como fuere, una tortilla para cuatro comensales está entre los 18 y 20 euros. "Si la piden para cuatro, son cuatro y se quedan con hambre, es que esa gente come mucho", explica Carmen sin ningún tipo de ambages, quien sabe que en Coirós, con unas 1.900 personas censadas, hay gente que come mucho.

Allí van a parar decenas de personas cada día, atraídos por su pequeño salón, sobre todo en invierno, y gran terraza, principalmente aprovechada en verano. "Casa Tomé es como una casa aldea, no es el típico restaurante", apunta la hija de Josefa, la creadora de estas maravillosas tortillas de patata que han llegado a deleitar personalidades como Álvarez Cascos y José Bono. "Y muchos actores también, pero no voy a decir ningún nombre porque quizá meto la pata", añade Carmen.

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Si se le pregunta por su primer recuerdo, Carmen no sabe responder muy bien. Es lo que suele pasar cuando se te agolpan en la memoria décadas y décadas de trasiego tanto familiar como laboral, en el mismo lugar siempre. "Yo nací aquí prácticamente, llevo toda mi vida aquí dentro", explica al teléfono mientras alguien la reclama desde la cocina. "Yo estaba aquí desde pequeña, como cualquier niño con sus padres. Cuando se jubilaron, ya me lo quedé yo", agrega.

Todo se queda en el pueblo

Pero no es capaz de ubicar un recuerdo concreto en Casa Tomé: "Es que con mis padres todo lo recuerdo bonito, la verdad. Hay muchos y no sé qué decirte", comenta. De todas formas, Carmen siempre ha querido respetar la receta tradicional de la tortilla de patatas elaborada con esos ingredientes que, como ella dice, "se quedan en el pueblo". Del pueblo son los huevos, del pueblo son sus patatas, generalmente del pueblo son sus comensales y en el pueblo se reinvierten sus ganancias.

Llegar al trabajo tampoco es ningún problema. Josefa vive justo encima de Casa Tomé y Carmen, apenas unos metros más allá. "Ella está de maravilla. Acaba de cumplir 100 años y el otro día celebramos el cumpleaños y está genial. Es totalmente independiente", enuncia la actual regente del negocio. "Lo único que tiene mi madre es una sonrisa que nunca se le sale de la cara, siempre está con la sonrisa puesta", añade.

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Tanto Carmen como Josefa están siendo testigos de esta dinámica que poca gente fue capaz de prever hacer apenas unos años: el retorno a los pueblos. "Aquí se han hecho muchas casas nuevas en los últimos años, así que creo que sí que hay personas que toman la decisión de volver a los pueblos", comenta al respecto Carmen. Tiene sentido, pues Coriós está situado en un lugar muy cercano a la entrada a la autovía que hace que en 20 minutos llegues a La Coruña y, en 45 minutos, a Lugo. "Todo está muy cerca y bien conectado", resume.

Sobre la rentabilidad y el beneficio que se saca de vender tortillas en Casa Tomé, Carmen expresa que "no da para lujos, pero se vive". No está sola en el negocio, de todas formas. Entre diario suele acompañarla su marido y su hija, más otra persona que trabaja en la fonda los fines de semana.

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Carmen tiene 63 años y sabe que no va a haber relevo tras ella, pues ninguno de sus hijos seguirá al frente del negocio, ni siquiera quien actualmente le ayuda. "Mi hija no quiere continuar porque esto es muy atado, un lugar en el que tienes que estar mucho de seguido. Aquí no te puedes ir cuando te da la gana, ni cogerte las vacaciones en verano porque hay que aprovechar. Somos como una hormiguita, que trabajamos duro en verano para poder irnos algún día en invierno", se explaya.

Sí le apena que llegue un momento en que Casa Tomé no exista, "porque aquí hay clientes que llevan viniendo muchos años, pero sólo me da pena por ellos. Prácticamente, son como de la familia, pero la vida son dos días y hay que disfrutarlos", tal y como la misma Carmen explica su futuro. "Cuando esté jubilada pienso llevar todo de forma más relajada, a eso aspiro", se despide Carmen corriendo. Le han vuelto a llamar desde dentro de la cocina. La necesitan.