Cerca de 940 menores, 800 de los cuales llegaron recientemente a Ceuta, permanecen en un limbo.

Cerca de 940 menores, 800 de los cuales llegaron recientemente a Ceuta, permanecen en un limbo.

Reportajes

Nadie quiere a los 940 'niños perdidos' de Ceuta: ni el Gobierno ni Cruz Roja saben qué será de ellos

La ratio en Madrid es de un menor por cada 13.500 madrileños mientras que en Ceuta es de uno por cada 89 ceutíes.

26 mayo, 2021 03:11

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Los focos de las cámaras se alejan de Ceuta a medida que pasan los días y transcurre ya más de una semana desde que 8.000 personas cruzaran la valla de El Tarajal. Pero el principal problema permanece: Alrededor de 940 menores están en la ciudad autónoma en un limbo y su futuro está lejos de dilucidarse. No hay solución a la vista.

Este martes, el Gobierno, a través de su ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, llegó a un acuerdo con las Comunidades Autónomas para repartir a 200 menores procedentes de Ceuta por todo el país. Son 200 chicos que formaban parte del grupo de 340 que ya estaban en régimen de acogida en la ciudad autónoma. Es decir, ninguno de los que viajará a la península forma parte de los que acaban de llegar. Con esto, 140 permanecen tutelados en Ceuta, más 800 que cruzaron la valla la semana pasada. 940 en total, sin contar los que todavía deambulan por las calles o se refugian en precarios campamentos con el fin de cruzar el Estrecho por su cuenta.

El acuerdo alcanzado entre el Ministerio y las comunidades es una primera medida de alivio, pero ni mucho menos es la definitiva. Fuentes de Cruz Roja consultadas por este periódico desconocen qué pasará con los menores. Los voluntarios de la ONG llevan más de una semana trabajando ininterrumpidamente para brindar asistencia humanitaria y los servicios más mínimos a estos menores. El trabajo no tiene visos de detenerse. “Desconocemos la infraestructura con la que cuenta la ciudad, pero esta situación no puede ser sostenible por mucho tiempo”, aseguran estas fuentes.

Dos menores encaramados a un muro en una de las naves de El Tarajal.

Dos menores encaramados a un muro en una de las naves de El Tarajal. EP

Por su parte, la Delegación del Gobierno, preguntada por el futuro de los menores, remite a las autoridades de la ciudad, que son quienes tienen la tutela de los chicos. Lo mismo sucede con la Policía Nacional, encargada de los expedientes de Extranjería y de las identificaciones de los chicos. Desconocen por completo cuál será su futuro ni quién se encargará de ellos. Parece que nadie quiera cargar con el muerto.

Colapso

Fuentes del Gobierno de la ciudad autónoma han explicado a EL ESPAÑOL que, en este momento, el centro de menores de la ciudad, La Esperanza, tiene completas sus 230 plazas. Al mismo tiempo, el albergue temporal de Piniers acoge a otros 200 chicos. La ciudad también ha habilitado un polideportivo que se usó durante el inicio de la pandemia por Covid como hospital de campaña para acoger ahora a los menores, y así reducir la presión sobre las naves industriales de El Tarajal. Allí pasaron los jóvenes los primeros días en condiciones paupérrimas, durmiendo hacinados en el suelo o en estanterías metálicas.

La intención del Gobierno ceutí es que las naves de El Tarajal no alojen a menores y, en caso de que lo hagan, sea con unas mínimas condiciones de habitabilidad. Una tercera nave se ha preparado esta semana de manera temporal y ya cuenta con literas de campaña. Acogerá a 300 menores. “La ciudad no puede soportar este volumen de menores. Valoramos positivamente el gesto del Gobierno para descongestionar el centro de acogida sacando a 200 chicos de allí, pero de momento, no hay una solución para todos los demás”, explican fuentes gubernamentales ceutíes.

El Gobierno de la ciudad espera que las reagrupaciones familiares reduzcan considerablemente el número final de menores del que tenga que hacerse cargo. Pero este es un proceso lento. “Las reagrupaciones tienen que hacerse con todas las garantías de que se entreguen realmente a sus familias, estas tienen que reclamar a los chicos y la fiscalía de menores tiene que estar presente en cada uno de los procesos que se produzcan”, indican desde el Gobierno autonómico.

Un menor trata de llegar a nado a España por el espigón de El Tarajal.

Un menor trata de llegar a nado a España por el espigón de El Tarajal. Reuters

Junto a las reagrupaciones, desde Ceuta esperan que la medida adoptada por el Gobierno central de redistribuir a 200 chicos sea la primera de otras futuras para zanjar la crisis: es decir, que lleguen más recursos económicos y que las demás comunidades autónomas sigan arrimando el hombro para acoger a menores. Porque la nueva cifra por la llegada excepcional de estos menores pone a Ceuta en una situación desventajosa y a los menores en una mayor precariedad en el momento de ser atendidos.

Desproporción

Mientras comunidades como Madrid acogían, según datos de 2019, a 490 menores por una población de 6,6 millones, la ciudad autónoma se encarga, ahora mismo, de 940 para una población de 84.000 habitantes. Esto supone una ratio de un menor por cada 13.500 madrileños contra uno por cada 89 ceutíes.

En la reunión del martes, Belarra cerró una ayuda de cinco millones de euros a las comunidades autónomas extraída del presupuesto de 25 millones destinado a la asistencia a menores para hacer frente a esta circunstancia concreta. Ceuta se lleva 500.000 euros de esos cinco millones para parchear la situación.

El reparto de los primeros 200 menores se organizará de la siguiente forma: la Comunidad Valenciana acogerá a 25, la Comunidad de Madrid y Galicia a 20. Son las que más volumen recibirán. Posteriormente, Castilla y León se hará cargo de 18, Cataluña de 15, Castilla-La Mancha de 14 y Andalucía de 13. Asturias, Baleares y Extremadura acogerán a 11 menores no acompañados, Aragón a nueve y el País Vasco a ocho. Por último, Murcia y Cantabria recibirán a siete jóvenes y Navarra a seis. La Rioja hará lo propio con cinco menores. Melilla ha quedado excluida del reparto, así como canarias Canarias, otro epicentro de la crisis migratoria con un gran volumen de llegadas de inmigrantes en los últimos meses.

Mientras, en Ceuta, los 940 menores aguardan un futuro que, de momento, solo puede aferrarse a una temporalidad sin fecha de caducidad. Sus condiciones de vida están lejos de encontrar una mínima estabilidad.