Martín Zapata Férez, médico de la prisión Murcia II, situada en Campos del Río.

Martín Zapata Férez, médico de la prisión Murcia II, situada en Campos del Río.

Reportajes

El drama del Dr. Zapata y los médicos de la cárcel: amenazas, 1.000 reclusos al día... y 400€ menos al mes

CC OO alerta de que quedan "desiertas" las convocatorias: "Hay que hacer más atractivos los puestos o no vendrán facultativos a las prisiones".

11 noviembre, 2021 06:02
Murcia

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Martín es médico de familia en el Centro Penitenciario Murcia II, su nónima es de 2.400 euros, mientras que un médico de familia en un centro del Servicio Murciano de Salud cobra 2.800 euros al mes. Martín percibe 16 euros por hora extra y un médico en un consultorio factura de 28 a 32 euros. A Martín no se le reconoce la carrera profesional por ejercer en una prisión, como sí ocurre con cualquier médico de familia. Y la guinda: el ratio de pacientes de Martín es bestial y le amenazan a diario. La consecuencia de este panorama, según Comisiones Obreras, es que cada vez es más habitual que queden "desiertas" las convocatorias para Facultativo de Sanidad Penitenciaria.

"He perdido la cuenta de los insultos y las amenazas de muerte que he recibido", admite Martín Zapata Férez, cuyas canas no sabe si son fruto de sus 59 'primaveras' o del estrés de todo lo vivido en las cárceles donde ha trabajado desde los años noventa: Sangonera la Verde (Murcia I), El Acebuche (Almería) y Campos del Río (Murcia II). "El mayor problema que sufrimos los médicos de familia de prisiones es la falta de personal".

La situación de la cárcel donde trabaja Martín es un buen botón de muestra de la tensión asistencial, que provoca el déficit de sanitarios, que sufren muchas de las 97 prisiones que hay en el país. Los penales con mayores carencias, según Comisiones Obreras, son los de Alicante II; Castellón II; Las Palmas II; Huelva; Madrid III; Madrid VII; Mallorca; Murcia I y Murcia II. El caso más extremo se da en Cáceres donde directamente no hay médicos: solo enfermeros y auxiliares.

La relación de puestos de trabajo de Campos del Río estipula la plantilla de médicos en nueve efectivos: ocho facultativos y un subdirector. Sin embargo, actualmente solo hay tres médicos para 1.050 reclusos, de los cuales, cuatro de cada diez están desequilibrados. "El 80% tienen problemas de toxicomanía y un 15% un trastorno mental grave: esquizofrenia, bipolaridad...", corrobora el doctor Zapata (Murcia, 1962).

En la práctica, este médico de familia lidia a diario con pacientes con psicosis y alucinaciones, exponiéndose a un riesgo que no padece un médico de familia en un consultorio convencional. Valga como ejemplo un preso de Campos del Río que aseguraba que el diablo iba a su celda a visitarle: una veces le decía que se autolesionase y otras que atacase a alguien. "Los casos más difíciles de tratar son los que padecen un trastorno dual, donde coincide la toxicomanía con una patología psiquiátrica".

El pasillo de una cárcel española.

El pasillo de una cárcel española. Efe

El doctor Zapata concede una entrevista a EL ESPAÑOL para denunciar las dificultades que sufren los cerca de 250 facultativos empleados en los ochenta centros penitenciarios que dependen del Ministerio del Interior y que velan por la salud de 55.565 internos. 

"Me saqué mi plaza en 1991, en la oposición que convocó el Gobierno por el déficit de médicos que había en las prisiones y ahora volvemos a tener ese problema: el 40% de los médicos que entramos al Cuerpo Facultativo de Sanidad Penitenciaria nos jubilamos en los próximos cuatro años", avanza el galeno penitenciario. "Un médico con el MIR no opositará a una prisión por un motivo: las condiciones laborales y económicas son peores que en un centro de salud".

Gabapentina por la 'tocha'

Los datos corroboran las palabras de este médico de Murcia II. Silvia Fernández, secretaria general de CC OO en Instituciones Penitenciarias, precisa que hay 4.000 plazas vacantes en las prisiones españolas, de las que 255 son de facultativos y 90 de enfermería.

El modelo no resulta atractivo para las nuevas generaciones de médicos y eso se nota en la pérdida de interés en las convocatorias públicas. De media mensual, según UGT, en una cárcel, se cobran 400 euros menos que en un consultorio. Y encima, en la jornada de trabajo deben soportar las exigencias de los presos: piden psicofármacos a punta pala porque son una buena alternativa para colocarse o trapichear en el patio, obteniendo unos euros para comprar en el economato.

La gabapentina y la pregabalina se prescriben para la epilepsia o la ansiedad, pero en el 'prospecto del chabolo' su uso es otro: la cápsula se abre, el polvito se esparce en una mesa y rayita por la 'tocha' para entrar en un profundo estado de relajación. Otra práctica con esas pastillas consiste en espolvorear su contenido sobre un pitillo para fumárselas. Entre los internos también dan otro uso al trankimazin: la pastilla la machacan y la echan en un café para sentirse eufóricos.

"Cada vez es mayor el consumo de psicofármacos porque muchos internos ingresan con una adicción al hachís y la cocaína que traen de la calle", detalla este facultativo. A ese problema suman otro en la enfermería de Campos del Río: la sobrecarga de trabajo por la falta de médicos, enfermeros y auxiliares. El turno de mañana debería contar con 5 médicos: cuatro para pasar consulta y uno atendiendo urgencias, junto a cinco enfermeros y dos auxiliares. En la práctica, por las mañanas, solo hay uno o dos médicos, dos enfermeros y un auxiliar para 1.050 reclusos.

En los turnos de tarde, noche, y los fines de semana, el panorama es desolador: solo hay un enfermero de guardia. Tal situación afecta al reparto de fármacos de Murcia II, ya que los viernes, unos 500 reclusos reciben de una tacada la medicación para sábado y domingo. Muchos de ellos son toxicómanos a los que se entrega un cóctel de ocho pastillas: benzodiazepinas, neurolépticos y eutimizantes. El resultado: las usan para colocarse con el riesgo de sufrir una sobredosis.

Ángel Luis Ortiz, secretario general de Instituciones Penitenciarias.

Ángel Luis Ortiz, secretario general de Instituciones Penitenciarias.

¿Contratar médicos sin MIR?

Instituciones Penitenciarias es consciente de la tensión asistencial que hay en las enfermerías de los penales y ha convocado un proceso selectivo para cubrir durante un periodo de seis meses, las vacantes de médicos de Alicante II; Cáceres; Castellón II; Las Palmas II; Huelva; Madrid III; Madrid VII; Mallorca; Murcia I y Murcia II.

"A pesar de que convoquen este proceso de interinos, no hay ninguna seguridad de que cubran las plazas: nos pasa igual que con la oferta de empleo público anual que prácticamente queda desierta", lamenta Silvia Fernández (CC OO). "Si no incrementan las retribuciones, no se cubren las necesidades: o hacemos más atractivos los puestos de trabajo o no vendrán médicos a las prisiones", advierte la sindicalista.

"Parece que a la Administración le da igual este problema porque lleva años sin solucionarlo: se ha planteado contratar médicos sin la especialidad MIR, reclutar médicos jubilados para que hagan guardias sanitarias y ahora está interesada en implantar la teleasistencia sanitaria (como han hecho en Aragón)".

El caso es que Instituciones Penitenciarias no resuelve las carencias sanitarias en los penales y afectan al bolsillo del contribuyente: "Cuando se traslada a un preso al hospital, eso supone un incremento de gasto público porque es más caro movilizar una ambulancia y una patrulla policial, que disponer de un equipo de atención primaria en una cárcel". Además, el Defensor del Pueblo ya ha advertido de que una prisión no se puede quedar sin la presencia física de un médico, pero eso ocurre a diario en Cáceres y Campos del Río.

- Doctor Zapata: ¿Qué pasa cuando se produce una urgencia médica y no hay ningún facultativo en Murcia II?

- Cuando la situación es grave no puedes hacer esperar al recluso a desplazarte a la cárcel, de modo que los derivan al Hospital Virgen de la Arrixaca. El gasto para la sanidad pública es enorme y absurdo, solo la ambulancia son 300 euros, y encima se la quitamos a los servicios de urgencias de Mula, Alcantarilla o Alhama de Murcia.

Silvia Fernández, secretaria general de CC OO en Instituciones Penitenciarias.

Silvia Fernández, secretaria general de CC OO en Instituciones Penitenciarias.

- Doctor Zapata: ¿Cómo se garantizaría 24 horas de asistencia médica en Campos del Río?

- Tan solo habría que cubrir la relación de puestos de trabajo que tiene Campos del Río porque se construyó como un macrocentro y como mínimo, siempre debería haber un médico, un enfermero y un auxiliar. Pero eso se está incumpliendo: solo hay cubiertas tres de las ocho plazas de médico recogidas en la RPT. Además, necesitamos una unidad con un psicólogo clínico y un psiquiatra, que cubran un turno diario de ocho horas, para ocuparse de los internos con trastornos mentales y de la conducta.

Las estadísticas anuales de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias revelan que cada tres días es agredido un trabajador en una prisión española. Este facultativo cree que una de las causas de ese terrible dato es el déficit de personal sanitario: "Una mejor atención médica reduce conflictos en la convivencia, un reo con un brote psicótico puede tener alucinaciones visuales, auditivas, incluso delirios, por tanto, es imprevisible en su conducta, puede autolesionarse o lesionar a alguien".

- Doctor Zapata: ¿Cómo es una jornada suya de trabajo?

- Ahora mismo, Campos del Río, es de las prisiones peor dotadas de España en médicos y enfermeros. A veces estoy solo para 1.050 reclusos, o comparto turno con otro médico, y tocamos a 500 cada uno. A diario tengo que seleccionar y hacer cosas imprescindibles: visitar a presos en aislamiento o a los que terminan una cuarentena por Covid. También paso revisión a los nuevos ingresos y atiendo urgencias, pero se quedan pendientes consultas ordinarias, analíticas, presos con una enfermedad crónica, como una lumbalgia... No puedo hacer más porque mi turno de trabajo es de 8 a 15.30 horas y cuando acabo debo estar localizado hasta el día siguiente.

- ¿Cómo es su vida permanentemente localizado?

- Desde 2010 no nos han subido las horas extra por estar de guardia. Me pagan 7 euros la hora por estar localizado y la sensación que tengo es que nunca puedo desconectar de mi trabajo. De lunes a viernes, entre la tarde y la noche, me suelen llamar cinco o seis veces: por una sobredosis, por un problema estomacal, para hacer un parte de lesiones, para autorizar el aislamiento por mala conducta...

- ¿Se ha planteado alguna vez cambiar la prisión por la consulta de un centro de salud?

- Lo he pensado, pero con la edad que tengo estoy próximo a prejubilarme y en estos momentos veo eso más factible.