Francisco Pastor, CEO de Global Protección, mostrando una de las máscaras con filtros que le están comprando ciudadanos españoles por miedo a una guerra nuclear en Ucrania.

Francisco Pastor, CEO de Global Protección, mostrando una de las máscaras con filtros que le están comprando ciudadanos españoles por miedo a una guerra nuclear en Ucrania. Badía

Reportajes

"Las familias gastan 1.600 € en protección nuclear": la empresa que quintuplica ventas por la guerra

Global Protección registra pedidos diarios de trajes químicos, máscaras respiratorias integrales, con filtros de protección, y guantes anti-radiación.

15 marzo, 2022 03:45
Espinardo

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Francisco Pastor dio un giro radical a su vida laboral en 2008: dejó de currar en el almacén de una conocida firma de golosinas de Molina de Segura y empezó a formarse en prevención de riesgos laborales para convertirse en un emprendedor de 38 años. "En el bajo de mi casa puse en marcha mi empresa de equipos de protección individual: yo era el hombre orquesta, ejercía de comercial, distribuidor, y de lo que hiciera falta", recuerda Francisco Pastor, CEO de Global Protección, sobre los orígenes de su compañía que en la actualidad suma cuatro mil clientes en plantas químicas y empresas de Italia, Alemania, Holanda, Francia, Portugal y Estados Unidos. "Somos líderes en el mercado de los EPIs".

Cuando dio sus primeros pasos como empresario, ni por asomo se pudo imaginar que en el futuro la población civil le haría pedidos a gogó de material de protección nuclear, a causa de la alarma social que está generando la sangrienta invasión de Ucrania a manos de Rusia. "Deseo que este conflicto acabe cuanto antes por las graves consecuencias humanitarias y económicas que está provocando", tal y como enfatiza el CEO de Global Protección, mientras atiende a EL ESPAÑOL.

"Hay que llamar a la calma a la población para que no se repita la situación vivida al estallar la pandemia de coronavirus, cuando la gente hizo acopio de material a lo loco", reflexiona este empresario, de 52 años. Pastor habla por experiencia propia: su compañía ha quintuplicado las ventas de productos de protección nuclear ante la amenaza de la guerra iniciada por el genocida ruso, Vladímir Putin. Una de las claves de ese repunte son situaciones tan alarmantes como la toma de la central nuclear ucraniana de Energodar -la mayor de Europa-.

"Cuando empecé me dedicaba a vender los EPIs (equipos de protección individual) por los polígonos industriales de Molina de Segura, luego hice clientes en Murcia...". Y así cambió el bajo de su casa por una oficina con cuatro empleados, para más tarde disponer de un almacén enorme, un edificio en el Polígono Industrial Cabezo Cortado de Murcia, una plantilla de 25 trabajadores, y una facturación anual de 20 millones de euros, fruto de contratos con compañías petroquímicas de talla mundial.

"Intento que mi empresa crezca lo máximo posible para seguir generando trabajo para las familias". Y precisamente, esas familias se han convertido en clientes inesperados de Global Protección, que compran material antinuclear por el miedo que les genera la guerra y los bombardeos del Ejército ruso -al oeste de Ucrania- para controlar todas las centrales nucleares del país. Uno de los productos más demandados son las máscaras con filtros de protección que el CEO de la compañía monta para este diario.

Francisco Pastor, CEO de Global Protección, empresa murciana que suministra equipos de protección individual (EPIs).

"Los pedidos de particulares de material de protección se han disparado un 80%", corrobora Nicolás Ballester, director general de Global Protección, poniendo cifras a las consecuencias que está provocando la guerra en suelo patrio. Ese repunte de clientes civiles, a su vez, tiene un efecto rebote en el mercado habitual de esta compañía murciana: "Los pedidos de las empresas químicas para hacer acopio de material se han incrementado un 40% porque a ellos también les entra el pánico: sin esos equipos, por ejemplo, no pueden realizar labores de mantenimiento en un reactor o tareas de limpieza de tanques".

A diario, esta empresa recibe numerosas llamadas de ciudadanos interesados en adquirir trajes químicos, máscaras respiratorias integrales, equipadas con filtros de protección, botas y guantes anti-radiación. Esta lista de la compra apocalíptica, evidencia que a los españoles les preocupa mucho la guerra, aunque se esté librando a más de 3.600 kilómetros. "Principalmente, nos llaman de Madrid y Barcelona".

El último pedido lo ha realizado un matrimonio madrileño, con tres hijos, que se ha gastado la friolera de 1.600 euros en un kit completo para prevenir los efectos devastadores del 'botón rojo' nuclear de Putin. "Al mes, solemos facturar 23.000 euros en trajes químicos, máscaras, botas y guantes, pero en solo quince días de guerra llevamos 107.000 euros", detalla con precisión Nicolás Ballester.

- ¿Tienen alguna previsión de la repercusión que tendrá la guerra de Ucrania en su balance de ventas?

- Nicolás Ballester: Teníamos una previsión de ventas preguerra, de cerrar el año con 30 millones de euros en facturación, pero no contábamos con esto y no sabemos a dónde nos va a llevar. En este mes estamos vendiendo más productos de protección que cuando empezó la pandemia de coronavirus. Esto se ha convertido en una psicosis social, pero nosotros, como especialistas en la materia, queremos mandar un mensaje de tranquilidad para que se calme la sociedad.

Mensajes de preocupación

La mejor prueba de la buena fe de las palabras de Ballester, es la labor pedagógica que en estos días está realizando Alberto Peñaranda, el responsable de comunicación y marketing de Global Protección: "En las llamadas y preguntas que recibo a diario por el canal de WhatsApp de nuestra tienda 'on line', a veces hago de psicólogo, les digo que un ataque nuclear en suelo ucraniano es improbable que llegue a España porque depende de condiciones climatológicas, como la lluvia".

Peñaranda enseña al periodista algunos mensajes recibidos en Global Protección, que demuestran que existe una preocupación real entre la población española de que la invasión de Ucrania derive en la Tercera Guerra Mundial, con bombas atómicas de por medio:

- Cliente potencial 1: Hola. ¿Es verdad que los trajes que venden protegen contra la radiación que puede haber si se desata una guerra nuclear?

- Cliente potencial 2: Estoy buscando una máscara para estar bien cubierto, en caso de que la guerra entre Rusia y Ucrania se ponga peor. ¿Qué me aconseja?

- Cliente potencial 3: ¿Tenéis algún EPI, tipo NBQ (Protección Nuclear, Biológica y Química), que proteja en caso de radiación nuclear?

- Cliente potencial 4: ¿Tenéis protección para ataque nuclear?

Tales mensajes han provocado que Alberto haya tenido que recibir formación extra de los fabricantes británicos, alemanes y belgas con los que trabaja la compañía, con el objetivo de resolver las dudas técnicas que le plantean los clientes. De hecho, las familias están interesadas en equipos de protección individual NBQ -para defensa Nuclear, Biológica y Química-, como los que utilizó el Ejército durante el estado de alarma para eliminar el coronavirus de residencias de mayores y prisiones.

Nicolás Ballester, director general de Global Producción, y Alberto Peñaranda, responsable de marketing, mostrando algunos de los materiales más demandados por los ciudadanos.

Nicolás Ballester, director general de Global Producción, y Alberto Peñaranda, responsable de marketing, mostrando algunos de los materiales más demandados por los ciudadanos. Badía

"Los filtros respiratorios pueden ser de varios formatos y tipos, dependiendo del riesgo al que te expongas", explica de forma didáctica el responsable de comunicación. "Por un lado, en cuanto al formato, pueden tener conexión bayoneta , es decir, un filtro a cada lado de la máscara, o una conexión de rosca, con un único filtro. En cuanto a la tipología de protección, encontramos filtros para gases, para vapores, para partículas y filtros combinados que unen todas estas protecciones".

- ¿Cómo ha influido la guerra en Ucrania en el perfil de clientes particulares que llaman para comprarles equipos de protección?

- Alberto Peñaranda: Antes te podía llegar un pedido de forma puntual, uno al mes, por ejemplo, de algún ciudadano que quería una máscara con filtro combinado para realizar una fumigación en unos terrenos, para pintar o para trabajar con amoniaco. Este lunes, desde que empecé a trabajar, ya he resuelto ocho consultas relacionadas con equipos y en los días de mayor actividad gestionamos 40 pedidos de particulares.

- ¿De qué agentes nos protegen las máscaras?

- Alberto Peñaranda: La máscara te protege en función de la categoría del filtro que le pones, puede servir contra partículas radiactivas o cancerígenas, como el sílice; gases; vapores tóxicos; partículas orgánicas e inorgánicas; neutraliza el amoniaco, el mercurio...

- ¿Qué recomienda usted en caso de ataque nuclear?

- Alberto Peñaranda: Para la contaminación nuclear, aconsejamos una máscara con un filtro combinado de gases y vapores ABEK2, con protección de partículas P3: ofrece máxima protección. Esto último, es lo que realmente necesitaríamos para protegernos ante un ataque nuclear en países lejanos, como puede ser Ucrania, ya que el aire puede trasladar esas partículas radiactivas y transportarlas hasta nuestras ciudades.

- ¿Qué me dice de la indumentaria?

Alberto Peñaranda: Trajes de protección química, totalmente estancos, para proteger el cuerpo de partículas contaminantes nucleares. Para que estos trajes sean válidos para esta situación, en su fabricación deben llevar la normativa para ropa de protección contra contaminación radiactiva [EN1073-2]. El traje puede ser desechable o reutilizable porque es lavable.

El reloj marca las 10.50 horas de este lunes y en el almacén de la compañía es continuo el trasiego de operarios gestionando pedidos. El ruido de la traspaleta, de acá para allá, transportando palés, tiene su réplica en las oficinas con el sonido de los teléfonos para gestionar pedidos: la invasión rusa en Ucrania, al más puro estilo hitleriano, ha despertado la economía del miedo, como ya ocurrió en la pandemia, pero esta vez la gente no se interesa por llenar la despensa, sino en renovar el fondo de armario con equipos para evitar gases y partículas.

Una empleada de Global Protección gestionando el pedido de una máscara.

Una empleada de Global Protección gestionando el pedido de una máscara. Badía

La horquilla de precios del material varía en función del nivel de protección que busca cada cliente: hay máscaras desde 62 euros hasta 260 euros; trajes desechables, de 8 euros; trajes químicos reutilizables, por 30 euros; guantes anti-radiación, de 3 a 25 euros, y botas impermeables, de 8 a 25 euros.

Estafa de material en internet

Como suele ocurrir cuando hay alguna tragedia, siempre hay algún desalmado dispuesto a lucrarse beneficiándose del temor de la población. Así lo denuncia el director general de la compañía, Nicolás Ballester: "En el entorno digital, hay vendedores que se aprovechan, como ocurrió al inicio de la pandemia con las mascarillas, y están vendiendo material como si fuese NBQ, cuando se trata de productos que llevan sanitarios en hospitales para evitar el coronavirus, es decir, están comercializando material que no sirve para protección nuclear".

El CEO, el director general y el responsable de marketing remarcan una idea a este diario durante la visita a las instalaciones: "Tenemos una ética profesional y por eso nosotros no queremos aprovecharnos de la situación". Tal afirmación evidencia la responsabilidad social corporativa de Global Protección: una empresa que no descuida cuestiones como la igualdad, ya que la mitad de la plantilla son hombres y la otra mitad mujeres, y que colabora en campañas solidarias, como la que están realizando recabando material humanitario para el pueblo ucraniano.

- ¿Qué haría si le llega algún pedido de Rusia?
- Nicolás Ballester, director general de Global Protección: No le atenderíamos porque si se fija, al llegar a las instalaciones, lo primero que tenemos es la bandera de Ucrania. Por nuestra política de empresa, jamás les mandaríamos nada aunque nos hiciesen un pedido de diez millones de euros o pusieran la mayor cifra económica sobre la mesa.