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Violaciones en Badalona o en Petrer: uno de cada 7,5 delitos sexuales en España son de menores

Los jóvenes se acercan a la industria del porno "para saber cómo se realiza el acto sexual" al no recibir una buena educación sexual.

9 abril, 2023 11:44

La semana pasada conocíamos la violación de una menor por parte de otros tres menores en la localidad alicantina de Petrer. Según fuentes municipales, los agresores la condujeron a la fuerza a una zona ajardinada de la localidad aprovechando que se había quedado sola, y allí uno de ellos la violó con la ayuda de los otros dos, que la sujetaban de forma violenta. La agresión finalizó, pero no el suplicio: la menor huyó corriendo de la zona y los menores la siguieron por la calle mofándose de ella con comentarios humillantes, riendo como si nada.

Se sabe que los Mossos d’Esquadra mantienen abiertas tres nuevas investigaciones por agresiones sexuales en el centro comercial Màgic de Badalona, en el que una menor ya había denunciado una violación grupal por parte de varios adolescentes hace tres meses y otra el verano pasado. Su madre ha hablado con EL ESPAÑOL para ofrecer su descarnado testimonio.

No es el único caso reciente. La Policía Nacional detenía también en Ibiza a un menor e investigaba a otro por concertar un encuentro sexual con una chica, también menor de edad, y grabarlo con el teléfono sin que ella lo supiera. Así, de continuo: llueve sobre un terreno empapado. Y no se trata sólo de una percepción, pues los datos sostienen esta triste realidad.

Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2021 hubo 439 menores condenados por delitos sexuales, un 12,6% más que el año anterior. De entre ellos, una inmensa mayoría, que roza el 97%, fueron varones. Los menores cometieron un total de 609 delitos de naturaleza sexual, lo que supone un aumento del 27,7% con respecto a 2020, si bien esta subida drástica se debe a que el año anterior todos sufrimos restricciones de movilidad debido a la pandemia.

Sin embargo, hay otro dato que es también signficativo: respecto a 2019, el aumento fue del 11,1%. Del total de estos delitos, 291 fueron considerados como abuso y agresión sexual a menores de 16 años, 176 como abuso sexual y 66 como prostitución y corrupción a menores. De las 55 agresiones sexuales, tres fueron consideradas como violación. Por su parte, los delitos sexuales cometidos por adultos ascendieron a 3.960 el mismo año, de lo que se deduce que uno de cada 7’5 delitos sexuales en España fueron cometidos por menores.

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Las cifras recogidas en la última Memoria de la Fiscalía General del Estado, correspondientes a los delitos investigados en 2021, son aún más preocupantes. En el apartado de los menores de edad, se recoge que en 2021 se incoaron un total de 2625 procedimientos por delitos contra la libertad sexual, frente a los 1661 de 2020 y los 1934 de 2019. Y, dentro de éstos, hace distinción entre las agresiones sexuales, que ascendieron a 668 en 2021 (fueron un total de 544 en 2020 y 564 en 2019) y abusos sexuales, que subieron desde los 1117 casos de 2020 y los 1370 de 2019 hasta los 1957 de 2021. De igual modo, los delitos sexuales cometidos por menores han ido aumentando de forma progresiva desde el año 2011, cuando comienzan sus registros.

Ante estos incrementos incesantes, la misma memoria alerta contra lo que denonima "la despreocupación y banalidad con que se afrontan las relaciones sexuales entre adolescentes" que, cada vez más, muestran "comportamientos altamente sexualizados a edades muy tempranas" y cuyo precoz inicio asocian, fundamentalmente, "al acceso a la pornografía en dispositvos móviles desde edades impúberes".

EL ESPAÑOL ha entrevistado a Eduardo Esteban, el Fiscal de Sala Coordinador de Menores. Durante la conversación, confirma que los delitos sexuales investigados a menores aumentan año tras año: "La realidad que refleja la última memoria sigue una línea progresiva desde 2015, estamos moviéndonos entre un 5 y 10% según los años". En cuanto a los motivos, el fiscal también apunta (basándose en el relato de todos los fiscales provinciales) al acceso "cada vez más temprano acceso de los menores a la pornografía".

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Y añade: "No hay una buena educación sexual de los menores, de hecho ésta es muy escasa (de lo cual es responsable todo el mundo: padres, escuela, la sociedad como tal), y la consecuencia es que los chicos buscan en la pornografía una especie de tutoriales para saber cómo se realiza el acto sexual, y nadie les dice que la pornografía no es la realidad, que lo que se ve ahí no tiene nada que ver con las relaciones sexuales, pues está cargada de violencia, sumisión y otros aspectos negativos".

Por otra parte, para Esteban hay otro factor que está motivando esta deriva lamentable: el uso generalizado de las redes sociales, "que ha cambiado la escala de valores notablemente". Con estupefacción comunica cómo existen menores a los que han podido sancionar "porque han publicado lo que han hecho", además, sin pudor alguno. "Saben que si graban y publican se les puede pillar, pero no les importa; lo importante es salir, estar en las redes. Ya no resulta tan importante hacerlo como que se sepa", desarrolla.

Por otra parte, aunque algunos de estos delitos se han cometido bajo el influjo del alcohol y la droga, no cree que exista "una relación inmediata" y necesaria entre estas sustancias y la violencia sexual, pues muchos de los delitos se cometen "entre compañeros de colegio o vecinos del barrio" sin que medie consumo alguno.

En último lugar, el Fiscal de Sala Coordinador de Menores no considera que la solución a este problema social pase únicamente por limitar el acceso a la pornografía por parte de los menores –aunque esto también sería necesario–, sino por una educación sexual que les explique a los menores qué es la pornografía y cuáles son sus consecuencias: "Los menores tienen derecho a la sexualidad, pero tienen que acceder a una sexualidad correcta. Así que o nos ponemos todos las pilas y evitamos que la pornografía sea el único medio de información de los menores, o esto tiene mal pronóstico, desde luego".

Habla la madre de la menor violada

Teresa Prados es la madre de una menor violada en el centro comercial Màgic de Badalona en agosto del pasado año por parte de 10 menores. Entre todos la condujeron hasta los lavabos a punta de navaja y allí dos de ellos la agredieron mientras un tercero aguardaba para hacerlo y los demás vigilaban la puerta. Hasta ahora, Teresa ha permanecido en silencio, pero esta semana ha decidido dar un paso al frente para denunciar "el abandono" que su hija y otras menores están sufriendo por parte de las instituciones: "No es fácil exponerse, pero si no va a seguir todo igual. Hay que dar el golpe, no sólo porque mi hija sea una víctima, sino porque detrás de ella hay otras muchas silenciadas", explica a este diario.

Su hija sufrió esta agresión hace ahora siete meses y, desde entonces, Teresa denuncia que la atención psicológica que ha recibido es tremendamente escasa: "El 22 de diciembre fue a la psiquiatra del CSMIJ (Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil), le subió la dosis de pastillas y solo le dijo que poco a poco se irá poniendo bien. Que lo intente. Y cualquiera quiere ponerse bien, pero necesita unas herramientas".

Vista exterior del Màgic de Badalona donde una menor fue violada

Vista exterior del Màgic de Badalona donde una menor fue violada

Desde entonces, según el relato de esta madre, la menor sólo ha tenido una consulta con una psicóloga en la Unidad de Atención a la Víctima del hospital Can Ruti y, actualmente, está a la espera de que comiencen "unas terapias grupales con niñas que han pasado por lo mismo, más o menos de la misma edad", algo que previsiblemente no sucederá hasta dentro de, al menos, dos meses. "Mientras tanto no tiene visitas y va a ratos. Está intentando recomponer su vida, pero este año ya no ha ido a clase", afirma.

Lo único que le da fuerza a su hija es la campaña que Teresa ha lanzado: con la ayuda del Sindicat d’Estudiants y la plataforma Lliures i Combatives, capitanea el Comité Madres Contra Agresiones Sexuales, desde el que brindan apoyo a "todas aquellas madres y las niñas que estén pasando por la misma situación". Su consigna es clara: "Juntas somos más fuertes".

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En el caso de su hija aún no hay ningún condenado por la agresión, y Teresa dice que se sienten hostigadas. Afirma que, durante las ruedas de reconocimiento, le muestran una serie de fotos que no corresponden a los agresores, insistiéndole para que los reconozca: "Yo no puedo acusar a alguien que no ha hecho nada, me dice mi hija".

El viernes pasado fuimos a la tercera identificación, y la situación (por parte de los Mossos d’Esquadra) ha pasado al maltrato. Le dicen que no está colaborando y ponen en duda su declaración diciéndole que lo que ha pasado es que estamos intoxicadas por el caso de la niña de 11 años (a la que violaron en el mismo centro comercial en diciembre de 2022), cuando mi hija denunció antes".

Teresa también ha denunciado durante la entrevista mantenida con EL ESPAÑOL el trato que su hija recibió por parte de los miembros de seguridad del centro comercial: "Ella escapó del lavabo como pudo y los guardias de seguridad pasaron de largo. Salió pidiendo ayuda y nadie acudió".

Por ello, la portavoz del Comité Madres Contra Agresiones Sexuales habla de "dejadez por parte de las instituciones", a lo que añade: "En el caso del Màgic, por ejemplo, han puesto el foco en defender los intereses de las grandes firmas que hay ahí, pero olvidan la protección de los clientes que vamos". También cree que detrás de este incremento de los delitos sexuales cometidos por menores hay una "importante falta de inversión en educación, en sanidad, en recursos sociales" y que se está produciendo "un abandono de los barrios obreros".

La madre de la menor, a pesar de lo vivido, tiene palabras de comprensión para los menores que cometen este tipo de delitos: "Al final un sistema salvaje tiene como consecuencia personas salvajes. A los menores que han agredido hay que castigarlos, pero también hay que pensar en ellos: ¿qué condiciones de vida tienen? Seguro que han sufrido violencia, vivirán en hogares desestructurados, falta de empleo, falta de recursos, incluso algunos ni viven con sus padres… También son víctimas de este sistema".

Para frenar este avance, Teresa considera crucial una educación sexual que comience en la edad temprana: "No sirven de nada las charlas de sexo en las escuelas si se dan una sola vez al año. Hace falta una asignatura real de sexualidad, donde les enseñen lo que son las relaciones, lo que es el consentimiento, que un no es un no y el porqué. Pero no ya en secundaria, sino desde primaria".

Sin educación sexual

En esta misma línea opina José Luis García, psicólogo clínico especializado en sexología y codirector del curso Experto en Prevención de los Efectos de la Pornografía en la Salud Afectivo-Sexual, de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), quien advierte: "La sociedad, por no atender al aprendizaje del hecho sexual en los menores, va a pagar un precio muy caro: tenemos un tsunami encima que va a transformar la conducta sexual de una generación entera, derivado del consumo de pornografía violenta".

Así, el experto señala que muchos niños empiezan a consumir pornografía entre los 6 y los 10 años, "y que una cuarta parte de los jovenes podría ver entre mil y cinco mil horas de porno violento, con el que se excita". Esto último cobra especial importancia porque "al excitarse y obtener placer se confiere a lo que se está viendo un valor extraordinario en un cerebro aún en construcción". Un adolescente, remarca, no tiene la misma capacidad de un adulto para decidir.

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Son varios los aspectos inherentes a la pornografía que preocupan a José Luis García y otros especialistas del ramo. El primero de ellos es que la industria ofrece un modelo de sexualidad que juzgan como perverso: "Por ejemplo, es muy fácil tener relaciones sexuales. Ningún hombre da la vuelta, por así decir, al final siempre logra su objetivo, que es penetrar por boca, vagina o ano a la mujer".

En esta misma línea, García apunta a que el famoso ‘No es no’ (polémica jurídicas aparte) se convierte en el porno en una suerte de ‘No es sí’: "El mensaje que traslada este modelo es que a las mujeres les gusta que las fuercen, porque al final se acaba convirtiendo en una loba sexual que le da placer al varón. El consumo de estas películas altera la empatía y la compasión, de manera que los hombres ven en las mujeres una especie de trozo de carne donde eyacular". Por último, reseña que en la industria del porno de forma mayoritaria se promociona un sexo sin condón, con el riesgo que eso conlleva de aumentar las infecciones sexuales y embarazos no deseados.

Un joven sostiene un teléfono móvil entre manos. Las nuevas tecnologías fomentan el acceso y distribución de pornografía.

Un joven sostiene un teléfono móvil entre manos. Las nuevas tecnologías fomentan el acceso y distribución de pornografía.

El panorama que este experto en sexualidad describe es desolador. Por ejemplo, relata cómo a menudo "a los hombres les excita ser violentos, y a las mujeres ser sometidas", lo que provoca que "conductas como la penetración anal o la felación" se conviertan "en indispensables para una pareja joven", de lo que se deriva que "muchas niñas de 13 y 14 años tengan relaciones sexuales sin placer y con dolor porque eso es lo que le gusta al chico del que están enamoradas, porque sus amigas dicen que también lo hacen, y porque en el porno es muy fácil".

Por todo ello, lamenta que una dimensión humana positiva, como es la sexualidad, en muchas ocasiones se convierta en una experiencia desagradable, traumática y dolorosa.

Entrando en el terreno de los delitos sexuales, para el especialista no hay duda de que la pornografía influye, y mucho, en el incremento de casos de abuso y agresión que se produce año tras año: "Si un niño ve cinco mil horas de porno donde el hombre agrede y veja a una mujer y eso le excita, lo más probable es que cuando tenga una experiencia sexual concreta vaya a buscar eso mismo, porque además es probable que sólo le excite eso". Aun así, aclara que "las agresiones sexuales son un fenómeno complejo con varias causas", pero en su opinión "una de ellas es el consumo abusivo y precoz de pornografía violenta en ausencia de educación sexual".

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Y aquí se abre del todo este importante melón. Al igual que el Fiscal de Sala Eduardo Esteban y que Teresa Prados, la madre de la menor violada, García juzga de forma muy deficiente la educación sexual en nuestro país: "Las películas porno y violentas son el único modelo que tienen nuestros menores para aprender de sexo, porque ni en casa ni en la escuela, en su mayoría, se les habla de estos temas, que son los que les interesan". Esto ha pasado en todas las generaciones, pero con internet el tablero de juego ha cambiado completamente, y está ganando por goleada la industria pornográfica, que va por delante de la sociedad siempre".

Con esta afirmación se refiere a que, por ejemplo, esta meca "compra todos los dominios que tienen que ver con el sexo", de modo que una palabra introducida sin intención sexual en un buscador puede arrojar miles de resultados pornográficos: "Un niño mete en Google la palabra 'tetas' y le salen cientos de miles de películas porno: este es uno de los accesos más sencillos al porno. He visto películas tremendamente violentas que están al alcance de cualquiera. Que un niño se enfrente a esa experiencia me parece terrible".

Encarar la situación: único antídoto

Para aquellos padres que estén leyendo con preocupación este reportaje, el experto en prevención del efecto de la pornografía en la salud sexual y afectiva tiene un mensaje: hay que hacerle la competencia al porno. ¿Cómo? Hablando, hablando y hablando: "Quiero tranquilizar a los padres, y decirles que, aunque ellos no hayan recibido educación sexual, no repitan lo que les pasó. Hay que hablar largo y tendido, cuanto antes mejor, y explicarles todos los riesgos que corren con el acceso sin ningún control a la pornografía. En los talleres de educación sexual les digo: el porno o tú, tú decides educar a tus hijos o lo va a hacer el porno, esta es la realidad".

De lo contrario, advierte, las consecuencias de este consumo precoz e indiscriminado son graves y pueden acarrearse hasta la edad adulta: adicción a la pornografía, reticencia a utilizar métodos de prevención de ETS, alteraciones cerebrales, problemas con la pareja o consumo de prostitución, entre otras.

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"Hay toda una serie de realidades que se van a disparar en los próximos años, derivadas de este consumo de pornografía sin el contrapeso de una educación sexual que les permita decidir si ven este tipo de películas u otras exentas de violencia. Yo hablo de hacerle la competencia al porno, es David contra Goliat, pero no nos queda otra: delegar en el porno que sea el educador sexual de nuestros menores va a pasar factura en las familias, sobre todo, a las más vulnerables".

La opinión del psicólogo cobra peso teniendo en cuenta que no parecen existir alternativas: en España no está sobre la mesa el debate de prohibir el libre acceso a la pornografía. Y las imágenes se replican por la red con la densidad y la violencia de una gigantesca mancha de aceite.

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Pero ¿qué pasa cuando el daño ya está hecho? ¿Existe para los agresores condenados una redención posible? "Yo tengo colegas psicólogos que trabajan en cárceles en este tema y hacen lo que pueden, aunque tienen muy pocos recursos. La cárcel por sí misma no funciona, ni como elemento de prevención ni de terapia. Tenemos que pensar en otro tipo de estrategias. Yo soy partidario de establecer programas de educación sexual en las escuelas", comenta el sexólogo, aludiendo a que en países como Suiza la educación sexual es una asignatura oficial desde 1955.

Para las víctimas, también hay esperanza. A pesar de que cualquier agresión sexual (y, por supuesto, también las sufridas durante la infancia y la adolescencia) deja una cicatriz de por vida, es posible atenuarla y aprender a "convivir con esa experiencia traumática y rehacer la vida", siempre que esa persona se ponga en manos de profesionales acreditados y que la sociedad sea capaz de brindar estos cuidados, algo que, según denunciaba la portavoz del Comité Madres Contra Agresiones Sexuales, no está sucediendo en el caso de su hija y de otras muchas menores.