De izquierda a derecha: Ángel y Javier Corral en su plantación en La Alcarría (Guadalajara).

De izquierda a derecha: Ángel y Javier Corral en su plantación en La Alcarría (Guadalajara).

Reportajes

El imperio de los Corral, los 'reyes' de la lavanda, en peligro: la UE quiere declarar la planta tóxica

El pacto verde de la UE amenaza su cultivo, del que viven 200 empresas en España, muchas de ellas en La Alcarría (Guadalajara). Ángel Corral y Javier Corral son sus principales productores. 

9 septiembre, 2023 01:55

En perfumes, cosméticos, aceites e incluso productos de limpieza: la lavanda forma parte de nuestro día a día desde hace siglos. Lo que no se conoce a gran escala es que la mayor parte de su cultivo se realiza en España, en la comarca de La Alcarria (Guadalajara). Los números hablan por sí solos: en Castilla-La Mancha hay 5.000 hectáreas de campos de lavanda -3.000 en la provincia de Guadalajara- y 200 productores, de las que a su vez, los hermanos Corral gestionan 1.000 hectáreas a través de su empresa Intercova Aromáticas. Ángel y Javier son los capos del oro azul de La Alcarria, pero su cultivo corre serio peligro, pues el pacto verde de la Unión Europea debe valorar si clasifica la lavanda como tóxica, con lo que eso supondría para su comercialización. 

De ahí que esta misma semana, Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha acudiera a Bruselas para defender los intereses del sector de las plantas aromáticas (lavanda, lavandín y espliego). ¿Su objetivo? Que no sean clasificadas como productos químicos por su supuesta toxicidad.

Para entender qué supone este negocio para los hermanos Corral, debemos conocer su historia personal, donde vida y trabajo se unen, tal y como relata a EL ESPAÑOL el propio Ángel, que junto a su hermano Javier forma parte de la tercera generación familiar de agricultores. También lo era su hermano Andrés, el verdadero visionario de este cultivo, que murió en 2016 tras una grave enfermedad: “En 2003, mi hermano empezó a hacer viajes a Francia, al distrito de la Provenza, donde vio que la tierra era similar a la de la Alcarria. Nos metió el gusanillo y empezamos a cambiar poco a poco los cultivos de cereal por más hectáreas de lavanda y lavandines”. El éxito era visto por el resto de agricultores de la zona, que se unieron para dirigir una destilería, pero no pasó mucho tiempo hasta quedarse obsoleta: “Solo podía destilar 200 0 250 hectáreas, así que tres o cuatro años después, mi hermano creó nuestra propia destilería y nació Intercova Aromáticas”.

La destilería más grande de Europa

En su momento aquello fue un hito, que sigue siéndolo en la actualidad desde muchos puntos de vista, ya que genera 8.000 kilos de vapor, “una bestialidad”, refiere Ángel a EL ESPAÑOL. Para que nos hagamos una idea, Corral compara la capacidad y potencia de las destilerías con los caballos de los coches, cuántos más kilos de vapor, más potente: “En la anterior cooperativa generábamos 3.000 kilos. Hemos hecho un salto enorme equiparándonos a Francia, la madre de las plantas aromáticas, donde solo hay dos destilerías de 8.000 kilos de vapor”.

Su centro de operaciones, nos dice, “es el más sostenible y el más respetuoso porque toda el agua, los subproductos y residuos los volvemos a utilizar, hacemos la energía circular, no tiramos absolutamente nada, es respetuosa con el medio ambiente y la tenemos conceptuada como ecológica”. Junto a ellos, la joya de la corona: Emilio Valeros, considerado como una de las primeras narices de España, con una larga trayectoria como perfumista en Loewe. Junto a él, comercializan la lavanda para alta perfumería, colonias, aceites aromáticos o usos industriales como jabones, lejías, ambientadores o friegasuelos.

De izquierda a derecha: Ángel, Javier y su hijo Javier.

De izquierda a derecha: Ángel, Javier y su hijo Javier.

Javier y Ángel no tuvieron dudas en continuar el legado de su hermano tras su fallecimiento, tanto que nos pide que reflejemos “con mayúsculas” que el origen de todo y el visionario fue él. Destaca al hablar de Andrés su sensibilidad y su capacidad para ver el detalle y la innovación cuando todos miraban pero nadie estaba viendo. Tanto es así que baja el tono de voz y recuerda cómo nació la idea del festival de la lavanda de Brihuega que se celebra cada mes de julio y que ha conseguido que este año pasen por sus campos “aproximadamente 100.000 personas”.

“Mi hermano Andrés quería festejar el comienzo de la recogida de la lavanda, así que nos juntó a toda la familia y a unos 40 o 50 amigos en uno de nuestros campos. Nos llevamos unos bocadillos, hicimos un picnic al atardecer y trajo un violinista. Allí pasamos la tarde muy a gusto y fue un momento muy bonito”. Tanto les gustó que cada año iban cambiando: un guitarrista, una flautista… Y así, en 2015, se preparó otro campo para que cada vez más gente pudiera asistir a esa celebración. Y desde entonces, Luz Casal, El Cigala, Taburete o Ketama, entre otros, han sido ‘cabezas de cartel’ de aquella idea primigeniamente bohemia de su hermano Andrés. La visibilidad a nivel internacional, el boom turístico y las fotos instagrameables llegaron casi por sí solas.

La lavanda corre peligro

Como suele pasar en las familias de agricultores, el negocio pasa a ser parte de su vida diaria y en este caso, no podía ser menos. Los Corral tienen la mayor parte del cultivo de lavanda de la Alcarria y son conscientes de su peso nacional e industrial: según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) y la Academia del Perfume, España supera las 72.000 hectáreas de cultivos y plantaciones para aceites esenciales y se mantiene como segundo país exportador mundial del perfumeo con el limón o la jara como otros de los cultivos más importantes.

Por eso, el hecho de que el pacto verde de la UE catalogue a los aceites esenciales de lavanda o lavandín como productos químicos es “incomprensible” desde el punto de vista de la industria y del propio Ángel. “Si esto va para adelante y siguen diciendo que esto es tóxico, lo tenemos complicado. ¿Quién va a comprar un bote de esencia de aceites que tenga una carabela dibujada o una ‘t’ de tóxico? Es absurdo. Como siga adelante, nos hunden a todo el sector de aromáticas. Tendremos que reconvertir todo de nuevo al cereal o a otro cultivo”.

Javier Corral trabajando en el campo de lavanda.

Javier Corral trabajando en el campo de lavanda. Cedida

En este sentido, refuerza la idea de que la lavanda es “un cultivo totalmente natural, que pasa por un proceso de redestilación al que no se le añaden herbicidas ni pesticidas de ningún tipo”. La UE, por su parte, refiere que el linalool, uno de los compuestos de esta planta, es perjudicial para la salud. “Esto es como todo, si te bebes un vaso de lejía, te mueres. Pero es que tiene un presencia insignificante en el cultivo, porque sea peligroso de forma individual no lo es al estar en la planta o en otro compuesto. Hay un 0,001% de personas a las que les produce alergias, pero cuando los perfumistas lo usan en sus composiciones, es casi imperceptible”.

No es el único problema al que se enfrentan desde la Alcarria, la competencia en los países del este está arrasando, tal y como relata Ángel: “Esta planta se adapta muy bien en Bulgaria por las condiciones climáticas, por eso tienen tres veces más producción que en España. Y a la hora de vender, nos han reventado: un kilo de lavanda sale a 30 euros, cuando su precio normal en los últimos años ha sido de 70 a 100 euros. Pero es que encima hay que saber que las especificaciones, las calidades y los componentes son peores que en España”.

Aun así, les siguen quitando mercado en un momento donde hay sobreproducción desde la pandemia: “Hemos hecho estocaje de más porque la gente no hacía vida social, no alternaba, por lo tanto, no se echaba perfumes o colonias. Ese producto sigue lastrando, se han ido plantando demasiadas hectáreas de las que los mercados pueden absorber”.

Y así, se enfrentan a un futuro incierto que puede acabar con su forma de vida.