Joaquín Rodríguez, con tres de sus perros de agua español.

Joaquín Rodríguez, con tres de sus perros de agua español. Cata Zambrano

Reportajes REPORTAJES

Estimulación temprana y selección genética: los secretos del criador de los perros de élite de la Policía

Joaquín Rodríguez ha situado a sus canes en el top europeo de los perros de búsqueda. Tres de ellos, Marley, Junco y Dilan, en la Unidad de restos biológicos la Guardia Civil.

3 septiembre, 2022 03:09

"Me diste una nariz pegada a un perro", le dijo al poco tiempo Juanma a Joaquín, admirado por el enorme potencial de aquel cachorro de agua de color blanco que hoy es una de las estrellas de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil. Juanma es su guía y entrenador. En la cima de los perros de búsqueda de España están Dilan y también su hermano Junco, que es de Israel, otro Guardia Civil de la Unidad que tiene sede en El Pardo (Madrid). Los dos perros son blancos, son tan especiales que viven en la casa de sus guías y son los que la Benemérita pone a trabajar para que encuentren restos biológicos en los casos trágicos que suelen copar los telediarios.

El responsable de haber dado con un cruce genético privilegiado, y de haberlos preparado desde su nacimiento a los dos meses para potenciar sus instintos hasta el punto de que muchos de ellos figuran el top canino europeo, es Joaquín Rodríguez Coronilla. Los genes, y la preparación que les dispensa deja a los animales motivados y listos para ser instruidos en distintas especialidades como alumnos cum laude, y de ahí, a la élite profesional. En el caso de Dilan y Junco, ambos han sido entrenados por Juanma e Israel para ser buscadores pasivos. Cuando huelen un resto, se quedan quietos para no contaminar la recogida de muestras.

No ocurre así con otros perros de búsqueda, como los que rastrean estupefacientes, que son buscadores activos y marcan con la pata. Así era Ron, el primer perro de aguas que tuvo Joaquín y que desataba nubes de polvo a su paso: la gente le huía en los aparcamientos de las fiestas pastilleras. Ponían pies en polvorosa al paso de un perro de la Policía Local que lo olía, y detectaba, absolutamente todo. Hasta los restos de cocaína en los billetes de las carteras que guardaban en las guanteras de los vehículos.

Para entender esta historia hay que ir al origen. Joaquín es un adolescente y su padre lo lleva a ver una exhibición canina. "Tuve un chispazo. Y quién me iba a decir a mí que iba a trabajar años después con Capitán, un perro de aguas que ví ese día", explica. Quiso estudiar Biología, pero se diplomó en Enfermería. Ejerció en la Unidad de Neonatos del hospital de Las Palmas.

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-Allí me encargaba de la estimulación temprana. Años después me pregunté que, si funcionaba con los bebés, ¿por qué no con los cachorros? 

Joaquín regresó a la península, aprobó las oposiciones para Policía Local en San Fernando (Cádiz) y comenzó a formarse en la Unidad Cinológica de Infantería de Marina para luego ocuparse de la unidad canina de la policía local. Lo que empezó por amor a los perros, por curiosidad y por una especialidad profesional le ha llevado hoy a ser criador de unos perros únicos y muy demandados tanto en España como en Europa.

-¿Por qué son tan especiales los perros que crías?

-Yo no tengo trucos. Está todo inventado.

Joaquín ha hecho una labor de recuperación de la genética del perro de aguas español, "que tienen una carga instintiva brutal". Con ayuda de otros criadores ha desenterrado el ADN de las primeras generaciones de esta raza, que es relativamente nueva y no va más allá de hace 20 años. "Nos hemos saltado 20 años de errores", puntualiza. Son perros polivalentes. Óptimos para el pastoreo y la caza, la ayuda, el salvamento o el trabajo en los barcos pesqueros. Y para oler y detectar prácticamente todo.

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También la especialidad de Joaquín es criar perros de vigilancia, como los San Bernardo. "Y también ofrezco residencia y reeduco a perros que son un problema", explica a EL ESPAÑOL.

El criador juega con  varios de sus perros en una piscina portátil. El que salta es Lucero, hermano de Marley.

El criador juega con varios de sus perros en una piscina portátil. El que salta es Lucero, hermano de Marley. Cata Zambrano

En la casa de Joaquín -un chalé con una gran extensión de terreno- no se oye un ladrido. El dato es importante porque hay 14 perros. Cinco de agua español, seis san bernardos, dos bodegueros andaluces y un pastor alemán. Los tres últimos se los está cuidando a unos amigos que se han ido de vacaciones. "Solo me los dejan a mí".

Una vez que se zambulló en su afición, se dio cuenta de que todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con unidades caninas "trabajan con animales que en el 95% de los casos tienen ya un año de edad, es decir, son ya adultos. Con aptitudes, sí, pero adultos. Y todos los adultos vienen ya con algo, un vicio, una tara. Así que me pregunté que por qué había que trabajar limitados y no se trabajaba desde el principio".

Incentivar los instintos

Un criador "apenas se ocupa de pulir e incentivar los instintos del animal. No le interesa, porque lleva tiempo. Hay un dicho que dice que el que tiene un perro, tiene un perro. El que tiene dos, tiene un perro y medio. Y el que tiene tres, no tiene nada. Pero si te centras en uno, tendrás un crack. Es importante hacerlo, porque eso repercute en su bienestar emocional. Es como si tú tienes un niño, lo encierras y no le dejas correr ni jugar".

Joaquín, con Candela, la madre de Junco y Dilan (d) y con Blanca y Gina, hermanas de ambos canes.

Joaquín, con Candela, la madre de Junco y Dilan (d) y con Blanca y Gina, hermanas de ambos canes. Cata Zambrano

Como con los niños muy pequeños, a los perros se les adiestra con comida, se les adiestra con refuerzo positivo y se les adiestra con refuerzo negativo. Pero Joaquín se preocupó además de hacer la casa por los cimientos: la genética hay que trabajarla. Se especializó en potenciar los instintos de los cachorros.

"La gente va a un criador y se gasta el dinero en un perro bueno. Pero si ese cachorrillo no socializa, no está con gente, no se acostumbra a diferentes escenarios... no sabrá enfrentarse a momentos críticos y eso se le queda de por vida. Y si lo sacas de un criador cuando el perro tiene 3 meses y medio, ya vas tarde".

Los perros de agua, por ejemplo, son sensibles y tímidos. "Si no trabajas el perro, el que te lo vende te está vendiendo un problema que te va a durar 15 años". Perros que ladran, que ladran cuando se quedan solos, perros histéricos, miedosos, que muerden...

El método 'superdog'

Desde los 4 días de vida a los 21, Joaquín expone a los cachorros a una batería de ejercicios de estimulación temprana. Tiene ese plazo porque las conexiones neuronales se terminan de formar a los 21 días. "Yo lo que hago es preparar la cabeza del perro para que tengan más capacidad de adaptación a diferentes escenarios". Cuando dice que está todo inventado, es verdad. "Este método se puso en marcha en Estados Unidos con los perros que preparaban para ir a la Guerra de Vietnam".

No obstante, hay que saber trabajar al animal. Porque se trata, en definitiva, de exponer al cachorro a situaciones de estrés durante muy pocos segundos para que sus glándulas suprarrenales se activen. Calor, frío, movimiento, ruido de tráfico, disparos...

Joaquín, trabajando la camada de Junco y Dilan. Los cachorros ni se inmutan con el ruido.

Lo de los disparos puede parecer exagerado, pero su utilidad queda fuera de toda duda cuando se visiona el vídeo sobre estas líneas. Los cachorros no mueven más músculos que el de la cola, felices, y se compara con todos los perros que sufren durante navidades con los petardos. Padecen taquicardias, se escapan, pierden el control de los esfínteres e incluso pueden fallecer de un infarto.

Cuando Joaquín le pregunta a Juanma y a Israel por Dilan y Junco, "me responden que el único fallo que tienen es que van por la calle y cuando escuchan el sonido de una sirena, se ponen a aullar imitándola", dice Joaquín entre risas. Ambos llevan marcado a fuego lo que les ponía Joaquín en su casa hasta los dos meses, y lo reproducen.

Junco y Dilan, con Joaquín en el veterinario, días antes de incorporarse a la Guardia Civil.

Junco y Dilan, con Joaquín en el veterinario, días antes de incorporarse a la Guardia Civil. E.E.

El famoso Marley

El criador puede presumir de haber situado en la cima española a tres perros: Junco, Dilan y Marley, fallecido en 2019. Este último participó en las angustiosas búsquedas del pequeño Gabriel o de Diana Quer. Marley era tío de Junco y Dilan, y falleció repentinamente de un ataque al corazón. Su guía era Juanma, quien, desconsolado, no quería de entrada otro perro, porque Marley era, por único, insustituible.

Su fallecimiento coincidió prácticamente con la camada de perros que Joaquín sacó con Candela, una perra de un criador de El Palmar de Troya (Sevilla) que se jubilaba. Tan pronto se acostumbró Candela a la casa de Joaquín, devino en magnífica. "Candela es una máquina. Es la mejor cazadora de ratas de campo que he tenido", explica Joaquín. Es la madre de Dilan y Junco.

Joaquín le preguntó a los pocos días a un desconsolado Juanma que cómo quería el perro.

-Eléctrico. Que tenga instinto y que tenga carácter.- le respondió.

Porque en una camada cada perro es distinto. Pero a Juanma, como le ocurrió con Marley, le ocurrió con Dilan: ya era el último perro y no pudo elegir. "Yo le dije que Dilan estaba trabajado y que era idéntico en carácter a Marley. También era un perro eléctrico, con nervio. Pero también le dije que no le iba a gustar porque era blanco".

Tanto Dilan como Junco, los dos perros albos que desentrañan los crímenes más enrevesados de España, cumplen tres años este 1 de agosto. "Son muy jóvenes y tienen una proyección brutal. Prácticamente acaban de empezar".

Juanma, con Dilan. Es una nariz pegada a un perro, según su guía.

Juanma, con Dilan. Es "una nariz pegada a un perro", según su guía. E.E.

De las Columnas de Melkart

La denominación de origen de sus perros, o su afijo, como criador, es 'de las Columnas de Melkart' desde 2019. "Yo soy un enamorado del perro español, del de aguas y del mastín, y por eso quería un nombre con significado. Las columnas de Hércules aparecen en el escudo de San Fernando, en el de Andalucía y en el de España". Todo perro que nace en su casa lleva desde entonces su nombre seguido de esta denominación concedida por la Federación Canina Internacional.

Entrenando a Apolo para que no tenga miedo a las alturas. Ahora es perro de rescate en Finlandia.

Joaquín tiene perros en España pero también en Finlandia, como Pimu, un hermano de Marley. También hay perros suyos en Rusia y en Austria. Todos ellos son perros de búsqueda y están en grupos de élite. De rescate, de desaparecidos bajo la nieve de los Alpes... e incluso buscadores de termitas en la madera que trabajan para compañías de seguros.

Dylan con su dueño y guía, Juanma, y la reina emérita, Doña Sofía.

Dylan con su dueño y guía, Juanma, y la reina emérita, Doña Sofía. E.E.

La última camada de perros que ha sacado son san bernardos, hijos de su perra, Berta. Su padre es Obélix, un ejemplar onubense que es campeón europeo. Berta parió ocho cachorros, la mayoría hembras. Hace unas semanas se los llevó a socializar a la guardería de sus hijos y la clase -y los perros- se lo pasaron tan bien que a los pequeños alumnos hubo que sacarlos casi a rastras.

"Lo bueno de los san bernardo es que el instinto de protección lo traen de serie. Son maravillosos con los niños. Cuando viene gente a casa y traen niños siempre advierto a los padres que no les riñan a los hijos delante de Berta. Se pone a gruñir automáticamente". Cuidan de los niños y de las propiedades. En Huelva, donde está Obélix, hay una finca protegida por 14 san bernardos y 2 rottwailers. "No hay quien entre".

Le quedan cinco cachorros. El mismo día en el que Joaquín recibe a EL ESPAÑOL  recogen a una perrita que se marcha al Pirineo aragonés. "Yo me voy a quedar con un macho, porque los san bernardos, genéticamente, alumbran más hembras que machos". Los cachorros, de dos meses, dormitan plácidamente en un cercado y se acercan cariñosos y tranquilos a saludar a Joaquín.

Joaquín, con los cinco cachorros de San Bernardo.

Joaquín, con los cinco cachorros de San Bernardo. Cata Zambrano

 

Ahora baraja sacar una camada con Gina, una perrita de aguas de color chocolate que es hermana de los dos perros de élite de la Benemérita. Sabe que tiene una enorme demanda tanto de la Guardia Civil como del servicio de rescate austríaco. Pero va a esperar a tener encargos y a reponerse de sacar adelante a los san bernardos, porque los dos meses de vida que tienen ha sido agotadores. "He dormido en el sofá, les he puesto a mamar cada hora, he cuidado de que la madre no los aplaste, si se ha quedado sin leche les he dado leche de cabra maternizada... ni vendiendo dos recupero gastos", dice riendo.

Algo debe tener Joaquín en su propia genética y en su casa para llevarse tan bien con los animales. Para regocijo de sus hijos y para brindar un ambiente polivalente para sus perros, tiene un gallinero. Hay gallinas, dos patos adoptados, que se los encontró en el jardín y decidieron quedarse, y la estrella del recinto. Es una pava que ha llamado Rafaela. Rafaela, desde que llegó adopta maternal y automáticamente a todo pollito que se le cruce. Ella solita ha sacado adelante dos gallinas y a dos gallinas de Guinea.

Joaquín, con la pava Rafaela.

Joaquín, con la pava Rafaela. E.E.

La pavita se le coló por la casa un día y ya no se marchó. "Solo se va si oye música en la casa de algún vecino, cuando hacen alguna barbacoa o algo. Debe haber sido criada en un lugar en el que ponían mucha música, porque es que la escucha y se va de cachondeo, y cuando se acaba la fiesta, vuelve".

El ambiente marca. Porque Dilan es el único, de los 200 perros de la Unidad Cinológica de la Guarda Civil, que puede entrar a trabajar en un espacio de búsqueda tan fragante y distraído para un can como una granja: el perro no se inmuta ante tanto olor y movimiento estimulante. Recuerda su infancia en casa de Joaquín.

Los cinco perros de agua de Joaquín observan como El ESPAÑOL se despide. Sin que su criador les de la orden, cada uno de ellos vuelve motu proprio a sus recintos para no importunar las maniobras de los coches al salir. Buenos perros. Y sin un ladrido.