Ester junto a su marido y su hija en la JMJ.

Ester junto a su marido y su hija en la JMJ. Europa Press

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La reconciliación de Ester con Dios en la JMJ: en silla de ruedas por una lesión medular tras ser drogada

La joven española se convirtió en la protagonista del Via Crucis del viernes, día en el que se proyectó un vídeo en el que la joven contaba su historia de reconciliación con Dios después de sufrir una lesión medular a causa de las drogas. 

7 agosto, 2023 16:33

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ha dejado imágenes que quedarán, sin duda, guardadas para la posteridad. La pedida de mano entre dos jóvenes de 22 años en plena fiesta de electrónica o la pasión con la que un sacerdote hacía de DJ en uno de los escenarios han sido dos de los momentos que más se han viralizado durante los últimos días. Sin embargo, las seis jornadas de congregación en Lisboa han dado para mucho y han dejado también testimonios e historias que han marcado la JMJ. 

Una de ellas ha sido la de Jimena, la joven de 16 años que asegura haber recuperado la vista después de cinco años. Tal y como ella misma contó, un problema relacionado con la miopía hizo que su porcentaje visual quedara reducido a un 5%. Sin embargo, la peregrina asegura ahora que tras rezarle a la Virgen de las Nieves y haber comulgado, ha conseguido recuperar la vista al completo. 

Pero la de Jimena no ha sido la única historia que ha marcado la experiencia a los millones de jóvenes que han asistido este año a la JMJ de Lisboa. Ester Ramiro, una joven española de 34 años, también se ha vuelto protagonista de la congregación después de que su testimonio fuera escuchado por miles de personas en el Via Crucis presidido por el Papa Francisco que tuvo lugar el pasado viernes. 

Fragmento del vídeo de Ester Ramiro mostrado en la JMJ.

Fragmento del vídeo de Ester Ramiro mostrado en la JMJ.

El objetivo de la joven era contar su historia a los millones de asistentes que han participado este año en la JMJ de Lisboa. Una historia que pasa por un trágico suceso que marcó su vida y que, tal y como ella misma ha expresado, le cambió la vida hasta el punto de hacer que Dios fuera a buscarla para 'salvarla'.

Delante de 800.000 personas que aguardaban en el Parque Eduardo VII de Lisboa y por medio de un vídeo, Ester Ramiro narraba la que se convertiría en una de las historias de la JMJ. "Todavía no me lo creo. Quería contar un poco de mi historia, porque estuve lejos del Señor, luego me perdí y fue todo horrible y una vez que conocí a Dios mi vida cambió. Ahora soy mucho más feliz", contó. 

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Para conocer el relato de Ester hay que retroceder una década. Concretamente hasta el momento en el que la joven tenía 24 años. Por aquel entonces, Ester vivía completamente apartada de la religión y de Dios. Como cualquier chica de su edad, un día decidió acudir a una fiesta. Sin embargo, lo que la joven no esperaba es que en esa celebración le pasarían un trozo de pastel con sustancias alucinógenas que la incitarían a tirarse por una ventana. 

Desde entonces, Ester sufre una lesión medular que la permite solo poder moverse por medio de una silla de ruedas. "Me enfadé con Dios. Tenía la mentalidad de que, si haces cosas buenas, te pasan cosas buenas; si haces cosas malas, lo pasas mal. Pero a mí me engañaron y me dieron ese pastel y me ocurrió eso. Era una injusticia", explicaba en el vídeo.

Esther Ramiro junto a su pareja en la JMJ de Lisboa.

Esther Ramiro junto a su pareja en la JMJ de Lisboa.

Sin embargo, la lesión provocó un cambio radical en su vida. Poco a poco empezó a hacer deporte y a estar más contenta. "Fue un regalo. Me cambió la mirada. Estoy más agradecida a quienes me rodean, empezando por mi familia, y a preocuparme menos para el futuro", proseguía. 

Años después del accidente, la joven conoció a su actual marido, Nacho. Con él reside actualmente junto a la hija que tienen en común, Elizabeth. Sin embargo, al inicio de su relación ocurrió otro suceso que marcó su historia: Ester se quedó embarazada y decidió abortar. Tras ello, realizó un curso de inteligencia emocional y, a partir de ese momento, comenzó a sentir la llamada de Dios. 

"Me encuentro con el gran amor de Dios. Se me despierta la conciencia de que estaba cerca de mí. "Dios vino a buscarme completamente como el buen pastor que va a buscar la oveja perdida. Me vino a buscar y me sanó. A partir de ahí me acerco a Él y vuelvo a la fe", explicaba la joven delante de los casi 800.000 peregrinos que se concentraban en ese momento en Lisboa. 

"A partir de entonces, la pena y la tristeza se me quitó de golpe. El sentimiento de culpa tarda más en borrarse. Me costaba mucho perdonarme a mí misma, más que incluso a quienes me dieron el pastel que provocó mi accidente", aseguraba.