Álex Díaz sobre una cama.

Álex Díaz sobre una cama. Sara Fernández

Reportajes

Álex, el escort 'sindicalista' que quiere unir al gremio: "Les pido que no cobren menos de 100 € por hora"

Entró en la prostitución para "ascender socialmente" y cuenta su caso a EL ESPAÑOL para hacer activismo: "Menos estigma y más sanidad".

13 marzo, 2023 00:52
Domingo Díaz Sara Fernández

Álex Díaz está feliz. Sonríe cuando ve llegar a los reporteros y les agradece la discreción ante los vecinos. Tiene 23 años, es español y su profesión es prostituto. Lleva ejerciendo nueve meses, pero pocos en su entorno saben a qué se dedica. Su caso es particular: un chico con estudios de FP, joven, con dos trabajos, que asegura que no tenía necesidad de prostituirse, pero que estaba harto del sistema y la precariedad. "Quería ascender socialmente y la prostitución me lo permite", dice. 

Es único por otra razón: ha organizado un grupo de Telegram donde los trabajadores sexuales masculinos puedan unirse y comentar todas sus dudas. Un lugar en el que apoyarse, en el que denunciar que tal cliente les hizo esto o lo otro, donde verse reflejados en otros con mayor experiencia, en definitiva, donde tener compaña. Es el primero en moverse. "Cuando yo empecé no había nada", apunta antes de empezar la entrevista.

Una vez que empieza la conversación, Álex se pone nervioso porque es la primera. Gesticula, se pierde, juguetea con las fibras que tiene entre las manos mientras responde. Se ríe; muestra su simpatía, su alegría, su positividad. Quiere hacer activismo, quiere poner sobre relieve las reivindicaciones de los trabajadores sexuales, sus problemas. La conversación es un continuo vaivén de temas relacionados con la prostitución porque los nervios no son buenos amigos de la línea recta.

[Como "masajistas" y por Telegram: así se anuncian ahora las prostitutas para burlar la ley del 'sí es sí']

—¿Cómo comenzó en este mundo?

—Era muy infeliz con mi vida. Estudié un FP superior de Administración. Lo hice por mi familia, por el dinero y las salidas laborales, no tenia claro qué estudiar en la universidad. Cuando terminé, empecé a trabajar en logística. Ahí, ni tan mal. Más tarde empecé de dependiente en una cadena de comida rápida y eso era horrible. Estaba amargado y en depresión.

Llevaba años con ella y me recetaron antidepresivos. Me dije: ¿Esta es la vida que yo quiero? Todo estaba fatal en mi vida… Empecé a ver documentales sobre prostitución y a fantasear con ella: lo veía como un ascensor social. Estaba amargado con los dos trabajos, aunque fuera mileurista; no tenía tiempo para mí. Dedicaba mi vida al trabajo y a pagar facturas.

Me fui informando de cómo era el mundo de la prostitución y decidí anunciarme. Al principio compaginé todo un poco, pero cuando despegué me dediqué sólo a la prostitución. A raíz de eso vi que vinieron unos meses en los que tenía dinero, tenía tiempo para mí y dejé los antidepresivos.

He podido avanzar mucho socialmente; no sólo tengo dinero, sino que tengo tiempo para mí. Eso es lo más valioso. Me di cuenta de que el dinero es muy importante y te quita muchas preocupaciones. Ahora me siento realizado. Ese es el principio.

Álex posa para la entrevista.

Álex posa para la entrevista. Sara Fernández

El 'sindicato'

Álex Díaz es su apodo. Narra sus primeras historias. Al principio, no conseguía tener erecciones, algo fundamental en este trabajo. "Tenía miedo de no estar preparado para ello y no poder ejercer, pero era normal, tenía que aprender a ser trabajador sexual y a raíz de quedar y quedar y quedar… Lo conseguí", dice.

Reconoce que el trabajo le ha afectado a su vida sexual. Sin embargo, piensa que "todo depende del prisma, de cómo veas las cosas". 

Comenzó hace apenas nueve meses y cobraba menos que ahora por inseguridad. "Era un novato y no conocía el mundo. No quería ir de soberbio o engañando a la gente cuando estaba iniciándome", comenta. Pero, como leyeron anteriormente, a fuerza de sesiones acabó por aprender "a ser trabajador sexual": "Ahora, como es obvio, tengo otras tarifas".

En estos tres trimestres ha visto también la dificultad del empleo. "Lo más duro puede ser el estigma que hay. Porque conlleva soledad y el no entendimiento de a qué te dedicas".

Esa soledad de la que habla le llevó a poner un mensaje en las redes. Álex Díaz exponía en Twitter: "Hola, chicos, he hecho un grupo en Telegram para trabajadores sexuales hombres de España, porque ¡no hay nada! Para ayudarnos entre nosotros y tener mayor control de este campo. ¡Solo escorts, porfa!

—Acabas de empezar y montas una especie de sindicato a través de Telegram…

—Es como un grupo de ayuda entre scorts. Nadie te enseña a ser trabajador sexual, tienes que aprender tú. Esta iniciativa es para tener una red de apoyo de gigolós. Esto sirve para resolvernos dudas, pedir consejos, pasarnos contactos y mejorar en nuestro trabajo. Y, como puede unirse cualquier gigolo de España, es una manera de saber cómo funciona el trabajo sexual en nuestro país y optar por mejores opciones siempre.

Álex, con su móvil entre las manos.

Álex, con su móvil entre las manos. Sara Fernández

La entrevista va y viene en otros temas, hasta que llega de nuevo al sindicalismo. 

—¿Qué te suelen preguntar otros chicos?

—De todo. ¿Cómo trato a un esclavo? Eso es un ejemplo. Hay de todo. El tema de los anuncios, cómo conseguir clientela…

[La historia no contada del mítico club Sombras: de la guardia civil prostituta a 'Tito Berni' y sus socios]

La conversación vuelve a perderse. Va y viene hablando de la prostitución masculina, de las experiencias, de los inicios, de los apoyos, del estigma, del feminismo, de las trabas, de los porqués, de los sistemas, de un sistema que te explota y de alguien que quiere explotar el sistema. Volvamos a la zona sindical para no perder al lector y luego vamos al resto.

—Crea el germen de un 'sindicato' de prostitutos. Si llega el momento de reunirse con algún político, ¿qué le pediría?

—Es muy extenso, pero para todos los escort les pediría más facilidad en el tema sanitario. Cuando salió la viruela del mono, yo estaba cagado. ¡Que soy puta! Llamé hasta a asociaciones a ver si podían meterme en alguna cita. Facilidades a los prostitutos para el tema sanitario. Tratamos con gente, hay que tener un control sanitario. Menos estigma en la sanidad y más apoyo. Facilidades también para las vacunas, la PrEP —profilaxis prexposición, una inyección que previene el contagio de VIH—. Por favor, PrEP para todos los putos, porque es una locura.

—¿No le da miedo?

—Sí, yo volveré a tomar PrEP dentro de poco, aunque tenga sexo con perservativo. Este miedo lo hay mucho en la población gay y claro que también en los prostitutos.

—¿Entiende a quienes no empatizan con los trabajadores sexuales?

—No. No entiendo que nos juzguen tanto… Ustedes no entienden que nosotros podamos ser prostitutos y nosotros no entendemos cómo ustedes pueden aceptar condiciones laborales tan pésimas. Intentáis ser felices en un sitio que no acompaña… Yo, ya te digo, lo dejaría (la prostitución) si encontrase algo que me pagasen bien y me gustase. Pero, a día de hoy, esto es lo que más he encontrado.

—¿Qué más pediría?

—Pf… Las prostitutas podrían pedir mucho más. Sobre todo que no nos quiten derechos, como con la ley del sí es sí. Sí es verdad que nos hemos reorganizado, aunque hay muchas cosas que reclamar, pero yo no estoy al día. Solo hablo de esta ley porque es lo único que he visto que me ha afectado de últimas directamente. Pero, repito, se solucionó a las semanas de estar en vigor la ley, se reorganizaron las páginas para anunciarnos.

—¿Cómo lo hacéis ahora?

—Ahora te publicitas vestido. Hay otras que son mas explícitas, pero se están arriesgando. A mí me escriben los clientes y les mando fotos por privado. Yo creo que cuando la gente sabe que eres prostituto sienten mucha curiosidad y sus prejuicos rondan en la cabeza, que son muchos sobre este mundo (peligro, drogas, ets, inestabilidad, necesidad, etcétera).

—¿De qué habláis en el grupo de Telegram?

—Somos muy poquitos —alcanzan la veintena—. Píkara me dijo que siempre eran las mujeres las que se organizaban para muchos movimientos y que por qué no hacía esto. Dije: pues mira, es verdad. Y como siempre he tenido mucha iniciativa y me está aportando mucho, lo hice. Aporta mucho a gente desamparada y, sobre todo, a los que no tienen un apoyo familiar, que es complicado a veces con este trabajo.

Álex en su balcón.

Álex en su balcón. Sara Fernández

La conversación vuelve a perderse. Pero pronto regresa al tema que se trata ahora.

—¿Llegan a un acuerdo para establecer una tarifa mínima?

—No. Totalmente independiente. Lo único que pido es que no cobren menos de 100 euros la hora, como mínimo. No hagáis que la prostitución sea… Muy para todos… La prostitución debería ser un lujo que se valore, se cuide y se respete. Que sea valorado, porque follar con alguien que no te guste…

—¿Considera que mantener relaciones sexuales es un derecho?

—Emmm… Ah, ah…

—¿Entiendo que no?

—Obviamente, no puedes obligar a nadie a follar contigo si no le gustas, las relacionas humanas se crean por cosas que aportamos. Veo perfectamente el trueque de dinero por placer. Pero no es un derecho. Tiene que ser algo de dos. Un acuerdo, puede ser placentero o económico. Si yo te doy belleza y tú tienes dinero para aportarme, yo me siento bien y nos aportamos mutuamente.

La experiencia

En un momento de la conversación, Álex va a la cocina, coge la caja de antidepresivos y se la enseña al reportero. Sólo se han consumido dos. "Lo dejé cuando me vi tan bien. De verdad, la vida de fantasía que yo quería y que me imaginé la hice realidad —con la prostitución—. Pero también porque me lo he currado".

Su vida cambió de manera radical cuando pasó de tener dos trabajos a dedicarse en exclusiva a la prostitución. "Me puedo dedicar al deporte, que hago tanto gimnasia rítmica como artística, que me encanta, y gracias a la prostitución me puedo dedicar cinco días a la semana. Tengo tiempo para mí, para invertirlo en lo que me gusta, también en estar bien físicamente, poder quedar con mis amigos, hacer planes diversos en Madrid… Vivir, vaya, y también dedicando tiempo al trabajo, a estar disponible, porque quiero ahorrar".

[El enlace de 'Tito Berni' compró los móviles de las prostitutas para controlar las fotos con diputados]

—¿Cómo gestiona la agenda?

—Es muy inestable, depende mucho. Sí es verdad que tengo una situación privilegiada, porque soy un chico español, twink, normativo… Soy lo típico que suele gustar. No tengo mala clientela. Sé de otros chicos que sólo hacen la prostitución como complemento porque no pueden dedicarse a tiempo completo. Hay ingresos de todo tipo. La media puede estar en los 2.000 euros por los que conozco a lo mejor. Pero depende mucho del mes, de tu disponibilidad y de lo que estes dispuesto a hacer.

—La ley del sí es sí les ha afectado en el tema anuncios…

Nos ha afectado. Yo fui a la manifestación porque castiga a todo el que se lucre del negocio que no sea el propio trabajador sexual. Entonces, ha afectado a las páginas —donde anunciaban sus servicios—, que han cerrado. Me acuerdo que esa semana estaba asustado cuando se aprobó. No tenía dónde anunciarme. Ya pensaba depresivamente, porque pensé que podrían quitarnos los anuncios y que tendría que renunciar a mis privilegios para tener otro trabajo normativo.

—¿Cómo son los servicios que ofrecen?

—Pues, a ver, principalmente en el servicio sexual cada uno se crea la tarifa que quiere. Unos cobran por hora, otros hasta por 20 minutos, etc. Tambien a veces das servicio de acompañamiento aparte del sexual. Yo tuve dos clientes que solo me pagaron por compañia (uno durante un mes, que quería más un amigo/novio, porque lo estaba pasando mal y quería compañía, y yo le agraba y hacia desconectar).

Álex Díaz narra cómo son ellos, los trabajadores, quienes tienen el control de la situación. "Ellos pagan, nosotros mandamos. Se nota mucho ese poder, porque como al final están pagando por ti, hay una atracción física y respeto en general".

—... Dice que llevan ustedes el mando…

Exacto. Porque aunque el cliente pague, no manda. Sólo hacemos lo que queremos a traves de acuerdos y se respeta. Al final, malas experiencias sólo tuve una vez con un chico. Lo tuve que echar de casa a empujones porque no me respetó y me tocaba excesivamente brusco cuando le decía que no y no hacía caso. Pero nada más.

El sueño americano

El joven de 23 años está viviendo una especie de sueño. Asegura que no quería tener un trabajo "normativo" donde no fuera feliz. Asegura que dejaría la prostitución si encontrara otro que le satisfaciera y en el que le pagaran, al menos, 1.500 euros mensuales. De momento, se encuentra feliz porque entiende que si quieres, puedes hacerlo.

—Es un poco el sueño americano...

—Creer y querer. Eso lo puedes hacer. Tengo 23 años, estoy viviendo en Madrid… Y ahora estoy feliz cuando me quería matar. Sin antidepresivos ni nada. De estar toda una vida infeliz queriéndome morir, a que mi vida cambiase por la comodidad económica y el tiempo. Muchos problemas míos desaparecieron; no sabía que pesaba tanto el dinero cuando nunca he pasado necesidades, tengo que decirlo.

—¿Lo sabe alguien de su entorno?

—Sí, pero no lo comparten. De normal, sobre todo la familia, pues siente mucha preocupación y estigma. Y es en plan: mamá, me encantaría explicarte mi vida y que la entiendeses, pero entiendo perfectamente toda su preocupación.

—¿Son un apoyo?

—No… Porque no saben mucho. Poca gente sabe de lo que vivo. Gracias a este apodo y nuevo nombre puedo hacer activismo en las redes, sin que ‘me puedan encontrar’, digamos. La doble vida que llevamos mucho.

También te digo que yo no tengo miedo. Prefiero mil veces que si el día de mañana me pasa algo sea con un cliente que estar toda mi vida en la cocina de una cadena de comida rápida, viendo mi tiempo pasar sin disfrutarlo. No quiero la prostitución para toda la vida (y lo que premian mucho en la prostitucion es la juventud es el colágeno).

Hay muchos trabajadores sexuales, más de los que podemos imaginar, el dependiente de la tienda de al lado, tu vecino. Te aseguro que de mucha gente no te lo esperarías y muchos lo ocultan. Pero, bueno, ahora que soy joven me puedo salir del sistema de mierda, que no he podido acceder a los privilegios de este, pero sí con la prostitucion. Cuando lo critico es por las oportunidades laborales que dan a los jóvenes, de verdad pésimas. No vengo a esta vida únicamente a trabajar, vengo a ser feliz y a disfrutar, del mundo y otros seres humanos. No quiero estar encerrado en una cocina.

—Y luego, ¿a qué le gustaría dedicarse?

—Me gustaría ahorrar dinero para en un futuro invertir en empesas. Tengo mentalidad emprendedora. Veo muchas opciones y pueden salir perfectamente yo creo…

—Decís que quería salir del sistema, pero en realidad lo que pretende es explotar al máximo el sistema, ¿no?

—Pff… Claro…

—Sí, a ver, saca el máximo beneficio de su propio cuerpo para luego invertir...

—Ajá, claro. Y soy guapo… De verdad, me puedo sacar mucho partido. He estado hasta con famosos de España muy tochos. ¡¡¡Flipaaaado!!! Y millonarios (risas).

Álex sonríe en un momento de la conversación.

Álex sonríe en un momento de la conversación. Sara Fernández

—(Risas)...Y sólo en nueve meses.

—Sí, pero porque yo he tirado mucho las vibras… De sentirme un poco como La Veneno. Pero no por la serie, eh, yo la conozco desde que era muy pequeñito, que veía vídeos de ella en el Mississipi colgados en Youtube. La veía tan guapa, tan fuerte, tan poderosa… Y era una chica trans, menudo carácter, me encanta... Eso repercutió algo en mí, en darme seguridad para atreverme. Ella pudo.

—¿Cree que algún rico vendería su cuerpo para ganar dinero?

—No creo, claro. Si tienes un buen status no te prostituyes. Al revés, contratas (risas). Yo me prostituyo, repito, por un ascenso social. Nunca ha sido porque necesitaba dinero. Lo que necesitaba era ascender socialmente y así salí de la depresion increíblemente (sin yo saberlo).

Hay gente extranjera, que vienen a Madrid a ejercer y es otra situación. Sin papeles, entiendo que se vean mas forzado, pero yo sé que soy un privilegiado porque soy español y no ha sido por necesidad. Entonces, vivo mi trabajo de otra manera, porque me gusta.

—Pero, al final, si no tuviera una necesidad económica, no ejercería la prostitución, ¿no?

—Necesidad económica no, porque nunca he tenido. Si no tuviera necesidad de vivir bien… Si tuviera otro trabajo, que me gustase, con buenas condiciones humanas (importante) y que ganase mínimo 1.500 euros... Pues estaría bien y lo dejaría. Pero con el tema del trabajo yo me desanimé, para encontrar algo que me guste y gane bien. Muchos prefieren otro trabajo o saben que no es una maravilla, pero es lo que hay y no lo cambian. Por eso yo me decidí a salir. Que te digo esto puede ser dinero rápido, pero no fácil. No todo el mundo puede ser scort.

—Porque fácil no es…

—...Depende. Depende de la persona, de los clientes y de todo. Tienes clientes guapos, jóvenes, agradables… Y dices: buaaf. Literal no sé por qué pagan, imagino que por comodidad.

—¿Por qué cree que pagan ese tipo de hombres por sexo?

—Con un scort le preguntas las tarifas, le dices el servicio que quieres hacer y quedas rápido. Con una app tienes que hablar con el chico. Si le cuadra, si tiene tiempo libre… Puede ser también inmediato, pero menos. No sé, al final te digo que pagan por diversión, por placer. Y hay gente que le parece bien invertir ahí y disfrutar de su sexualidad. Nosotros estamos disponibles. Por facilidad. Es más fácil.

[Lali Espósito, de 'Sky Rojo 3': “Cuando te gusta experimentar, te dicen que eres una tía loca que se folla a todo lo que camina, y no”]

Polémicas de la prostitución

Álex mira su móvil.

Álex mira su móvil. Sara Fernández

El estigma del que se queja Álex se convierte en polémica y en debate a cada instante. Por ejemplo, ciertos sectores del feminismo consideran que la prostitución es una violación pagada. Álex, por ejemplo, no lo entiende así.

"No es una violacion pagada, es un acuerdo claro y respetuoso entre dos adultos", dice antes de contar una experiencia en sus propias carnes: "Sí es verdad que únicamente una vez me sentí violado, pero porque también quería ser majo y no supe decir que no. Y sí es verdad que me agobié mucho y, después de acabar con él, lloré de la impotencia, porque hice cosas que no quería por presión y el tío no empatizó nada conmigo en ningun momento. Era un puro morboso, egoísta y no me gustó".

Él entiende que esto depende "de la persona que te toque, de los clientes". "Sí es verdad que son pocos, pero algunos te ven como un objeto, sólo piensan en su placer porque han pagado y son muy egoístas. Les da igual todo lo demás. Por eso entiendo que te puedes sentir algo violado. Pero es que generalmente te tratan muy bien".

[La mentira de OnlyFans: proxenetas digitales pagan hasta 400 euros al mes por sustituir a 'modelos']

Estuvo en la manifestación del 8-M en Madrid. Sin embargo, cuando se le pregunta por el abolicionismo, pasa palabra. "Es muy complicado todo eso. No creo que tenga la información suficiente para entrar en ese debate porque es un tema con muchas aristas". A la siguiente pregunta sí responde.

—¿Regularía la prostitución o la aboliría?

—La regularía. Sí, sí. La ley del sí es sí, por ejemplo, no me gustó por el tema de que veía que no teníamos dónde anunciarnos como gigolós, que era delito. Lo único que pido es que no nos quiten derechos y sí el estigma. Eso es lo importante. Lo que más nos pesa a los chicos es el estigma, que estamos muy solos en este trabajo, te tienes que buscar la vida. Por eso he hecho yo el grupo de apoyo, para estar un poco más acompañado y querer también ayudar a otros.

La calle

La prostitución tiene mil y un recovecos. Cada caso personal implica un mundo de experiencias diferentes. A la hora de entrar en el oficio te marca, sobre todo, la necesidad, pero también tu género y tu nacionalidad. No es lo mismo ser hombre cis hetero que mujer trans hetero; no es lo mismo ser español gay que ser latino homosexual, por ejemplo.

Álex posa para la entrevista.

Álex posa para la entrevista. Sara Fernández

"Los chicos heteros lo tienen más complicado para ser trabajadores sexuales presenciales", cuenta Álex. "Ellos funcionan más por redes y sobre todo con la población gay. Les va muy bien porque está la fantasía del súperheterazo y ganan dinero. Pero presencialmente, con los que he hablado…".

Si hay un canon en este oficio es que los clientes suelen ser hombres. "Mujeres escriben poco, aunque no soy hetero para decirte. A mí me han escrito chicas cis y trans, pero muy pocas. Realmente veo que es la poblacion masculina la que hace que se mueva todo esto y paga por sexo. Hay diferencias entre las mujeres, son más sentimentales, y los hombres, considero que tienen más impulsos sexuales o libido. Por eso las clientas femeninas buscan quizás más otra cosa".

Otra diferencia entre ellos y ellas es la forma de trabajar. Álex cuenta cómo llegó a hacer la calle, de qué forma se introdujo en algo que los hombres no suelen hacer.

—Ha llegado a hacer la calle...

—Sí, una tarde en Desengaño (en Madrid). Esto es divertido, déjame contarte.

Casi ningún chico hace la calle. La calle es de mujeres cis y trans. Yo he conocido putas de Montera, Fuencarral y Desengaño. De hecho, fue aquí donde conocí a una de mis amigas y ‘madre’ en el trabajo sexual. Recuerdo que me fui a Gran Vía a buscar putas y hablar con ellas, quería saber dónde podía hacer yo la calle, ¡¡quería trabajar!! Entonces conocí en Desengaño a una chica maravillosa, se llama Ari, chica trans prostituta desde hace tiempo que conoce las calles de Madrid.

Me tendió su mano como si fuese familia suya y me cuidó. Me llevó a su piso de Montera, me explicó mucho del trabajo sexual, los tipos de clientes, me habló de drogas, que tenía que tener cuidado y tambien de ETS (enfermedades de transmisión sexual). Me contó cómo sacarle mayor partido a esto. Me acuerdo que yo le decía que quería hacer la calle como ella, porque me molaba el morbo y la diversión de que me vieran ahí, modelando, divirtiéndome, seguro de mí mismo, de lo que hago.

Recuerdo que ella me decía: estás loca, que los chicos no hacen calle, solo funcionáis por internet (que esto lo sabía yo). Pero, igualmente, yo quería hacer calle como ellas. Lo hice por la fantasía y por confirmarme a mí que si yo hacía la calle podía también hacer clientes como ellas. Pero sí es verdad que no hay chicos en la calle. De todas formas, ella nunca me lo ha recomendado. Y menos la noche, que sí puede ser peligrosa, según me cuenta.

Álex hizo la calle en Desengaño.

Álex hizo la calle en Desengaño. Sara Fernández

Álex es una persona positiva, que quiere contagiar a los demás su ánimo. Por eso cuando se le pregunta si quiere destacar algo responde: "Sí. Considero que hay que tener cuidado en este mundo, pero no es tan peligroso como lo cuentan. Hacen falta mejoras y cambios de pensamientos".

Mantener la cabeza en su sitio en ciertos momentos es complicado, por lo que Álex también se preocupa por la salud mental de sus compañeros. "Si no acabas hablando de tu trabajo sexual con amigos o gente, creo que es necesario siempre, al final, contar como te sientes a raíz de todos los sucesos. En este mundo a veces puedes estar más solo o menos entendido y necesitar psicólogos".

Para evadirse, los hay que acaban por caer en las drogas. Álex recalca que él afortunadamente no, pero que "muchos chaperos...". 

—Las drogas son una forma de sobrellevar la vida, ¿no?

—Bueno, es que muchos chaperos… Yo no, afortunadamente. Mis hermanas trans putas me lo dicen mucho. Ten cuidado con la droga en este mundo. Y es verdad. Te escriben los fines de semana muchos clientes, preguntándote si te va la fiesta, que se refieren a sesiones de sexo con droga, (de normal coca y más) que se meten y te pagan sesiones más largas, 300, 500, 600 euros, pero la condición es que te metas con ellos. Porque quieren que estés igual de drogados, para que estés a su mismo nivel y también aguantes más. Hay muchos de esos. Le dan a la coca y buscan putas. Entonces, muchos hacen estas sesiones y se drogan, y ganan dinero.

Yo he rechazado a mucha gente. Me han escrito preguntando si te metes y si les dices que no ya no quieren nada contigo. Pasa eso. Mucha gente quiere que te metas drogas o van a por otro. Si yo me metiese droga… Pfff…Vamos… ¡Vamos!

—Pero se lo gastaría en droga.

—Sí, también. Menos mal que lo has dicho (risas). Pero ganaría mucho dinero.